Un mismo ritmo mueve las almas y las estrellas

Proyecto «Barrio 25 y 4»
agosto 23, 2020
racismo

Sé que algunos se estarán preguntando «¿quién es él», o de «qué se trata lo que voy a leer?» Muy sencillo. Es un tema sobre el que han leído o visto muchas veces algo, el racismo.

Para muchos el significado de la palabra racismo está unido a negro ¿Se han preguntado si nuestros ancestros habrían querido salir del continente africano? Sí sabemos que fueron obligados a desalojar su tierra, su nación, su hogar y su familia. Y sí, de esto se trata mi texto, del racismo, de los negros, y también del maltrato y la falta de humanismo.

No somos una especie distinta, ni nos diferenciamos en nada a los otros colores. También sentimos, amamos, queremos, soñamos y sufrimos. Desde que fue prohibida la esclavitud en el mundo, muchos no pudieron aceptarnos como humanos. Nos veían como seres diferentes.

¡Qué ironía la vida! Se nos aparece como un incansable proceso de transformación. Todos los entes —del mineral al hombre— existen por la transformación de sus propias circunstancias y de sí mismos en ellas. La vida es fluencia, movimiento. Están ellos, los que luchan contra la discriminación racial, pero también lucha el mineral con sus circunstancias de piedra y nace de esta lucha su interna armonía; lucha la planta por transformar en sabia y flor y fruto los jugos de la tierra.

Todo en este mundo es una lucha para adaptarse, primero, a las circunstancias naturales, y luego, por someter esta a sus necesidades y caprichos: lucha eterna de contrarios.

No quieren abrir sus ojos y ver todo el sufrimiento que están provocando a niños, jóvenes y familias sólo por el simple sentido de que sean de piel mestiza o negra. Con el color les basta para acudir al maltrato humano. Han muerto muchos negros injustamente, que han sufrido ofensas y maltratos por ser de tez oscura; criticados por muchos de sus compañeros de escuela, obligados a alejarse por aquello que llaman un defecto.

Hoy estamos en pleno 2020. Las modas, la tecnología y el racismo han cambiado de tal manera, que ya no es solo del blanco al negro, sino que también del negro al negro. Ha sido tanta la lucha que se han adaptado al régimen. Muchos se han rendido a esta guerra de prejuicios raciales. Una guerra generada por un concepto inútil: los blancos al poder.

No hay poder alguno ni fuerzas superiores. Todos somos humanos hijos de la misma creación. Respiramos el mismo aire y pisamos el mismo suelo. Es cierto que estamos luchando aún contra los prejuicios, pero también siento que esta guerra está dividida en varios bandos. Ya no estamos luchando contra los blancos, estamos luchando contra el racismo.

Yo he visto mucha violencia en el mundo, pero también he visto amistad, cariño entre blancos y negros. Hay blancos que se han dado cuenta que son nuestros hermanos, que solo nos diferencia el color de la piel, que por dentro todos somos iguales; se han dado cuenta que existir es para todos los humanos y no solo para los que se crean puros; algo más que encontrarnos en el mundo.

Todo va de transformar ese mundo que se nos da como antagonista y escenario. Si todos nos diéramos las manos y dejáramos atrás los prejuicios, las guerras, el odio y la maldad todo fuera mejor. Viviríamos en paz, todo se resolvería en un viejo verso pitagórico: «un mismo ritmo mueve las almas y las estrellas».

Pues sí, amigo lector, si eres negro o blanco, escucha este consejo: no juzgues a nadie por lo que trae por fuera; observa lo que trae dentro y después júzgalo si quieres.

 


Nota: Esta colaboración ha sido publicada gracias al esfuerzo conjunto de Dialektika y Barrio 25 y 4. Este último tiene como objetivo exponer los resultados del trabajo social y cultural llevado a cabo con adolescentes y jóvenes pertenecientes a dicho proyecto. Nuevas Voces es el espacio utilizado por sus miembros. A través de la escritura como catarsis y reflexión ponen en práctica las herramientas y habilidades adquiridas durante casi 1 año de debates y talleres.


 

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