Sujeto y subjetividad en coronavirus

Sujeto y subjetividad

Fragmento del libro "Ideología - Nosotras en la época. La época en nosotros"
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Sujeto y subjetividad*

Por Jorge Alemán

Foucault es el primer pensador que pone un importante acento en el estudio del neoliberalismo con su noción de biopolítica, como respuesta a los problemas que ya tenía el capitalismo en los años setenta del siglo pasado para encontrar formas de legitimación que le otorgarán cierta sustentabilidad. La solución neoliberal al problema de la legitimación cultural y política del capitalismo pasó por encontrar el llamado «gobierno de las almas». El neoliberalismo se propuso como una pastoral, cuyo fin era unificar el mando general de las relaciones de poder con las distintas producciones de subjetividad. Estas producciones de subjetividad cumplen con dos programas simultáneos; por un lado, siempre hay una instancia que las unifica bajo la égida de la dominación neoliberal, pero a su vez, las subjetividades se presentan animadas en la vida social bajo un modo fragmentado, segmentado y determinado tanto por fantasmas como por ideologías diferentes.

El rasgo más distintivo del neoliberalismo consiste en capturar y producir subjetividades acordes con la reproducción ilimitada del capitalismo que, si bien no resuelven sus tensiones internas, ofrecen un territorio donde se configuran, se extinguen y se rehacen.

El rasgo más distintivo del neoliberalismo consiste en capturar y producir subjetividades acordes con la reproducción ilimitada del capitalismo que, si bien no resuelven sus tensiones internas, ofrecen un territorio donde se configuran, se extinguen y se rehacen. Por ello el asunto crucial para el neoliberalismo no es ni apaciguar ni reconciliar las tensiones internas, sino lograr que las mismas siempre queden bloqueadas ante la posible emergencia de un proyecto de transformación, basado en la construcción de un sujeto capacitado para intervenir en su contexto histórico y tejido de distintas piezas heterogéneas entre sí. Ese bloqueo no procede necesariamente desde un poder represivo y vertical, pues las tensiones internas están constitutivamente bloqueadas por el modo mismo en el que se han producido, y por el horizonte simbólico que comparten.

Foucault ya vislumbraba que la maquinaria capitalista de lo ilimitado, si quería seguir funcionando, tenía que introducirse en la propia subjetividad, incluso rediseñándola para continuar.

Un horizonte marcado todo el tiempo por la aceleración adecuada al ritmo de los flujos financieros y, sin embargo, retornando siempre al mismo lugar en el cual el capitalismo se autopropulsa. Foucault ya vislumbraba que la maquinaria capitalista de lo ilimitado, si quería seguir funcionando, tenía que introducirse en la propia subjetividad, incluso rediseñándola para continuar. No se equivocaba en su apreciación, pues el neoliberalismo a lo largo de estas dos décadas del siglo xxi no ha parado de desarrollar dispositivos, técnicas, saberes y estrategias, como discursos que operan en el sujeto para enlazar poder y libertad en la sociedad de control que describe el pensador francés. Y que se ha trasladado hasta nuestros días. En este aspecto, el neoliberalismo es el dispositivo que intenta borrar el sujeto, en su singular existencia como hablante, sexuado y mortal, pues pretende sustituirlo por una subjetividad que intenta siempre ser contemporánea de sí. Suelo insistir en que se debe distinguir al sujeto constituido por el Otro simbólico (un sujeto vacío, no idéntico a sí mismo y eventualmente abierto a la causa del deseo) de las relaciones de poder productoras de la subjetividad del consumidor-consumido. Sin esta diferencia, todo quedaría enredado en las relaciones de poder, y se volvería imposible determinar en qué lugar se puede efectuar la sustracción de las mismas. Por ejemplo, para decirlo rápidamente, una experiencia contrahegemónica de constituirse como tal siempre lo haría a partir del sujeto y no de la subjetividad. Sin embargo, debo destacar que Judith Butler en distintas ocasiones ha objetado esta posición. Para ella, en su crítica a Lacan relativa a la tachadura del sujeto (vacío irreductible a toda identificación o representación) no debería ser considerada como un «a priori trascendental». Para la filósofa estadounidense, la barra que tacha al sujeto — indicadora de su inconsistencia y no completud— debe ser captada como un efecto de la dominación, construida históricamente.

Sujeto y subjetividad
«Ideología – Nosotras en la época. La época en nosotros»

A juicio de Butler, esa barra le impediría al sujeto, en nuevos y distintos contextos históricos, su desplazamiento, para así poder optar por nuevas identidades sexuales que fueron reprimidas en la secuencia histórica en que la barra se produjo. Pero para Lacan esa barra es estructural e irreductible, jamás borra las distintas y posibles elecciones del sujeto. El sujeto puede identificarse como queer, travesti, trans y otras modalidades, pero eso nunca cancelará la división radical del mismo, puesto que ella seguirá operando en esas identificaciones, y además el sujeto tendrá que decidir cómo saber hacer algo con la misma.

Precisamente, el lugar donde se encuentran siempre las subjetividades producidas por los distintos dispositivos del neoliberalismo se ubica en las relaciones de dominación. Tal vez esta distinción, que en muchos casos no ha sido efectuada por algunos seguidores de Foucault, explique por qué su asistente personal, François Ewald, interpreta a su maestro en clave neoliberal, lo que en la actualidad podría llevar a pensar en Ewald como un precedente lejano de estos libertarios que interpretan los confinamientos — que tratan sanitariamente la pandemia— como una imposición del poder. Así se observa que las medidas tomadas por diferentes gobiernos en todo el mundo a favor del control del coronavirus, sin embargo, están siendo interpretadas por estos «ciudadanos» como una coacción a «su» ejercicio de libertad. En las distintas marchas que proliferan por el mundo de los llamados «negacionistas» se puede ver una curiosa metamorfosis: las imposiciones que proceden de los gobiernos para atajar el alcance letal de la pandemia son subjetivadas como ejercicios del poder frente al cual hay que sublevarse. Sin embargo, esta «insubordinación libertaria» frente a las imposiciones sanitarias encubre su reverso, a saber, una servidumbre extrema al mercado para que prosiga en su funcionamiento, sin atender a los efectos que aseguran el desastre.

En cualquier caso, el neoliberalismo es una suerte de absolutismo que no debe confundirse con los totalitarismos históricos del siglo xx, los cuales no se basaban explícitamente en la captura de la subjetividad, aunque tuvieran una aspiración similar.

Hay que recordar que Foucault, al dejar atrás su famosa hipótesis represiva, la que no daba cuenta de las verdaderas operaciones del poder, llegó a pensar en una sociedad de control en la que ya los muros de la cárcel se comenzarían a difuminar. No obstante, el neoliberalismo ha inaugurado una nueva etapa de prisión carcelaria: campos de prisioneros, de refugiados y de inmigrantes para criminalizar a los sectores precarios a los que a través de distintos procedimientos excluye del campo simbólico, donde aún se podrían transmitir experiencias que ordenasen la vida. En cambio, algunas filósofas feministas posteriores que siguen la estela de Foucault, me refiero a Nancy Fraser, Wendy Brown y a la mencionada Judith Butler, cuando abordan el problema político y analizan las enormes desigualdades que se dan dentro del neoliberalismo, no descuidan el factor punitivo del mismo; aspecto que Foucault en sus reflexiones biopolíticas, por razones históricas, no atendió suficientemente. En cualquier caso, el neoliberalismo es una suerte de absolutismo que no debe confundirse con los totalitarismos históricos del siglo xx, los cuales no se basaban explícitamente en la captura de la subjetividad, aunque tuvieran una aspiración similar. Digo absolutismo, porque el neoliberalismo intenta verdaderamente una apropiación integral para lograr que se borren todas las diferencias constitutivas y las ficciones orientadoras del espacio democrático.


* Fragmento del libro Ideología – Nosotras en la época. La época en nosotros de Jorge Alemán publicado por la editorial Ned Ediciones

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