Leonor I de España, o sea, en plan…

noviembre 4, 2023

Recuerdo que en 2002, cuando se entregó a Woody Allen el premio Príncipe de Asturias, el cineasta empuño en micrófono para declarar «recibir este premio es para mí como un cuento de hadas… ¡con príncipe y todo!». Me hizo gracia, pero pensé que así es como nos ven en el extranjero adinerado: con sorpresa, como si el hecho de contar España con casa reinante fuera ligeramente diferente al caso británico, como si fuéramos unos exóticos imitadores, una rara raza que se revuelca gozosamente en toros, flamenco, paella, sol ardiente y para colmo testas coronadas.

Y así es, vistos los gustos mostrados por gran parte de la población española estos días de puesta de largo de la princesa Leonor como primera en la línea de salida para la realeza, y vistos los gustos también de políticos populistas como Isabel Díaz Ayuso.

Pero la pregunta, creo yo, no es si España es un país monárquico, sino si es un país de súbditos. Debemos serlo, poniendo en perspectiva los acontecimientos de la Guerra de Independencia de 1808 (estupendamente narrada por Galdós en la primera serie de los Episodios Nacionales, toda ella memorable, pero especialmente los consagrados al 2 de Mayo, al cerco de Zaragoza y a los partisanos de Juan Martín el Empecinado; por cierto que Hegel dijo que Cádiz había sido ideas sin acción, y las guerrillas acción sin ideas), y sopesando el tremendo ascendiente que aún tiene sobre la gente de aquí un señor bajito y dubitativo muerto hace ya casi medio siglo. ¿Y si la pobre Leonor hubiera querido también ser ella misma una súbdita cualquiera, arropada de un cotidiano anonimato y con sus rarezas privadas, como la perversa Leonor de Javier Krahe? Porque la fama es lo que tiene, que te mete en un corsé en el que desapareces como individualidad, transformado en un mero trámite mediático. Ayer, por ejemplo, vi a Aitana Bombatí agradeciendo el título de mejor jugadora de la UEFA y a la vez no la vi, puesto que lo que dijo fue exactamente lo mismo que dicen las cantantes que «han llegado» o los triunfitos que han tocado pelo: que si «jamás hubiera esperado esto», que si «este reconocimiento no es sólo para mí». Que está muy bien, pero compárese con la salida de Woody Allen en los premios asturiano. Woody será muchas cosas, pero no un súbdito complacido y complaciente de nada. Como tampoco Leonor es la afortunada aspirante a la grandeza histórica, puesto que lo que recibió ayer más que una corona virtual, como encerrada en una capsula del tiempo, fue un saco de cadenas -ya se sabe, eso tan nuestro de ¡arriba las caénas! Vestía de un blanco impoluto que ni Ariel, Leonor de Aquíspaña, supongo que como signo de pureza (Victoria Federica debió sentirse mucho más mayor y experimentada…), rubios cabellos angelicales disciplinados por una coleta, luciendo como un fetiche viviente, como una corderita destinada al sacrificio, tan modosita, tan bien entrenada… La dichosa televisión, que es un mass media de pueblo (no del pueblo, pero sí para el pueblo…), regresando a su vieja tarea, bendiciendo la unción real y admirando a la nueva Barbie Superstar.

Leonor, que acaba de aprender que los reyes no son los padres, sino los medios de comunicación… Leonor, a quien Joaquín Sabina no va a hacer una canción, como hiciera a Cristina Onassis, porque tuvo a sus padres cenando en su casa y perro no muerde perro… Leonor de Borbón (mi nombre es bon, bor-bón…), una adolescente no muy alta pero a la altura de un cuento de hadas, a la que deseamos de corazón toda la suerte del mundo porque sin duda la va necesitar.

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  1. Eso de la realeza en España no es precisamente un cuento de hadas sino una ridícula pantomina, esa tal «princesa» es una chica cualquiera y como tal debería ser tratada. Si al señor que actualmente se conoce como rey ,siempre en minúsculas, nadie le respeta ni le hace caso ¿como será a esa chica?. Alli ese tal Sánchez, por ejemplo, prácticamente manda al rey al carajo negociando y dando privilegios a unos delincuentes para mantenerse en el poder haciendo de las suyas y enriqueciendose y ya verán que el «rey» no tendrá el valor de negar la validez de la cuestionada ley que los libera.

  2. Alo president es decir Hola Hugo. Tienes razón en todo. Perro Xanxe acaba de urdir un golpe de estado para impedir que ESPAÑA vuelva a ser unitaria, confesional e imperial. Las raíces de la patria pierden pie, el futuro se globaliza inexorablemente. Pongamos nuestra fe es que unos cuantos espíritus egregios, movidos por la lealtad al Movimiento, pongan orden a este sinDios. Garrote vil a Yolanda Díaz, como a Mariana Pineda!!!!

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