Gene Hackman, antes muerto que sencillo

febrero 28, 2025
El ganador del Oscar Gene Hackman corta la tarta en el plató de su nueva película, La aventura del Poseidón, en 20th Century Fox.

Gene Hackman y el elenco de The Poseidon Adventure celebrando sus premios Óscar (1972). 📷 Bruce H. Cox, Los Angeles Times.

El cine consiste en gente normal y corriente que acude a una sala a ver cómo son los placeres y desventuras de la vida de los guapos, con unas cuantas egregias excepciones, como lo son Edward G. Robinson, Dustin Hoffman o Gene Hackman.

Hackman no era especialmente guapo, en efecto, pero sí tremendamente telegénico, o cinegénico, o fotogénico, como se diga, y además tenía la estupenda virtud de que no le importaba hacer de malo, o de cínico, o de segundón, porque incluso en segundo plano llenaba la pantalla y daba profundidad al propio protagonista, el guapo de turno (acabo de recordar al entrenador de esqui de El descenso de la muerte, con Robert Redford, que, por cierto, los va a sobrevivir a todos). Así, en Enemigo público la película no empieza hasta que no aparece Hackman, en Bonnie and Clyde es el hermano grandullón de Clyde que resulta mucho más creíble como redneck que Warren Beatty, en Postales desde el filo propina tal tierno abrazo de oso a Meryl Streep que nos demuestra que también podía resultar seductor, La tapadera no sería el film inquietante que es sin él fungiendo de corrupto de tercera, sería imposible (hasta hoy, desgraciadamente…) creerse que un presidente de los EE.UU. podría matar a alguien con sus propias manos de no ser por Hackman en Poder absoluto, y un largo etcétera.

Siempre dije que Sin perdón es una película de Gene Hackman en la que también sale Clint Eastwood, sobre todo por dos motivos: porque ningún otro podría estar a la altura de parecer un rival realmente tenebroso de Eastwood en un western, y por la violenta escena del «pato de la muerte», en la cárcel con Richard Harris, que es de antología. No en vano, el Óscar se lo dieron a él, no al otro vaquero…

Cuando era niño vi French Connection varias veces, que televisión española programaba mucho porque salía Fernando Rey y tenía una famosa secuencia de persecución de coches, pero la verdad es que no me enteré de nada en absoluto -me ocurría muy a menudo, y todavía hoy me ocurre-, y además ya por entonces me sorprendió que no hubiera ningún guapo o guapa en el reparto.

Pero, de entre todas las formidables actuaciones de Hackman perdonadme que yo prefiera el Lex Luthor de Superman, primera entrega.

Esa película es mucho más de lo que parece: tiene un guion colosal, el físico de Reeve clava el personaje y las vistas de Nueva York son espectaculares y hasta melancólicas, pero lo que remata todo, el broche de oro, es Lex Luthor, un personaje cómico de la talla de un Peter Sellers. Todas las frases de Lex Luthor son geniales, y Hackman las bordaba. Sabía hacer eso y sabía a la vez ser el marido carismático de Susan Sarandon en Al caer el sol, el solitario que toca el saxofón en La conversación de Coppola y el detective que en La noche se mueve le dice algo como esto a una núbil nepobaby Melanie Griffith -cito de memoria-: «a tu edad a menudo crees que la vida no tiene sentido, pero por si te sirve de consuelo en la mía sucede lo mismo…»

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