Escape de New York o Snake, el último guerrero rebelde del cine

agosto 27, 2022

Para muchas de las personas que hemos trascendido varias décadas (dentro de las que me incluyo), el mejor cine se hizo en los ochenta. Se nos puede acusar de delirio, de nostalgia, pero, aunque aquellas películas no eran perfectas y muchas caían en la categoría de bodrio, tenían una irrepetible rebeldía. Eso se debe a que sus jóvenes directores y guionistas eran mucho más osados; no les preocupaba lo políticamente correcto como ahora, solo decir.

También es un lamentable hecho que Hollywood, para no ofender y seguir vendiendo, censura ideas atrevidas y originales. Nos satura con cadáveres de remake tras remake, aprovechándose muchas veces de manera mediocre, de ese mismo sentimiento de la nostalgia.

John Carpenter es uno de los mejores cineastas de los ochenta; su amplia cinematografía no es perfecta, pero si merecedora del nivel de cine de culto. En cada película siempre reflejó una variante del miedo del norteamericano promedio, inmerso en una sociedad que lo mantiene feliz mientras su vida es controlada el consumo.

John Carpenter's Escape from New York
John Carpenter’s Escape from New York

Escape de Nueva York estrenada en 1981, fue la primera oportunidad de este director de disponer de un presupuesto holgado. Logró adaptar un guion escrito por él y Nick Castle en 1974, inspirado en el escándalo de Watergate. Trama que al principio fue rechazada por varios estudios al considerarlo demasiado violento, terrorífico y extraño. Fue gracias al éxito de sus películas anteriores, Halloween (1978) y Niebla (1980) logro conseguir, la luz verde a este proyecto.

Este filme representa un muy entretenido homenaje al cine western y a los antihéroes del comic. En Escape de New York, nos encontramos con su primera película con un mensaje claramente anti-sistema.

La trama nos ubica en un distópico año 1997, años después de que el crimen en los EEUU llegase a extremos niveles de 400%. Las autoridades decidieron convertir la isla de Manhattan en una mega prisión de alta seguridad, en la que no hay guardianes y los reclusos viven bajo sus propias leyes, aunque el escape es imposible. Pero un accidente de avión hace que el presidente de Estados Unidos (Donald Pleasence) vaya a parar a la isla. Un hombre, Plissken (Kurt Russell), conocido como Snake y antiguo héroe de guerra ahora convicto, recibe la misión «obligada» de rescatarle.

Lee Van Cleef, Harry Dean Stanton, Adrienne Barbeau, Tom Atkins, Isaac Hayes o Ernest Borgnine acompañan a Russell (muy seguro se trate de su mejor y más trascendente papel) en una película muy interesante y entretenida, si se descartan sus problemas de base y donde el director cosechó uno de sus éxitos más celebrados tras las cámaras.

A modo de curiosidad se puede agregar que en la construcción de los decorados intervino un novato: James Cameron. El mismo decorado fue empleado en la película Blade Runner.

Este filme contó con una secuela (Escape from LA, 1996), simpática, pero carente de la originalidad; algunos críticos la consideran un propio remake de la primera. Sin embargo, esta película refleja una denuncia distinta al hombre del poder. Aquí el presidente es elegido a un gobierno de por vida, o sea una tiranía. Él declara que cualquiera que no se ajuste a las nuevas leyes de la «Moral América» donde se prohíben cosa tales el tabaco, bebidas alcohólicas, drogas, la carne roja, armas de fuego, malas palabras, el ateísmo, la libertad de la religión y el sexo fuera del matrimonio sería despojado de su ciudadanía y deportado -en esta ocasión- a la «ISLA» de Los Ángeles a menos que se arrepientan y elijan la muerte por electrocución.

Además de esta secuela remake, existen continuaciones de las aventuras de Snake en el mundo de las viñetas, y varios filmes hechos por fanáticos (la mayoría muy malos). Pero quizás el mejor homenaje es la saga de videojuegos Metal Gear Solid Snake (Serpiente Sólida). El propio director del juego, Hideo Kojima lo reconoció públicamente, declarando que Escape… era una de sus películas favoritas de todos los tiempos. Además, en Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty, Snake utiliza un pseudónimo: Iroquois Plissken, el mismo nombre del personaje del film de Carpenter con bendición de este mismo.

Snake Plissken es un ex héroe de guerra de la Tercera Guerra Mundial que se convirtió en un criminal. El hombre más joven condecorado por el presidente, pero condenado por robar el depósito de la Reserva Federal en 1997. Cadena perpetua en la Penitenciaría de Máxima Seguridad de Nueva York. Es algo así como un soldado muy pero muy experimentado. Se le pide que haga un trabajo porque es bueno.

No le importa nadie, a menos que lo respete. Su respeto es muy personal y emocional. Juzga a las personas con dureza. Se ha agriado en el mundo y el gobierno. Las ideologías y las causas lo aburren porque conoce la falsedad de ambas. Se trata de un personaje cansado de las estupideces del mundo.

No es demasiado inteligente, solo está muy seguro de sí mismo, con una mente decidida en lo que debe de hacer para llegar del punto A al punto B en línea recta, incluso si él tiene que matar para hacerlo. Hay una actitud muy cínica sobre él: es muy frío y capaz pero, también muy sentimental.

Escape de New York sobresale mucho por su tenebrosa calidad visual. Nos muestra una ciudad derruida y apocalíptica, repleta de criminales y psicópatas por todos lados.

El año 2020 recuerda un poco a ese filme. Las imágenes de los motines que han barrido Estados Unidos, el caos de Seattle, donde llegó a ser desplegada la Guardia Nacional ante el intento desastroso de crear un pueblo socialista libre de policías. La propia ciudad de New York se vio cerrada por la situación grave de la plaga del cov 19 (Nadie entra y nadie sale). Yo mismo, cada vez que revisito este filme, no puedo evitar mis comparaciones de varios sectores de la mega prisión distópica.

El tiempo no ha afectado el ritmo narrativo de la película; no aburre gracias a la equilibrada mezcla de acción y la música compuesta por el propio director que acompaña de manera adecuada, todos los momentos del filme.

La crítica que refleja la trama es muy significativa. Uno no puede evitar preguntarse qué clase de personas rigen el poder sobre nosotros, o si es necesario el aislamiento total de los seres más despreciables de la sociedad.

Existe el enfrentamiento de ideales entre Snake, que no está de acuerdo con el sistema pues lo ha sufrido, y por la otra, el alcaide de la mega prisión que, aun conociendo la injusticia del gobierno, vive de él e intenta preservarlo a cualquier precio.

El presidente representa a un individuo que está acostumbrado a tener todo el poder y que debido a las circunstancias lo pierde. A lo largo de la película este personaje sufre una evolución; en un principio se trata de un hombre débil y aterrado que progresivamente va mostrando su verdadera cara, conforme Snake le va devolviendo a su status anterior durante la huida.

El alma de esta película reside en sí en la figura de su antihéroe y la ironía que representa su historia; una persona que es el odio a la autoridad encarnado, es obligada a rescatar a alguien que lo controla todo.

A Snake le hubiera gustado mucho, haber vivido cuando había un código de honor, cuando había valores que podría haber entendido. Pero ahora, sabiendo que los valores del resto del mundo no comparten en absoluto los suyos, solo dice «olvídalo» y –como nosotros- sigue adelante. Es un sobreviviente.

Referencias

John Carpenter, The Last Bad Boy , Sci-Fi Entertainment, Vol. 3, Número 2, agosto de 1996.

John Carpenter, Film Fear: Three Directors Darkly, Prevue 43, Vol 2, Issue 3, noviembre-diciembre de 1980.

 

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