Battle royal: La juventud que debe morir por su país

Battle royal: La juventud que debe morir por su país

El gobierno no escucha los gritos de las nuevas generaciones; estas solo le sirven de combustible, de carne, para que la sociedad se mantenga funcional
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¿Estarías dispuesto a matar a cualquiera para mantener tu vida? Por supuesto, al inicio la respuesta sería «no» ¡Jamás! El amor, la amistad, la fe, los principios éticos, impedirían realizar semejante atrocidad… al principio. Aun así, nuestros cerebros al ser castigados por una situación extrema pueden sacar a relucir ese instinto asesino que reprimimos, que no necesitamos en nuestra vida diaria. Pero el monstruo sigue ahí, latente en nuestro interior.

Este es uno de los primeros mensajes de Battle royal; comienza a sonar el Réquiem de Giusseppe Verdi mientras nos describen una sociedad sumida en la violencia y el caos. Nos muestran imágenes de un reality show sangriento y brutal. Las cámaras enfocan a una niña empapada en sangre que sujeta un peluche y sonríe de manera siniestra: es la ganadora del programa del Battle Royale.

Al inicio del año 2000 apareció en las salas de cine esta película japonesa cargada de furia, que bebe de la estética manga con avidez; no es difícil encontrar rastros en ella de Aula a la deriva, de Kazuo Umezu, o 20th Century boys, de Naoki Urasawa, así como de sangrientos videojuegos de lucha como el mítico Tekken. Esta película hace del salvajismo su bandera y escandalizó a no pocos espectadores en su día. Uno no puede evitar preguntarse, qué esperaba la audiencia de un filme donde, desde su poster se anunciaba la lucha a muerte de 42 adolescentes en una isla desierta ¿Una comedia romántica de vacaciones después de clase?» Para Tarantino, este es el mejor filme en los últimos veinticinco años; su estreno conllevó a una encendida discusión sobre los extremos de la representación en el cine. Analicemos algunos aspectos de este clásico.

Battle royale  es una película japonesa dirigida por Kinji Fukasaku, estrenada el 16 de diciembre de 2000 y basada en una novela de Koushun Takami. El éxito de la misma daría lugar a la película, una secuela, un manga seriado y hasta su propio juego online. El argumento nos sumerge en un futuro distópico en la línea pesimista de clásicos como 1984 (George Orwell) o Un mundo feliz (Aldous Huxley).

La trama se desarrolla a principios del tercer milenio; la situación en Japón se ha vuelto incontrolable. La tasa de desempleo alcanza el 15% mientras que en las aulas la violencia de los alumnos está fuera de control y provocan motines masivos y agresiones sin fin al profesorado. La total  falta de respeto a los personas mayores, un aspecto muy alarmante en la sociedad japonesa, conllevan al presionado  gobierno a tomar una extrema y lunática  medida: la Ley battle royale. Al considerar que todos los centros estudiantiles sufren el mismo problema de anarquía, cada año, se elegirá por sorteo un aula de un instituto cualquiera del país y los alumnos serán llevados a un lugar aislado, donde tendrán que luchar a muerte entre sí durante tres días o hasta que solo quede uno vivo.

Como si fuera un videojuego, a cada jugador se le suministra un arma determinada y debe acatar una serie de reglas, como la que se les prohíbe permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar, o estallará el collar que llevan todos los participantes al cuello. Entre los estudiantes encontramos otakus, rebeldes, nerds, femme fatales, o simples niños; todos tendrán una única alternativa, asesinar a su compañero más cercano. Aun así, todos conocemos que existen personas capaces de superar sus propios límites y pasar de meros humanos a extraordinarios supervivientes.

El filme intenta responder a la transformación de unos jóvenes en sanguinarios asesinos. El director se divierte jugueteando con la perversión de la inocencia y crea secuencias tan memorables como la del grupo de chicas que se refugia en un faro tras prometerse que nunca entrarán en el sanguinario juego. Minutos más tarde, la ira, la frustración y el miedo hacen mella en sus mentes hasta que la sangre cubre el suelo y las paredes. Resulta muy aterrador cómo se pueden torcer los sentimientos bajo una fuerte presión sicológica.

El gobierno no escucha los gritos de las nuevas generaciones; estas solo le sirven de combustible, de carne, para que la sociedad se mantenga funcional.

El filme refleja, en una especie de afinidad muy retorcida con nuestra realidad, que el gobierno es capaz de hacer y deshacer con la vida humana, en este caso, cuando decide darle un escarmiento de sangre a toda la juventud por el «bien» del país. Esto pone en duda, de manera muy depresiva, la capacidad de poder de la juventud para cambiar su propio mundo. El gobierno no escucha los gritos de las nuevas generaciones; estas solo le sirven de combustible, de carne, para que la sociedad se mantenga funcional.

Por otra parte, ¿la temática del filme no les parece familiar? Pues a mí sí: Los juegos del hambre (iniciadora del género de la distopia adolescente que terminó en el tedio por tanta repetición de formula). Aunque su autora no lo quiera admitir, su novela tiene demasiado de este argumento; muchos éxitos de la pantalla grande, chica, literarios y en formato de videojuegos, utilizaron este pedestal para crear situaciones e historias bastantes parecidas. Todas o al menos la mayoría, lograron conectar bien con la audiencia.

Aunque muchos consideren Los juegos del hambre una copia vilipendiada de Battle royal», me gustaría hacer una aclaración. La saga de LJDH, tiene una trama muy similar a Battle royal, pero no comparte el mismo objetivo final. Katniss y su transformación en un ídolo popular (el «sinsajo»), enfrenta a la máxima autoridad a punta de rebeldía y humildad. Battle royal, en cambio, nos hace testigos de cómo la compleja psicología humana puede quebrarse en mil pedazos dentro de un survival.

Por otro lado, el filme sufre de cierto esquematismo y una repetición continuada de situaciones en su desarrollo, que no le hacen ningún bien. Las actuaciones de los jóvenes son más que convincentes y el humor sanguinario funciona como un mecanismo de relojería. Pero su capacidad para provocar, hoy en día, y con los horrores que se han visto, ha caído en picada. Después de presenciar auténticos realities que superan en bajeza a la película de Fukasaku o percatarse de cómo el género cinematográfico del torture porn (Porno de tortura) arrasa en las taquillas sin necesidad de humor negro alguno.

Aun así, les garantizo que Battle royal a pesar de su sangre y violencia es muy entretenida; no apta para los políticamente correctos. Y a pesar de que nos muestre un futuro distópico y sin escrúpulos, podemos siempre percatarnos o preocuparnos que la propia realidad, siempre puede ser más cruda que la más inhumana fantasía.

Referencias

Battle Royal de Kinji Fukasaku, 2000.

Battle Royal, reseña vilches.moises,  12 de enero, 2015.

Cine y Polemica, Battle Royal, Javier G Trigales, 16 de noviembre 2010.