al absurdo en Albert Camus

Dios y la lógica del absurdo. Una visión sobre la naturaleza humana y su condición en la filosofía de Albert Camus

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«Contrariamente a muchos ilustres contemporáneos, yo no creo que el hombre sea, por naturaleza, un animal social. A fuer de sincero, pienso lo contrario. Pero sí creo, lo que es muy diferente, que no puede vivir ya fuera de una sociedad cuyas leyes son necesarias para su supervivencia física» (Camus, 1985, p. 346).

 

El absurdo, como concepto medular en la obra de Albert Camus, es la consecuencia lógica de un mundo privado -o al menos divorciado- de sentido y de Dios. En el ser humano, la asimilación del absurdo precisa la reafirmación de la idea de extrañez frente a un mundo que no es claro ni se explica ante sus interrogaciones. Para elaborar esa sentencia, Camus precisó una visión acerca del hombre, de la naturaleza y de la condición humana, que se distinguió en algunos aspectos de las de sus contemporáneos. Una visión en la que la naturaleza humana, por ejemplo, se consideró el motivo -o el fin último- de la moral si se toma como la parte más irreductible y única que llena de orgullo al ser y lo descubre superior en oposición a los otros seres vivos -y las cosas- que le rodean. Se dice superior porque el ser humano es el único que carga con el peso de una razón que le impide, bajo determinadas circunstancias históricas, contentarse con el orden de cosas existente. Gracias a ella, todos los hombres participan de una misma naturaleza, que se complementa de un trasfondo moral y se identifica con una forma de trascendencia de la que todos somos participes. Sin embargo, aludir a la naturaleza humana precisa necesariamente de un análisis sobre el antecedente de esa realidad, es decir, sobre la condición humana.

Porque una condición es aquello sin lo cual algo no puede existir; decir naturaleza humana sin condición (o incondicionada) significará algo imposible, incluso decirlo a la inversa puede considerarse un esfuerzo incompleto o vacío. En la filosofía europea contemporánea se utiliza la expresión «condición humana» para designar el contenido de la «naturaleza humana», y Albert Camus comparte dicha acepción. Este «contenido» no es otro que la visión del hombre en su situación existencial desde una perspectiva trágica, y de este modo Camus modifica el concepto de «condición humana» desplazando su significación de antecedente hacia aquello que lo caracteriza, o lo que le hace propiamente hombre. Dicho de otro modo, la condición humana está en su propia naturaleza, la cual incita a una incesante búsqueda de verdades.

Así, la condición humana tendrá una doble acepción ya que, si remite a la razón y al cuerpo en cuanto concierne a la naturaleza del hombre, entonces se corresponderá una metafísica y una histórica en cuanto refiera a su condición.

La primera, condición metafísica, define al hombre en un estado de exilio, que en la filosofía de Camus significa la actitud de distanciamiento del hombre hacia un mundo del cual no se siente parte y donde nada tiene un sentido claro y explícito. Dicha condición se caracteriza por la absurdidad, el pesimismo y la injusticia de una vida divorciada de universales abstractos. Para Camus esta condición es el objeto de la rebelión metafísica ya que, frente a la absurdidad, se encuentra una grandeza implacable e inmanente en el hombre llamada dignidad que exige en primer lugar sentido y unidad, y en segundo lugar no ser tratado como un medio sino como un fin en la disposición divina del orden de las cosas.

La condición metafísica se manifiesta así en la idea de que el hombre es un ser contradictorio, y en su contradicción rechaza al mundo tal y como es, pero se niega a abandonarlo. Solo frente a situaciones extremas algunos considerarán la posibilidad de suicidio, porque por muy pésima o agobiante que sea la vida, en líneas generales el ser humano se aferra a ella y una inmensa mayoría no desea dejarla. Esto, en líneas generales, es la esencia del absurdismo camusiano y aporta -para su reflexión- los tres puntos siguientes: 1) El hombre lleva el sello fatídico de un condenado a muerte porque ese destino es inevitable, 2) es un extraño entre sus semejantes porque encuentra hostilidad y rechazo en los otros, y 3) es visto como un exiliado en su universo -frente al mundo, la naturaleza y Dios.

La principal contradicción que aviva el absurdo es la incesable necesidad humana de perdurar en un mundo mortal y limitado que lo aprisiona, donde, por ley universal todo lo que es está destinado eventualmente a no ser. El auténtico reconocimiento del absurdo consiste en la simple inquietud que aparece cuando el hombre se sitúa con relación al tiempo, y reconoce su pertenencia insignificante; consiste en el horror que se apodera de él cuando advierte que el mañana que anhelaba es su peor enemigo.

En lugar de rechazar el porvenir, se desvive por poseerlo en su totalidad, pero esta tarea es imposible. Así, en la lógica camusiana del absurdo, la muerte es uno de los primeros descubrimientos: es abrumador el hecho mismo de que vivir es estar condenado a morir porque, para Camus, la muerte no tiene nada de sagrado ni de venerable, en cambio no hace otra cosa que suscitar el miedo y el malestar en el ser. La conciencia de la muerte -o de vivir para morir- es la evocación a una inquietud constante, a una angustia latente en la que volver a la nada se contrapone a una existencia en el absurdo. En su desesperación el hombre opta por reconstruir un espacio familiar y tranquilo que propicie cierta paz interior, pero, objetivamente, la exigencia natural de su espíritu para burlar el porvenir permanecerá siempre insatisfecha. Sólo podrá aferrarse a instantes inmediatos y fulgurantes de plenitud, y esa es la realidad del ser humano que hace uso de razón; la condición metafísica es absurda. «Deseamos que el amor dure, y sabemos que no dura; aunque por milagro durase toda una vida, seguiría siendo incompleto» (Camus, 1985, p. 283).

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Fragmento del artículo Dios y la lógica del absurdo. Una visión sobre la naturaleza humana y su condición en la filosofía de Albert Camusde Iglesias Marrero, A. A. (2022), publicado en nuestra revista académica, Dialektika: Revista De Investigación Filosófica Y Teoría Social4(9), 19-27. https://doi.org/10.51528/dk.vol4.id72

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