Foto por Arnaud Mariat
La inteligencia se distingue de la estupidez en el uso de las paradojas. En efecto, el «uso» es siempre consciente y oportuno. Estupidez es reincidir compulsivamente en la mera contradicción.
La inteligencia es siempre obsesiva por la intensidad y concentración con que aborda ideas que le son esenciales. La estupidez parece siempre obsesiva por la necesaria reiteración de sus pobres «ocurrencias».
La inteligencia es soberana, e incluye muchas provincias y muchos caminos. La estupidez es provinciana, y su único camino (más bien un atajo) excluye la soberanía.
La inteligencia es la rebelde hija única del Caos, la estupidez es una de las tantas hipócritas primas obedientes del desorden.
Un lobo estepario (inteligencia) puede considerar la compañía de otros lobos como el bosque donde se esconde para cazar, mientras que una oveja de las praderas (estupidez) se esconde para no ser cazada en la compañía de otras ovejas.
La inteligencia suele renunciar exitosamente a la necesidad de éxito, la estupidez suele tener éxito mediante la renuncia de la inteligencia.
La inteligencia autocomplaciente deviene en estupidez, la estupidez que se auto tortura nunca lo fue.
La inteligencia admira, asombrada. La estupidez idolatra, humillada.
La inteligencia es capaz de estupidez. La estupidez no.