La Filosofía moderna cuestiona su propia modernidad
Tres siglos han transcurrido desde que Immanuel Kant publicara mediante un texto periodístico su respuesta a la pregunta ¿Qué es la Ilustración? Claro está, que el autor de la Crítica de la razón pura, no repararía en los desvelos y provocaciones que su artículo ofrecería al pensamiento filosófico contemporáneo.
En este sentido, ¿Qué es la ilustración? sugiere una investigación con distintas cargas simbólicas. Si bien el ¡Sapere aude! resulta en el aforismo célebremente aplaudido a lo largo de la historia de la filosofía, para Kant ser ilustrado, no solo supone resolver el problema de la organización de la sociedad sobre principios racionales, sino que simultáneamente, indica posicionarse en torno a la crítica de la propia Ilustración: atrévete a servirte de tu propio entendimiento, de forma tal que otorgue sentido a la reflexión filosófica acerca del presente. Esta idea remite a la Crítica de la Razón Práctica y el problema de la libertad.
Esta idea advierte acerca del valor que Kant le concede a la Ilustración como suceso singular de la modernidad, y que invita por su trascendencia, a pensar críticamente en el sentido histórico de lo que ella misma representa para sus contemporáneos:
“(…) Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de mi dieta, no tengo necesidad de pensar(…) Sin embargo, para esa ilustración sólo se exige libertad y, por cierto, la libertad de hacer un uso público de la propia razón, en cualquier dominio”.[1]
La Ilustración como circunstancia de cambios políticos, culturales, ideológicos y sociales, requiere la positividad específica de su control, donde solo la acumulación de decisiones morales configuraría el proceso, o sea, solo quienes se atreven a pensar y actuar pueden apropiarse de la experiencia del presente. Para ello, en pos del provecho práctico que podría prestar a los hombres, una revolución del pensamiento debe abrir el espacio de la libertad de interrogar. Esta noción ilustrada del presente como novedad supone el ejercicio del juicio y la decisión, como diferencia con el pasado. El juicio y la decisión solo son significativos si se garantiza el tiempo del progreso y de la experiencia proporcionado por el atreverse a saber.
Al tiempo que Kant señala los argumentos acerca del uso público, maneja al unísono, las particularidades que frenan su desarrollo. De esta manera, el estudio de cada situación particular conduce a un replanteamiento de la actualidad lo más alejado posible de observaciones superficiales y conclusiones especulativas. El descubrimiento de estos obstáculos, coloca al problema sobre un terreno que no solo exige el impulso del espíritu crítico sino la extensión de este último al grueso de todos los hombres.
La particularidad de ¿Qué es la Ilustración?, radica en que su autor da aquí nueva vida al proyecto crítico. Las preguntas ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer? y ¿qué puedo esperar? (correspondientes a las tres críticas) permiten el movimiento hacia un momento antropológico: ¿qué es el hombre? Este proceso funciona como supuesto para lo que Michel Foucault denomina en 1984, una teoría del conocimiento acerca del sujeto desde la actualidad, a la cual se refiere como ontología de nosotros mismos. Por tanto, se trata de un análisis de las condiciones de posibilidad del sujeto insertado en un presente que ya no es la modernidad sino su superación.
Aufklärung trae a colación tres problemáticas, las cuales, según Foucault, convergen simultáneamente: “la relación con el presente, el modo de ser histórico y la constitución de sí mismo como sujeto autónomo”. La confluencia de estos tres factores discurre hacia la permanente reactivación de una actitud, una crítica del ser histórico. Esto es un reajuste del sujeto interno y externo de su presente.
La filosofía que se pregunta por el acontecimiento asume una función a la vez crítica y clínica de diagnóstico de la actualidad. La ontología empieza a cumplirse como crítica en tanto renuncie de intentar responder teóricamente a la pregunta por la esencia del presente y pase a convertirse en una acción de transformación del mismo, lo cual solo puede ser entendido desde la conversión del pensamiento y de la filosofía misma en acontecimientos.
Notas
[1] Kant, Immanuel: ¿Qué es Ilustración? en Filosofía de la Historia, Ed. Nova. Buenos Aires.
