«Por cierto, todos desean ser redimidos del estado de sufrimiento y muerte: quieren, como se dice, alcanzar la gloria eterna, entrar al reino celestial, pero de ningún modo por sus propios pies, sino que quieren ser transportados hacia allá por el curso de la naturaleza. Pero esto es imposible».
Arthur Schopenhauer
La historia del pensamiento humano, sobre todo del pensamiento occidental, se ha caracterizado por llevar como bandera la idea del progreso y el dominio del hombre sobre la naturaleza; del control de la historia, y la defensa de la vida dotada de sentido.
No obstante, hay disidentes: personas que encuentran en el mundo una fuente interminable de sinsentido y sufrimiento, que entienden al hombre como una suerte de marioneta bajo el control del azar que rige al universo, sostienen que la vida no vale la pena ser vivida. Estos disidentes son los pesimistas.
La historia de estos singulares pensadores no es exactamente nueva. En las mitologías del hombre arcaico ya se veían muestras de tales posiciones. Solo hay que recordar la sentencia de Sileno al rey Midas cuando este le preguntó cuál era el mejor destino para el hombre: «Lo mejor para un hombre es no nacer, y si nace, debería morir lo más pronto posible (Durant,1994,p.81). Tal premonición advertía el sufrimiento que traería la existencia al hombre, y esta preocupación se fue asentando en varias escuelas de pensamiento como piedra angular de sus formulaciones.
Uno de los que cargó con el enigma del mal y el sufrimiento a sus espaldas, de los que escrutó el sentido de la existencia desde una perspectiva disidente fue Philipp Mainländer.
Philipp Mainländer, el hombre
Philipp Mainländer nació en octubre de 1841, siempre tuvo un gran apego a su madre, quien entraba a menudo en profundos estados de melancolía, debido al hecho de que fue obligada a casarse. Según el propio Mainländer, fue de ella de quien heredó su carácter triste y sombrío.
El joven Philipp destacaba por sus habilidades literarias y humanísticas, se forjaba en él un gran amor por las artes y la literatura y, a pesar de que intelectuales amigos de la familia intentaran persuadir a su padre para que fuera ese su camino profesional. Aquel no lo aceptó, presionando al hijo para que estudiara ciencias del comercio y se encargara a la postre de la administración de la fábrica de cueros que poseía la familia.
Así, en 1858 emigró a Italia con el fin de concretar una práctica de comercio. En este país se acentuó su vocación intelectual.
Aprendió italiano y leyó a Dante, Petrarca, Bocaccio y Leopardi en original (Mainländer, 2011, p.10) y fue allí donde halló, en una librería El mundo como voluntad y representación de Arthur Schopenhauer. Encontrarlo fue de tal magnitud, que se convirtió en su referente vivencial y filosófico. La filosofía del viejo alemán lo había encantado y había sentado las bases del camino que luego Mainländer recorrería. Tal fue su devoción que incluso, habiendo leído al padre del pesimismo filosófico, llegó a prometerse: «Quiero ser tu Pablo» (Mainländer, 2011a, p. 13).
Fue también por esta época que el filósofo cayera en continuas crisis de depresión. Habría de sufrir un amor no correspondido, pero fue el recibir la noticia del suicidio de su hermano, lo que lo colapsó por completo. A partir de entonces, habría de anhelar una liberación para el tormento que significaba su vida. De ahí sus continuos intentos de enrolarse en el ejército. El más grande deseo de Mainländer no sería, sin embargo, el lograr una gloriosa victoria, sino, el morir en el campo de batalla, tal sería su más grande aspiración entonces, la cual significaba un final, y a la vez, el sacrificio por un gran ideal. No obstante, su solicitud fue denegada.
En 1863, Mainländer regresó a Alemania para, como estaba previsto, hacerse cargo de la fábrica de cueros, lo cual significaba más un castigo que un modo de vida. No sería tampoco ésta una época agradable, vivió una vida bastante austera en la casa de sus progenitores, completamente al cuidado de la frágil salud de su madre. Tenía un trato muy íntimo y cariñoso con ella, y únicamente abandonaba la casa para trabajar. En 1865 la madre de Philipp moriría, lo que significó para él una pérdida irrecuperable. A pesar de que sentiría que el eje de su vida se había perdido detrás de este hecho, recaería sobre él un nuevo rol: ser responsable de su hermana menor, Minna. Por lo que tomaría la decisión de irse a Berlín donde el ambiente intelectual era el propicio para que ella pudiera realizar su sueño de ser escritora.
Las actividades comerciales de Mainländer, no obstante, habían dado fruto, lo que le permitió dedicarse de lleno a la filosofía; aquel sueño antiguo.
Fue entonces cuando se dio a la producción intelectual y literaria. Anteriormente había escrito algunas obras dramáticas y poéticas, pero a partir de este momento, comenzaría a organizar todas las ideas filosóficas que habían estados regadas por aquellos escritos de antaño.
Su trabajo, decía, era una continuación de la obra de Kant y Schopenhauer. Philipp Mainländer elaboraba entonces su obra maestra: una composición trágica que se preocupaba por la búsqueda de sentido en el universo, por el sufrimiento humano y la desesperada acción de encontrar cómo redimirse (Tarpoco, 2021, p.2).
El 31 de marzo de 1876 llegó hasta sus manos la primera edición del primer tomo de Filosofía de la redención (2011b, p.16). La obra estaba terminada. Al día siguiente, en la noche del 1 de abril, Philipp Mainländer se quitó la vida, hallando así la redención que él mismo predicaba.
Bibliografía
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Abbagnano, N. (2005). Historia de la Filosofía I. La Habana: Félix Varela.
Abbagnano, N. (2005). Historia de la Filosofía III. La Habana: Editorial Felix Varela.
Abbagnano, N. (2005). Historia de la Filosoía II. La Habana: Félix Varela.
Caro, E. (1892). El pesimismo en el siglo XIX. Leopardi, Schopenhauer, Hartmann. Madrid: La España Moderna.
Ciracì ,F.(2020) Mainländer, Cioran y el Dios Perdido. Thémata. Revista de Filosofía Nº61
Durant, W. (1994). Historia de la Filosofía . México: Editorial Diana.
Ligotti, T. (2010). La conspiración contra la especie humana. Madrid: Editorial Valdemar.
Mainländer, P. (2011). Filosofía de la redención. Fondo de Cultura Económica: Santiago de Chile.
Schopenhauer, A. (2009). El mundo como voluntad y representacion. Buenos Aires: Losada.
Schopenhauer, A. (2013). Parerga y Paralipomena. Madrid: Trotta.
Tarpoco, D. (2012). La redención de Mainländer. Escritor Misterioso Boletín Virtual filosófico.