“El sueño es la pequeña puerta escondida en el más profundo y más íntimo santuario del alma”
Carl Jung
Cuando se cierran los ojos, y a su vez los sentidos se van perdiendo en la penumbra de la somnolencia, el subconsciente emerge con sus puertas de par en par. Aquel que siempre ha descartado la posibilidad de encontrar algo de relevancia, le ha de resultar ajeno cualquier pensamiento que suceda durante sus horas de sueño. Sin embargo, aquel que se ha atrevido a esculcar en los rincones más difusos de la mente dormida, sin duda habrá de darse cuenta de la trascendencia de esta acción al momento de entenderse a sí mismo como un individuo más allá de su razonamiento consciente.
El fenómeno del sueño, tal como lo analizaron Freud y Jung en su momento, representa una oportunidad para comprender al sujeto contemporáneo; puesto que este revela aquello que la persona siente pero no se conoce en su plenitud. Por medio del siguiente ensayo, se hará un análisis a las teorías principales del psicoanálisis del sueño; posteriormente, se aplicará en un sueño real las posibles interpretaciones.
Todo apasionado por el psicoanálisis del sueño ha de conocer, así sea en menor medida, las teorías de Jung y Freud. Estos dos autores, que en un principio compartían opinión, y el tiempo los fue diferenciando como dos entes independientes, marcan los compases para entender cuál es el propósito del sueño.
La teoría onírica de Freud
En su libro La interpretación de los sueños, Sigmund Freud planteó su teoría onírica y su importancia: “la interpretación de los sueños es en realidad la vía regia para el conocimiento de lo inconsciente” (Freud, 1991). Él define el sueño como un intento de satisfacción que sustituye un deseo del libido infantil reprimido; es decir, todo sueño es una manifestación parcial o censurada de un deseo o suceso de la infancia.
La teoría onírica psicoanalítica de Freud considera fundamental diferenciar el contenido manifiesto de un sueño de los pensamientos latentes. El contenido manifiesto es todo aquello que se pueda articular y reconstruir luego de despertarse, resultando del proceso de reescritura del sueño[1]. Ha de aclararse que, para Freud, el contenido manifiesto por sí solo carece de relevancia alguna al momento de realizar el psicoanálisis, puesto que se limita a la trama aparente del sueño. Este proviene de diversas experiencias sensoriales que sobreviven a la narración del sueño, y se suman a las preocupaciones del día anterior y sucesos del pasado inmediato (Freud, 1991). Por otro lado, los pensamientos latentes adquieren el protagonismo, al estar camuflados entre las lineas del contenido manifiesto distorsionado, pasando a pertenecer a las penumbras de la mente como el deseo inconsciente reprimido. Estos se presentan de manera indirecta, recurriendo a símbolos o metáforas. A este fenómeno se le denomina desplazamiento: cuando el deseo pasa a ser un objeto en la narrativa durmiente, de modo que permanezcan bajo la capa del subconsciente. A este trabajo de disfrazar el contenido del sueño se le conoce como trabajo onírico.
Por tal razón, Freud se niega a limitarse únicamente al análisis del contenido manifiesto, puesto que entiende las circunstancias donde suceden los sueños. El cuerpo se encuentra dormido; en un estado de calma y una guardia relativamente baja. Si el único frente de estudio fuese aquello que se recupera en el estado consciente y alerta, no se llegaría a analizar ni la más cercana superficie del significado de un sueño.
Esto nos lleva al siguiente punto. Según Freud, la psique, definido como la mente o aparato mental, se divide en dos partes: el preconsciente, donde se contienen todas las ideas y recuerdos a los que se puede puede recurrir en estado consciente; y el estado inconsciente, compuesto de deseos anhelos o impulsos de índole principalmente sexual, o destructiva. Estos deseos extraen energía de los instintos o pulsiones físicas primordiales. El cumplimiento de dichos deseos va de la mano con el principio del placer (Freud, 2003). Mientras que, el razonamiento científico y la realidad se asocian al principio de realidad.
¿Cómo se aplican estos conceptos al psicoanálisis del sueño? Cuando la mente duerme, está dominada por el cumplimiento del placer. Por lo que recurre a la energía de los instintos para canalizar en ese estado de vulnerabilidad todo aquello reprimido bajo la capa de razonamiento consciente.
Se conoce, entonces, la causa detrás de los sueños, y los posibles factores en la creación de estos. Para poder analizarlos a fondo, sin embargo, hay que recurrir a las técnicas del psicoanálisis. La regla fundamental usada por Freud es la libre asociación. Esta consiste en buscar la razón entre las conexiones que hace el cerebro entre dos conceptos. Ilustremos la técnica con un ejemplo personal:
“Hace varios años, soñé que me encontraba en el campo, donde normalmente se hacían las excursiones del colegio. No se veía ni remotamente igual, pero en mi sueño tenía la certeza que se trataba del mismo lugar. Comencé a caminar, hasta que vi que el humo se elevaba hacia el cielo. Era un grupo de compañeros no tan cercanos a mi, que, igual que yo, había decidido alejarse de las actividades grupales. Sin embargo, no me junté con ellos. Simplemente me limité a observarlos desde lejos mientras iniciaban a hacer un asado…”
Este es un fragmento de un sueño real, que posteriormente se continuará narrando. Sin embargo, ese inicio ya brinda material con el que se puede trabajar. Si se remonta a la niñez del objeto de estudio (el autor, en este caso), relacionaba ese campo con malas experiencias: se caía, golpeaba, o se quedaba siempre detrás porque todos eran más ágiles que ella. No obstante, el campo del sueño no es el mismo en el que ella pasó esas experiencias tempranas. El caminar en una tierra nueva, que no conocía pero daba sensación de familiaridad, podría representar el haber sanado su relación con dicha localidad, y formar nuevas memorias sobre ella. El aspecto del asado lo relaciona con eventos familiares. Podría interpretarse, entonces, que no solamente se sentía un poco alejada de lo que era su grupo de compañeros en ese entonces, sino que ellos tenían ese sentido de unidad con el que el soñante no se identificaba.
Si siguiéramos analizando el contenido de ese sueño, se extendería más de lo necesario para hacer entender la aplicación de la teoría onírica de Freud. Sin embargo, basta para que se apliquen los fundamentos psicoanalíticos como lo es la libre asociación, para lograr separar del contenido manifiesto el pensamiento latente en el sueño, se podrá relacionar la intención del sueño con un deseo ubicado en los años de la infancia.
Análisis de los sueños desde la teoría junguiana
Carl Jung fue el creador de la psicología analítica, y reformuló las teorías oníricas de Freud para darles su propia visión. Dentro del marco de la psicología junguiana, los sueños “se consideran como productos de la naturaleza; emanaciones de aquella fuerza creativa que se encuentra implícita en la conformación de las células, en los tejidos de las hojas de los árboles, en nuestra piel y en las expresiones culturales y artísticas. Se les atribuye por tanto una sabiduría intrínseca que se expresa a través de imágenes simbólicas”. (Jung, citado por Ulloa, 2016). Para Jung, dicha fuerza creativa hace uso de los sucesos recientes, residuos efímeros de la rutina diurna, y las experiencias vitales para la reconstrucción de imágenes y narrativa de los sueños. Los sueños son la dramatización de nuestro viaje por la incertidumbre del inconsciente, en búsqueda de nuestro ser más genuino. A través del simbolismo, ha de verse la trascendencia de las experiencias vitales.
La principal diferencia que delimita la separación de las dos teorías psicoanalíticas es que Jung consideraba que el planteamiento de Freud sobre el inconsciente como el compuesto de deseos o anhelos sexuales infantiles resulta insuficiente para analizar los factores más allá del historial de vida del individuo.
Jung encontró que hay una relación importante entre las temáticas que espontáneamente aparecen en los sueños de sus pacientes, con diversas narraciones mitológicas a través de la historia de la humanidad. Este hallazgo apunta a la creación del concepto denominado inconsciente colectivo (Jung, 1970), el cual se compone de aquellos que emergen de una fuente creativa común. Junto con este concepto, nacen los arquetipos, que son esas tendencias , elementos, expresiones simbólicas y patrones universales de comportamiento. Un ejemplo es el arquetipo del héroe, donde un personaje de la narrativa del sueño tiene algún tipo de logro, victoria, o aventura. Esto es una manifestación simbólica del arduo proceso de transformación psíquica de todos los individuos. Sin duda, cualquier persona ha de tener la experiencia alguna vez en su vida de soñar cómo una versión idealizada de sí mismo realiza hazañas inimaginables.
Jung resalta, a su vez, la relevancia que tienen los complejos. Él los define como aquel conjunto de pensamientos que poseen una fuerte carga afectiva que se va formando a partir de experiencias personales. Por lo que, es de esperarse que las hazañas que sucedan en el arquetipo del héroe se vean influenciadas y personificadas por aquel complejo afectivo, variando la narrativa mítica del héroe y encarnando las peculiaridades del individuo. Según Jung, los complejos pueden tomar forma de guionistas, personajes, escenarios o experiencias en el mundo onírico. Lo sucedido en los sueños representa aspectos característicos de la persona que han de ser reconocidos. Los complejos siempre han de comportarse como sub-personalidades que toman protagonismo en determinadas circunstancias del mundo externo o interno, puesto que son elementos incrustados en nuestra psique.
Jung decide centralizar la finalidad de los sueños, a diferencia de Freud, que buscaba encontrar el origen de los mismos. Al cambiar dicha perspectiva, le abrió un amplio campo de posibilidades que Freud no había contemplado anteriormente. Como lo es, por ejemplo, el ir mucho más allá de lo literal. La interpretación de los sueños requiere una amplia conciencia simbólica, que pueda ver a través de su literalidad.
Para interpretar un sueño desde la psicología junguiana, se debe hacer la contextualización, asociación, amplificación, y síntesis. En la primera, se indaga sobre los pensamientos, sentimientos y opiniones del soñante en su estado consciente sobre la narrativa del sueño. Posteriormente, se asocian las imágenes con la significación que estas puedan tener para el individuo. Aunque exista el inconsciente colectivo, el sueño no debe dejar de analizarse desde el contexto específico del individuo. A continuación , al haber identificado y contextualizado el sueño, se recurre a la simbología universal que mantenga relación con el sueño, de modo que se amplifiquen los horizontes de su significación y finalidad. Por último, se resumen las múltiples oportunidades de interpretación del sueño, planteándose como hipótesis tentativas, que puedan ser confirmadas o refutadas a través de sueños futuros. (Jung, citado por Ulloa, 2016).
Apliquemos, entonces, estos principios a los siguientes fragmentos del sueño personal mencionado anteriormente:
“En el asado, estaban bailando y sonaba música. Pero, a través del ruido eufórico, yo escuchaba como unos pasos colosales se acercaban. El suelo temblaba con cada paso. Un paso. Dos pasos. Tres pasos. Al cuarto, se vió a través del arbusto. Se trataba de un apocalipsis zombie de Bob Esponjas, que se acercaban cual avalancha. Corrí loma arriba, mientras veía que las personas se perdían dentro del panorama. Súbitamente, me vi interrumpida por una pared que no estaba ahí antes. El campo en donde estaba resultaba ser un set, un cuarto muy grande, y en medio de la desesperación encontré la perilla y salí. La puerta me llevó a una calle cerca al mar. A mi derecha, había un aeropuerto y sabía que lo que debía hacer era irme de allí. Pero no tenía cómo, ya que no llevaba dinero conmigo para comprar un tiquete de avión. A mi izquierda había una calle comercial, llena de restaurantes que subían una loma. Entré a una cafetería, histérica, pidiendo ayuda a una pareja que encontré allí. Ellos me decían que me sentara, que no pasaba nada, y yo insistía que debíamos evacuar la ciudad. Pero seguían diciéndome “quédate con nosotros, siéntate”. Me generó una sensación indescriptible, y vi en sus ojos como si tuviesen la intención de hacerme daño más que de ayudarme, por lo que huí nuevamente. Cuando salí a la calle, la avalancha de Bob Esponjas había llegado. Habían unas naves voladoras que con un rayo láser rosado estaban abduciendo a personas, y yo misma fui abducida en una de sus burbujas. Cuando volví a estar consciente, me encontraba en otro planeta, con colores rosados y naranjas pasteles. Delante de mí, estaba sucediendo una junta intergaláctica. Eran Calamardo, Patricio y Bob Esponja. Todos tenían ropas elegantes y futuristas. Tenían una conversación ajetreada, sobre qué podría estar pasando en la tierra. Cuando, de repente, Patricio declara: “¡Ya se quien fue, fue ÉL!” Señalando a Bob Esponja. Los dos lo miraron con asombro. Pero, antes de que llegaran a hacer preguntas, Patricio aclaró “¡Tú no eres Bob Esponja, eres Bob Toronja!” Patricio le arrancó una parte de su túnica, y en el vientre del aparente Bob Esponja se encontraba el cerebro de Bob Toronja”.
Para analizar este sueño delirante, podemos iniciar viendo el patrón del inconsciente colectivo. El apocalipsis, o algún evento cataclísmico, es mencionado en la mitología universal y no falta dentro del repertorio de sueños comúnmente experimentados por los soñantes. Ahora, aplicando los pasos de Jung, se tienen las siguientes anotaciones:
Contextualización: el soñante despertó extrañado, pues le causó gracia el escenario. Sintió miedo y constante angustia durante la narrativa. Se enfrentó a sentimientos de inseguridad y traición por los personajes en la historia.
Asociación: el sujeto afirma que Bob Esponja fue algo que compartía mucho con su padre. Además, la ciudad costera se asemeja a su ciudad actual, pudiendo significar un estado de preocupación por algo que pueda cambiar su estado natural.
Amplificación: los eventos cataclísmicos en la mitología universal son comúnmente relacionados con el deterioro de una sociedad, a causa del inconformismo que le precede un periodo de paz perpetua. Podría asociarse entonces con un creciente deterioro del individuo, a causa de su desarrollo personal y crecimiento.
Síntesis: Podría sugerirse que la persona pasaba una serie de eventos estresantes a causa de los cambios perpetuos en su personalidad, por lo que recurre a sus recuerdos seguros de la infancia y el inconsciente se refugia en ellos. Asimismo, podría tratarse de una representación de la sobrecarga emocional ante los nuevos retos que conlleva el descubrirse como persona. El salir del campo que estaba construido de manera ficticia, apunta a un despertar espiritual al salir de lo que constituye la zona de confort.
A pesar de carecer experiencia alguna al momento de analizar los sueños, por medio de las estrategias planteadas por Freud y Jung, se logra llegar a un análisis relativamente satisfactorio, observando de una manera introspectiva y holística tanto los elementos visuales como emocionales del sueño. Recaerá entonces en el lector a qué aspectos le otorgará mayor importancia. Si decide centrarse en cómo se refleja del análisis de la vida del individuo en lo onírico, habrá de inclinarse por la teoría de Freud; si, por el contrario, busca una visión mística y simbólica, encontrará altamente útil las propuestas de Jung. Independientemente de la corriente seleccionada, la reflexión resulta ser la misma: sólo aquel que se atreva a mirar más allá de la efímera sensación de confusión al despertarse, podrá emprender el viaje introspectivo por la incertidumbre del inconsciente y trascender.
Bibliografía
Belén, A. “El sueño desde las perspectivas junguiana y freudiana”. https://bit.ly/3rxYHiE
Freud, S. (1991) “La interpretación de los sueños (primera parte)” Volumen IV. Amorrortu editores.
Freud, S. (2003) “Más allá del principio del placer” En Obras completas. Editorial Amorrortu, Buenos Aires.
Grassi, M. (2015). “El texto soñado. La hermenéutica de lo inconsciente en la interpretación de los sueños de Sigmund Freud.” Verba Volant. Revista de Filosofía y Psicoanálisis. https://bit.ly/3tb7O9A
Jung, C. (1970) “Arquetipos e inconsciente colectivo” Editorial Paidós, Buenos Aires.
Ulloa, D. (2016) “El significado de los sueños según la psicología junguiana” Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/vida/significado-suenos-psicologia-junguiana
[1] Entiéndase la reescritura del sueño como la narración del mismo por medio de la estructura del proceso de escritura original, que utiliza los recursos de transposición, condensación y elaboración secundaria. (Grassi, p. 37)
Esta colaboración ha sido publicada gracias al esfuerzo conjunto de Dialektika y Colegio Montessori Cartagena. Para saber más sobre este proyecto creativo siga el enlace.