La expresión «doble tarea», presente en la Introducción de Ser y tiempo del pensador Martin Heidegger, se corresponde a la problemática con la que se debe enfrentar la necesaria reiteración de la pregunta que interroga por el sentido del ser. Pregunta que abarca la problemática de lo que hoy conocemos como metafísica. Por ello, en primer lugar, se hace menester dirigir muy brevemente la vista atrás con el fin de, poniendo de manifiesto ciertos elementos que nos sirvan de utilidad, poder aproximarnos a la función y sentido de la mencionada «doble tarea».
El punto que da comienzo a la investigación heideggeriana es la necesidad de reiterar explícitamente la pregunta que interroga por el ser. Una pregunta que, a pesar de que al inicio nos pueda chocar e incluso parecer innecesaria, debido fundamentalmente a los tres prejuicios que ulteriormente el autor germano denuncia, es de vital importancia.
Esta tarea puede parecer vacua en virtud de los tres prejuicios que viene arrastrando la tradición ontológica. A saber, el ser es el más oscuro de todos los conceptos, su indefinibilidad (por definición entendemos la determinación lógica de un ente) tan sólo nos indica que no se trata de un ente y que, por ende, no es abordable por la lógica tradicional y, finalmente, si bien es cierto que vivimos en una cierta comprensión de «término medio» del concepto de ser (como podemos constatar en lo común de su uso), la oscuridad o confusión que se muestra al preguntarse por él mismo muestra la incomprensibilidad que le subyace.
El modo de afrontar la pregunta no puede ser otro que a través de un peculiar ente que tiene como trazo constitutivo la posibilidad de preguntar y que, por tanto, tiene una cierta pre-concepción de lo que pregunta,[1] este es el Dasein o «ser-ahí» que somos, en cualquier caso, cada uno de nosotros. Una vez puesto de manifiesto la «preeminencia ontológica de la pregunta que interroga por el ser», es decir, su prioridad con respecto a cualquier preguntar óntico que pueda surgir de las ciencias positivas —por ejemplo, la pregunta «¿qué es un ser vivo?» que pudiera formular cualquier biólogo presupone la pregunta «¿qué es ser?»—, Heidegger determina que la esencia del ente al que nos atenemos, el Dasein, es la existencia, ésta es su modo de ser. Es decir, el ser-ahí es el particular ente que tiene la posibilidad existencial de, confrontándose con los demás entes, construir su ser.
Una vez expuestos sucintamente algunos elementos previos, ya podemos aproximarnos al sentido de la expresión “doble tarea”. Como hemos dicho, la expresión “doble tarea” remite a un único problema en el cual, para alcanzar su solución, se encuentran relacionadas dos tareas, como dos caras de una misma moneda. El problema es que nos encontramos en una situación caracterizada por la ausencia de la pregunta que interroga expresamente por el ser, debido a un dogma de omisión. Tras Platón y Aristóteles tan sólo se conservaron resultados, no la pregunta ni su problemática.
La doble tarea está compuesta, en primer lugar, por el estudio de la estructura del Dasein, la «analítica ontológica del ser-ahí» en palabras del propio autor. El principal problema al que se pretende hacer frente con esta analítica es, a través del sentido de este ente, poder orientar la pregunta que interroga por el ser puesto que «toda pregunta metafísica sólo puede ser preguntada de tal modo que aquel que la pregunta –en cuanto tal- está también incluido en la pregunta (…) De aquí deducimos que el preguntar metafísico debe ser planteado en su totalidad y desde la situación esencial del Dasein que pregunta» (Heidegger, 2000, p. 93).
Consecuentemente con lo ya adelantado acerca de la esencia del ser-ahí, Heidegger termina infiriendo que es el tiempo este sentido. El Dasein siempre actúa en el tiempo (aunque no en su sentido tradicional como la sucesión continua de ahoras), no se puede salir de él, su sentido es su facticidad, es un «ser-posible» que se construye constantemente. Esta temporalidad del ser-ahí se traduce, ulteriormente, en su historicidad. Irremediablemente, el Dasein se encuentra con un pasado que lo determina, su situación está marcada por su pasado: «Expresamente o no, es su pasado». Así, antes de continuar, se muestra necesario intentar aclarar la diferencia que se encuentra entre los conceptos de historiografía e historicidad.
La historicidad del Dasein es previa a la historiografía, entendida como la interpretación que hace dicho ente de la historia que le precede. Incluso podríamos llegar a decir que es la historicidad del Dasein, en cuanto aquello que conforma al propio ente, la que determina su posterior producción o interpretación historiográfica. Así, «el ser-ahí está envuelto en una interpretación tradicional de él y se desenvuelve dentro de ella» y, como hemos dicho, esta tradición se caracteriza precisamente por la omisión de la pregunta que interroga por el ser. El mayor problema surge cuando se tiene presente que lo tradicional se considera, generalmente, como aquello que es «comprensible de suyo» y que, por lo tanto, no es algo controvertido o usualmente cuestionado. Aunque, desde luego, «el ser-ahí puede descubrir la tradición, conservarla y seguirla expresamente».
Podemos resumir brevemente lo dicho indicando que el ser-ahí, ente que somos cada uno de nosotros, se encuentra en una problemática situación debido a la dogmática omisión de la pregunta explícita por el ser, una situación que viene dada precisamente por la tradición ontológica que lo conforma. He aquí, pues, que nos encontramos con la segunda tarea: es necesario llevar a cabo una «destrucción de la historia de la ontología» con el fin de poder concretar la pregunta y eludir el dogma que la obvia y olvida. Ahora bien, esta destrucción no debe verse desde una óptica negativa, como un librarse sin más de la tradición ontológica, sino como una especie de revisión de la misma que permita rescatar la necesidad de la pregunta explícita por el ser, denunciar el olvido y poner de manifiesto la propia formulación de la pregunta por parte de autores como Platón.
Rererencias
Heidegger, Martin (2000) ¿Qué es metafísica? en Heidegger, M., Hitos, Madrid: Editorial Alianza (Traducción de Helena Cortéz y Arturo Leyte).
Martínez Marzoa, Felipe (1996) Ser y diálogo: Leer a Platón. Madrid: Ediciones ISTMO.
Notas
[1] Recordemos lo que indica Martínez Marzoa en el inicio de su Ser y diálogo: «Cada vez que abordamos algo, lo hemos tomado ya de una u otra manera, lo hemos situado de antemano en una u otra perspectiva, lo hemos tomado “como” esto o aquello…» (Martínez Marzoa, 1996, p. 7).