El descubrimiento de un valioso conjunto de apuntes de las conferencias del gran filósofo idealista alemán G.W.F. Hegel ha causado gran expectación.
Los varios miles de páginas datan de la época de Hegel en la Universidad de Heidelberg (1816-18), cuando regresó a la vida académica tras nueve años de ausencia.
Antes había trabajado como redactor y luego como director de escuela y profesor de filosofía, imponiendo sus peculiares ideas filosóficas a alumnos sin duda perplejos. Ahora, por fin, podía volver a dar conferencias y desarrollar su sistema filosófico.
Aunque el descubrimiento es ciertamente emocionante para los nerds como yo que trabajamos Hegel, quizá sorprenda que este hallazgo haya recibido tanta atención en general, especialmente fuera de Alemania. Al fin y al cabo, Bertrand Russell tenía razón al calificar a Hegel como «el más difícil de entender de los grandes filósofos».
Tal vez ello radique en la esperanza de que los nuevos descubrimientos aporten por fin claridad a las difíciles ideas de Hegel y permitan comprender adecuadamente su significado.
Si es así, antes de alegrarnos deberíamos preguntarnos: ¿por qué Hegel tiene esta difícil reputación? Y ¿es razonable esperar que este nuevo conjunto de notas de clase arroje por fin luz sobre lo que puede parecer tan oscuro de su pensamiento?
¿Hará este nuevo descubrimiento que Hegel sea más fácil de entender?
Quizá haya motivos para el optimismo. Aunque Hegel tenía fama de ser un mal conferenciante, que mascullaba con su difícil acento suabo, sabemos por las transcripciones de sus alumnos que a menudo era más fácil entenderle en sus conferencias que en sus propios textos.
Además, estas conferencias recién descubiertas proceden de un período interesante en el desarrollo de Hegel. Estaba escribiendo la primera edición de su Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, en la que comienza a publicar su sistema filosófico. Siempre es esclarecedor ver trabajar a un filósofo mientras va reuniendo sus ideas.
No obstante, no debemos dejarnos llevar. Es importante recordar por qué comprender a Hegel siempre ha sido tan difícil.
¿Por qué Hegel es tan difícil?
En principio, Hegel parece difícil por su estilo y porque escribía para un público de colegas idealistas. Si esto fuera lo único que hace difícil entenderle, podríamos tener la esperanza de que este nuevo material (que, en cambio, estaba dirigido a sus estudiantes) resulte esclarecedor. Pero la dificultad para comprender a Hegel va mucho más allá.
Para empezar, su enfoque filosófico es fundamentalmente dialéctico, lo que significa que intenta relacionar ideas que, de forma natural, consideramos contradictorias. Por ejemplo, defiende que un individuo sólo puede ser libre si forma parte de una comunidad, aunque esto signifique limitar sus deseos.
El resultado es que, para Hegel, deben superarse muchas oposiciones presuntamente rígidas con el fin de dar un sentido adecuado a nosotros mismos y al mundo, incluso entre la mente y el cuerpo, la emoción y la razón, el intelecto y la voluntad, lo divino y lo humano.
Él acepta que esto nos resulta difícil de comprender, ya que a menudo parece más inteligible mantener estas oposiciones en juego. Pero para Hegel, debemos ver que ir más allá de ellas no es contradictorio en absoluto, sino que en realidad es necesario para una comprensión coherente de la realidad.
No es de extrañar, por tanto, que sus puntos de vista sean también difíciles de precisar. Puede parecer a la vez demasiado liberal y demasiado conservador. Muy determinista y muy libertario. Excesivamente religioso y profundamente laico.
Otras complicaciones
Hegel no sólo quiere decirnos cómo ve él las cosas, sino que quiere llevarnos a través de un proceso en el que lleguemos a verlas así por nosotros mismos.
Lo hace por dos razones principales. En primer lugar, porque de otro modo no comprenderíamos lo que está en juego y volveríamos a caer en un pensamiento más fácil pero unilateral.
En segundo lugar, quiere evitar el tipo de dogmatismo que insiste en la corrección de su punto de vista sin mostrar en sus propios términos lo que está mal en el suyo. Por eso, en lugar de exponer sus argumentos del modo habitual, ofreciendo comentarios útiles que faciliten la comprensión de su pensamiento, Hegel prefiere dar un paso atrás y dejar que el argumento se despliegue por sí mismo.
La ironía final de Hegel
La ironía final aquí es que los puntos de vista de Hegel son en realidad mucho menos extraños y extravagantes que los de muchos otros filósofos con reputación menos desafiante, como Leibniz con sus mónadas, Kant con su reino nouménico y Schopenhauer con su metafísica de la voluntad.
Para Hegel, existe un mundo natural que está ordenado racionalmente. Esto significa que puede hacerse comprensible a través de diversos procesos de indagación. Estamos contenidos en él como seres libres que pueden reconocerse mutuamente como tal.
Cuando están bien organizadas, nuestras comunidades nos permiten realizar libremente nuestra naturaleza. Y el arte, la religión y la filosofía captan la verdad de todo esto de maneras divergentes pero complementarias.
Pero dicho así, por supuesto, uno pierde lo mucho que tiene que argumentar Hegel a favor de su posición filosófica, para protegerse contra el pensamiento más unilateral que lo desafía. Como hemos visto, esto es lo que hace que su trabajo sea tan exigente.
Aunque sin duda son fascinantes, dudo que estas notas de clase recién descubiertas hagan que las ideas de Hegel sean más fáciles de entender que cualquiera de los otros textos en los que las articuló. En definitiva, su pensamiento, claramente desafiante, es difícil en sí mismo y no a pesar de lo que intenta hacer y decir.
Traducción autorizada, realizada por Jorge G. Arocha. Versión original Hegel is considered the hardest philosopher, but his views aren’t actually that outlandish