Por Claire Squires y Beth Driscoll / Traducción original por Dialektika
La Feria del Libro de Frankfurt es el mayor encuentro mundial de la industria editorial y atrae a miles de expositores cada mes de octubre. Por un lado, es un acontecimiento comercial centrado en dar a conocer los próximos superventas, negociar derechos y debatir los avances del sector. Por otro, es una celebración pública del libro y de los valores asociados a él.
Sin embargo, en su 75ª edición, la actividad normal de Frankfurt se ha visto alterada por la sugerencia de no celebrar un libro en particular. Se trata de Minor Detail, de la autora palestina Adania Shibli, que presenta un relato ficticio de la violación y asesinato en la vida real de una niña beduina palestina a manos de soldados israelíes en 1949.
Shibli es la ganadora del LiBeraturpreis 2023, concedido por la asociación literaria alemana Litprom a una autora del Sur Global (países en desarrollo de África, Asia y América Latina). Sin embargo, la ceremonia de entrega del premio, que debía tener lugar en la Feria del Libro, ha sido cancelada.
En su anuncio, Litprom fundamentaba su decisión en el contexto de la guerra entre Israel y Gaza:
Debido a la guerra iniciada por Hamás, bajo la que sufren millones de personas en Israel y Palestina, el organizador Litprom e.V. decidió no celebrar la ceremonia de entrega de premios … Litprom está buscando un formato y un escenario adecuados para el acto más adelante.
La Feria del Libro de Frankfurt se ha esforzado por distanciarse de la cancelación de Litprom. Sin embargo, Litprom está financiada en parte por la Buchmesse y el presidente de su junta directiva es Juergen Boos, director de la feria.
Boos también hizo pública una declaración en la que expresaba su deseo de «hacer que las voces judías e israelíes sean especialmente visibles en la feria del libro… Frankfurther Buchmesse se posiciona con total solidaridad del lado de Israel». Posteriormente ha hecho pública otra declaración en la que subraya su simpatía por las personas inocentes tanto en Israel como en Palestina.
La Buchmesse ha tomado partido político.
Puede que una feria del libro comercial no parezca inmediatamente un lugar de toma de posiciones, pero como descubrimos al investigar nuestro libro La Feria del Libro de Frankfurt y el Negocio de los Bestsellers (2020), la feria tiene raíces políticas.
¿Comercio internacional, discurso cosmopolita?
Los cimientos de la feria moderna se sentaron tras la Segunda Guerra Mundial, en medio de un deseo de armonía global. Su emplazamiento original fue la Paulskirche, un lugar históricamente importante para la democracia alemana. Fue la sede del primer parlamento alemán unificado en 1848 y el primer edificio reconstruido tras los intensos bombardeos de Fráncfort en tiempos de guerra.
Desde 1950, el premio de la paz de la Asociación Alemana de Editores y Libreros se concede durante la feria. El premio pretende demostrar el «compromiso del sector con el entendimiento internacional entre naciones y culturas».
Se trata de un instrumento más en la autoconstrucción de la feria como lugar no sólo de comercio internacional, sino también de discurso cosmopolita. Este año, el premio recae en el escritor Salman Rushdie.
Pero la construcción idealista de la feria ha estado a menudo reñida con sus acciones. En 1968, el malestar mundial dio lugar a una serie de protestas, entre ellas los disturbios de mayo en París. En respuesta, hubo una fuerte presencia policial en la feria de ese año, que fue bautizada como la Polizeimesse (feria de la policía).
Las tensiones en 1968 se centraron en la concesión del Premio de la Paz al presidente y poeta senegalés Léopold Sédar Senghor. El premio indicaba una apertura de Alemania Occidental hacia África y las antiguas colonias europeas. Sin embargo, Senghor había reprimido violentamente revueltas estudiantiles en la Universidad de Dakar a principios de año contra lo que consideraban un régimen neocolonial y antidemocrático.
A su vez, los estudiantes alemanes protestaron en solidaridad con sus compañeros de Dakar. Aunque Senghor recibió el premio, lo que se recuerda son las protestas contra él.
Más recientemente, la concesión del estatus de invitado de honor de la feria a Estados políticos opresores como Turquía (2008) y China (2009) ha resultado polémica. La aspiración de la feria de separar la cultura del régimen, o de fomentar la democracia a través de la cultura, ha sido cuestionada con frecuencia.
De 2017 a 2019, realizamos trabajo de campo en Frankfurt. Durante este periodo, el resurgimiento de la política de extrema derecha planteó más desafíos a la neutralidad de la feria.
En 2017, estalló una pelea en el stand de una editorial de extrema derecha, uno de una serie de disturbios provocados por su presencia. Como consecuencia, la postura de la feria sobre la libertad de expresión fue objeto de un intenso debate y sus pasillos volvieron a ser patrullados por policías armados.
El zigzagueo político de Frankfurt continúa. A veces toma posiciones en los conflictos, a veces los evita invocando valores generales como la humanidad. ¿Cuál es el resultado? Mensajes muy contradictorios sobre las obligaciones humanitarias de los libros, los autores y los profesionales de la edición.
Las sombras de Fráncfort
Ahora se suspende la ceremonia de entrega del premio del libro de Shibli. El New York Times informó de que Shibli estaba de acuerdo con el aplazamiento y con la cancelación de una charla entre ella y su traductor alemán.
Los editores y el agente literario de Shibli objetaron que esto no era cierto (la declaración de Litprom y el artículo del New York Times se corrigieron posteriormente) y expresaron su enfado por la cancelación.
Numerosos autores, editores, agencias nacionales y organizaciones se han retirado posteriormente de la feria, entre ellos la Asociación de Editores Árabes, la Asociación de Editores de los Emiratos, la Asociación de Editores de Indonesia y PublisHer, un grupo de mujeres líderes del mundo editorial.
La cancelación también ha sido condenada por PEN Internacional, organización mundial de defensa de la libertad de expresión de los escritores. Más de 600 escritores, editores y académicos han firmado una carta abierta.
Impulsados por nuestras observaciones en Frankfurt, incluida la violencia de 2017 y las posturas contradictorias de la feria, ampliamos nuestra investigación escribiendo una obra intencionadamente paródica de «fictocrítica». En ella se cuestionan los oscuros impulsos políticos no resueltos de la industria editorial.
Las observaciones satíricas, convertidas en ficción, nos ayudan a comprender la comprometida situación de Frankfurt. En este caso nos inventamos una organización neonazi que intenta apoderarse de Frankfurt, y un vicepresidente para la libertad intelectual en una posición muy comprometida.
El libro forma parte del mundo, como cultura, pero también como acción social y política. Los actores de la cultura del libro y de la industria editorial harían bien en reconocerlo. Así las cosas, la Feria del Libro de Frankfurt, en lugar de celebrar su 75 aniversario como una fiesta del libro, se ve envuelta una vez más en una controversia política.
El artículo original ha sido publicado por The conversation
