El Presidente Mao es el Sol Rojo en Nuestros Corazones, República Popular China, 1968
El Presidente Mao es el Sol Rojo en Nuestros Corazones, República Popular China, 1968

La estadística como filosofía y arte: Uso y abuso de las estadísticas en los primeros años de la República Popular China

La contribución del libro no sólo permite estudiar la filosofía que hay detrás del trabajo estadístico en China, sino ver los fundamentos ideológicos o filosóficos de gran parte del trabajo estadístico en general.
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El trabajo estadístico durante los primeros quince años de la República Popular China puede dividirse de forma útil, aunque un tanto simplista, en tres periodos, tal y como sostiene el excelente libro Making it Count de Arunabh Ghosh.

El primero va desde la fundación de la República Popular en 1949 hasta aproximadamente 1956. Durante ese periodo, el sistema estadístico chino y el enfoque general de las estadísticas estuvieron muy influidos por la experiencia de la Unión Soviética. Las estadísticas se veían como una sirvienta de la planificación. La implicación de ese punto de vista era, como quedó claro en una conferencia muy importante celebrada en Moscú en 1954 (es decir, después de la muerte de Stalin pero antes del «deshielo» de Jruschov), que la estadística es una ciencia social y que su uso está directamente relacionado con las tareas de industrialización y desarrollo. Sus tres principios clave, aplicados también por los estadísticos chinos, eran la exhaustividad, la totalidad y la objetividad. Esto significaba que debía abarcarse y documentarse la totalidad del fenómeno estudiado, y que debía hacerse de forma «objetiva», casi descriptiva, no probabilística. La implicación era relegar lo que hoy es la visión dominante de la filosofía de la estadística a la estadística matemática más abstracta que apenas se ocupaba de los fenómenos sociales. (La politización de la estadística en la Unión Soviética llegó a ser tal, escribe Ghosh, que varios destacados estadísticos decidieron alejarse de todo lo que pudiera ser políticamente controvertido y aplicar sus conocimientos estadísticos al estudio de la astronomía).

El planteamiento soviético pronto resultó insuficiente en China. Exigía muchísimo a los proveedores de información y generaba una enorme cantidad de papeleo, hasta el punto de que la Oficina Estatal de Estadística (SSB) se ahogaba en datos que, paradójicamente, no sabía cómo resumir en información útil para los responsables políticos.  Así aparecieron dos fenómenos contradictorios: por un lado, los proveedores de datos se quejaban del enorme, y casi continuo, coste en esfuerzo y tiempo, mientras que, por otro, la SSB era incapaz de cumplir su función. Ghosh muestra que los problemas eran muy graves en el sector agrícola, compuesto por cientos de miles de pueblos y granjas de los que se necesitaba información crucial sobre rendimientos y producción. El sistema era menos ineficaz en el sector de las empresas industriales, mucho más pequeño y concentrado.

Con el cambio político de 1956 y 1957, que condujo a la ruptura de estrechas relaciones con la Unión Soviética, también se produjo un cambio en el enfoque adoptado por los expertos chinos en estadística. Se volvieron mucho más hacia la India. India iniciaba entonces también su Segundo Plan Quinquenal (1956-61) y veía en las estadísticas una importante herramienta de planificación. Pero en lugar de utilizar los censos exhaustivos, siguió, bajo la influencia de su famoso estadístico P. S. Mahalanobis (profesor Ma para los chinos), el sistema de encuestas aleatorias. Estas encuestas, se argumentaba, no sólo eran más rápidas y baratas que las alternativas, sino que producían estadísticas (por ejemplo, sobre el rendimiento del grano o el algodón) precisas y cuyos valores medios tenían un sesgo que podía cuantificarse.

 Mahalanobis, que era personal y políticamente cercano a Nehru, consiguió despertar el interés por las estadísticas indias en Zhou Enlai y otros funcionarios chinos durante una de sus visitas a la India. Impulsados por la política de acercamiento chino-indio tras la conferencia de Bandung, hubo varios años de estrechas relaciones entre el Instituto de Estadística de la India en Calcuta y el SSB en Pekín. El SSB inició un cauteloso alejamiento del enfoque enumerativo exhaustivo hacia el uso del muestreo aleatorio.  

A pesar de las numerosas ventajas prácticas del muestreo aleatorio, no hay que pasar por alto las diferencias filosóficas entre ambos enfoques. El libro de Ghosh las pone bastante de manifiesto. El enfoque global y exhaustivo aspira a una comprensión total y completa de la realidad social. Como en el cuento de Borges «Sobre la exactitud en la ciencia», su objetivo es nada menos que la réplica de la realidad que estudia. El enfoque por muestreo es más limitado en sus objetivos, más pragmático y utilitario, y sostiene que mediante la aleatorización y la estratificación es capaz de comprender la misma realidad de forma mucho más barata, rápida y útil.

Antes de llegar al tercer período, y al tercer enfoque, es importante mencionar que durante todo este tiempo en el trasfondo estuvo presente un método diferente, defendido por el propio Mao, cuando estudió la estructura social en las zonas rurales de Hunan en 1927. Mao privilegió el método etnográfico con la participación directa del investigador.  El método etnográfico es exhaustivo, pero también propositivo, en el sentido de que su objetivo no es estudiar la sociedad campesina porque sí, sino averiguar, mediante la observación minuciosa de la realidad, cuáles son las diferencias en los intereses de clase y qué clases son proclives a apoyar o a oponerse a las políticas comunistas. El enfoque etnográfico propugnaba un contacto sin intermediarios con la realidad que se estudia y un conocimiento directo de la misma. Esa no es una característica que exhiban normalmente la enumeración exhaustiva o el muestreo. Hay una distancia entre las personas que suministran la información en las fábricas y los campos, las que la recogen y los estadísticos del centro que deciden cómo presentarla al público y a los responsables políticos.

Los métodos estadísticos utilizados durante el primer y el segundo periodo eran hasta cierto punto antitéticos con la visión de Mao, según la cual el productor de información debía implicarse personalmente con el objeto de su estudio. Es cierto que el conocimiento directo de la realidad que se estudia es útil, pero el planteamiento de Mao para economías complejas y de gran tamaño, y para la China que entonces contaba con más de 700 millones de ciudadanos, es sencillamente inviable.

El tercer periodo comienza con la campaña antiderechista de 1958 y el Gran Salto Adelante de 1959-60. Provocó el abandono de los enfoques anteriores en favor del muestreo «típico» o «intencionado», en el que los investigadores no se interesan por la integridad del fenómeno, sino por algunos de sus rasgos típicos o medios. En lo que respecta al campo que me es familiar, la distribución de la renta y el consumo, el enfoque típico no pretende abarcar todo el espectro de ingresos que se perciben, es decir, los pobres, la clase media y los ricos, sino que se centra en tipos de hogares seleccionados a priori que se estudian en detalle. En otras palabras, lo que interesa es cómo les va a varios hogares típicos, no cómo les va a todos los hogares. El enfoque típico tiene su origen en las primeras encuestas soviéticas sobre presupuestos familiares de los años 20, que se centraban en las diferencias entre el campo y la ciudad y cuyo objetivo era comparar el hogar industrial típico con el hogar agrícola típico. (Se puede remontar incluso más atrás, a las encuestas inglesas de mediados del siglo XIX sobre los hogares obreros). Este enfoque plantea dos grandes problemas: no tiene en cuenta toda la distribución y selecciona a priori lo que es típico. Por supuesto, esta última se rige por decisiones políticas y, como veremos, produjo efectos desastrosos durante el Gran Salto Adelante.

La discusión de Ghosh sobre el uso y el mal uso de las estadísticas durante el Gran Salto Adelante (GSA) es especialmente importante. Aunque se suele argumentar que la información estadística durante el GSA colapsó a medida que el centro se desorganizaba y debilitaba al anteponer la corrección política a las habilidades profesionales, y la recopilación de información se descentralizaba con claros incentivos para presentar sólo la información positiva y suprimir toda la negativa, Ghosh argumenta que ésta no es la historia completa.  El cambio ideológico en las estadísticas también tuvo su parte de culpa. Incluso si se dejan de lado los incentivos políticos de los proveedores de información para mostrar un panorama mucho más halagüeño, la elección metodológica condujo a la tergiversación de la realidad. Durante el GSA se recogió información principalmente de los pueblos que estaban haciendo las cosas con relativo éxito o que no se habían visto afectados por los peores efectos de la hambruna. Los datos que luego se presentaron a los dirigentes, en circunstancias tan extraordinarias, estaban sesgados por el propio diseño de las encuestas. (Obviamente, si las circunstancias hubieran sido menos dramáticas, la consecuencia del uso de encuestas típicas sería mucho menor).

El libro de Ghosh es una contribución importante porque la filosofía que subyace a la investigación estadística se entiende muy mal y la historia de cómo ha evolucionado la estadística hasta la posición que ocupa ahora no se enseña ni se conoce siquiera entre los profesionales. La contribución del libro, aunque se centra específicamente en China, no es sólo que nos permite estudiar la filosofía que hay detrás del trabajo estadístico en China, sino ver los fundamentos ideológicos o filosóficos de gran parte del trabajo estadístico en general. Otra aportación del libro, como menciona el autor, es que se aleja del enfoque simplista centrado en EE.UU. o la Unión Soviética y examina los primeros casos de cooperación Sur-Sur y el papel que desempeñó el intercambio de información, ideas y métodos entre India y China en la década de 1950. Al lector no le cabe la menor duda de que si esa cooperación hubiera continuado y no se hubiera visto desbaratada por el Gran Salto Adelante y los incidentes políticos que siguieron a la revuelta del Tíbet y el exilio del Dalai Lama a la India, la situación estadística china habría sido mucho mejor en la década de 1970 de lo que fue.

El libro termina antes de la Revolución Cultural, que causó otra sacudida, posiblemente aún mayor, a las estadísticas chinas. El número de publicaciones estadísticas de la SSB durante los primeros años de la Revolución Cultural cayó prácticamente a cero. El hecho de que la oficina estadística que en la década de 1950 empleaba, en toda China, a más de 200.000 personas pasara a emplear apenas a varios centenares ilustra la magnitud del trastorno.  La siguiente etapa, que continúa hasta nuestros días, sólo se insinúa: comienza a principios de los años setenta con algunas mejoras en la recogida de datos y, finalmente, con 1981, cuando se publicó el primer número del anuario estadístico chino.


Este texto ha sido publicado por el profesor Branco Milanovic en Global Inequality and More 3.0. Esta traducción ha sido autorizada por el autor.

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