MADRID (Corresponsal). En la mitología griega, el Minotauro era un monstruo que vivía en un laberinto de Creta. Su rey, Minos, enfurecido por la muerte de su hijo, le declaró la guerra a Atenas, a quien doblegó. Tras la victoria, impuso una severa condena a los vencidos: entregar un tributo a Creta (siete muchachos y siete doncellas) cada año para alimentar al Minotauro.
De alguna manera, la política española parece atrapada en un laberinto donde hay dos monstruos que alimentar.
Por un lado, está el partido ultraderechista Vox, que al funcionar como aliado necesario del Partido Popular (PP) se ha convertido en un verdadero lastre para la derecha tradicional.
Por otro lado, están los partidos independentistas catalanes (Junts y ERC) que resultan imprescindibles para que el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) pueda seguir en la Moncloa, tras fracasar las dos sesiones de investidura de esta calurosa semana de septiembre.
Mientras Vox aparece como un «espantavotos» para muchos ciudadanos acostumbrados a una derecha más cercana al centro político, los catalanes han puesto como condiciones a Sánchez la amnistía a los rebeldes condenados por la Justicia (el más notorio, Carles Puigdemont, exiliado en Bélgica) y la convocatoria a un nuevo referéndum por la independencia.
En las elecciones del pasado 23 de julio, el PP fue el partido más votado, pero Núñez Feijóo no consiguió la mayoría necesaria para gobernar (176 escaños en el Congreso de los Diputados). En la segunda votación, el viernes 29, obtuvo 172 votos, contra 177 del PSOE y sus aliados (hubo un voto anulado, precisamente el de un diputado de Junts que, por error, votó al PP).
Está claro que el mayor error del PP ha sido aliarse con Vox, con el que gobierna en varias comunidades autónomas y ayuntamientos. En términos mitológicos, por ofrecer sacrificios al Minotauro de la ultraderecha, Núñez Feijóo deberá conformarse con ser el líder de la oposición, salvo que unas nuevas elecciones cambien el panorama.
Sánchez también alimentó al Minotauro del independentismo catalán con tal de mantenerse en el poder. Pero si Junts y ERC se salen con la suya, habrá un nuevo referéndum que pondrá en jaque no solo a la política (Sánchez incluido) sino a la economía de España.
En otras palabras, ¿cuántos jovencitos estará dispuesto Sánchez a sacrificar para mantener satisfecho al siempre hambriento Minotauro catalán y a sus propias ansias de poder? Como van las cosas, España necesitará de un Teseo y del hilo de Ariadna para encontrar la salida.
