El controvertido final del Evangelio de Marcos

Los devotos asumen el milagro de la resurrección como el argumento medular de su fe. Pero paradójicamente no existe versículo alguno en los evangelios canónicos en el que un testigo manifieste haber presenciado ese hecho
noviembre 8, 2022
Durmiendo en el Huerto de Getsemaní. Representación de los Evangelios.
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Acaso uno de los aspectos más polémicos y abordados por los hermeneutas consiste en las innumerables interpolaciones que se detectan en los textos mágico-religiosos judeocristianos. En el ámbito de la filología se denomina interpolación a toda palabra o parte de un texto que se introduce en el contenido de documentos sin ninguna indicación o referencia que permita distinguir la adición, con la intención de modificar el sentido y el contenido de la información original.

Dado que en la Antigüedad las obras escritas debían ser copiadas a mano para asegurar su transmisión de generación en generación, ocurría con frecuencia que los escribanos cometían errores, omitían sin querer algunas oraciones o modificaban con astucia el sentido de la narración.

En la actualidad se han desarrollado diferentes métodos de análisis textual para detectar las interpolaciones, como el análisis comparativo de documentos. Mediante el uso de técnicas de datación se procede a identificar los manuscritos de mayor antigüedad, para luego escrutar los cambios que sufrieron las versiones posteriores. Entre las interpolaciones más estudiadas y conocidas por los especialistas en análisis bíblico se cuenta el final añadido al Evangelio de Marcos, que comprende los versículos 9-20 del capítulo 16.

Pero para entender mejor lo relacionado con el final añadido al Evangelio de Marcos sería recomendable repasar brevemente algunos elementos sobre la historia y la composición de los textos que sustentan las tradiciones religiosas judeocristianas.

La Biblia no es precisamente un libro, sino una colección heterogénea de narraciones hagiográficas, cartas, ensayos teológicos y escritos de estilo profético, cuya prolongada etapa de elaboración se estima entre los años 900 a. C. y 100 d. C. La selección de documentos que narran los avatares de las tribus hebreas se conoce como Antiguo Testamento y engloba obras que fueron redactadas originalmente en paleo-hebreo, hebreo antiguo, arameo o griego koiné. El Nuevo Testamento, concebido enteramente en griego koiné,agrupa relatos mitológicos sobre Jesús, cartas cuya autoría se les atribuye a los apóstoles y el libro profético Apocalipsis de Juan.

El manuscrito bíblico escrito en lengua hebrea más antiguo y extenso que se conserva en la actualidad es el Códice de Alepo, cuya elaboración data del siglo X (Goshen-Gottstein, 1979), cuando ya había transcurrido más de un milenio desde la aparición de la Biblia Septuaginta, la primera traducción al griego koiné de los libros que conforman el Antiguo Testamento.

Aunque han sido descubiertos fragmentos de papiros del siglo II que muestran versículos del Nuevo Testamento, para conocer las obras bíblicas más antiguas, extensas y mejor conservadas, las únicas alternativas posibles son, por el momento, el Códice Vaticano y el Códice Sinaítico, escritos en el siglo IV (Drum, 1910). Los códices antes mencionados no incluyen los versículos del Evangelio de Marcos concernientes a la resurrección de Jesús de Nazaret.

Los devotos asumen el milagro de la resurrección como el argumento medular de su fe. Pero paradójicamente no existe versículo alguno en los evangelios canónicos en el que un testigo manifieste haber presenciado el instante crítico en que el cuerpo fenecido de Jesús recuperó sus funciones vitales y echó a andar. Los evangelios narran que la tumba se encontraba vacía y que el cadáver del predicador había desaparecido.

Los devotos asumen el milagro de la resurrección como el argumento medular de su fe. Pero paradójicamente no existe versículo alguno en los evangelios canónicos en el que un testigo manifieste haber presenciado el instante crítico en que el cuerpo fenecido de Jesús recuperó sus funciones vitales y echó a andar

Tanto en el Códice Vaticano como en el Códice Sinaítico, el evangelio de Marcos relata los hechos de la siguiente forma: María Magdalena y otras dos mujeres se dirigen a la tumba de Jesús para embalsamar su cuerpo, al llegar descubren que la piedra que sellaba el sepulcro había sido removida y en el interior encuentran un hombre vestido de blanco que les comunica la noticia de la resurrección de Jesús. Dichos códices no mencionan las milagrosas apariciones que han arrobado a tantísimas generaciones de cristianos yconcluyen el capítulo 16 del Evangelio de Marcos de manera abrupta en el versículo 8.

«Y cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, y María, madre de Jacobo, y Salomé compraron especias aromáticas para ir a ungirlo. Y muy de mañana, el primer día de la semana, fueron al sepulcro, recién salido el sol. Y decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron la piedra ya removida, que era muy grande. Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca, y se espantaron. Pero él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; he aquí el lugar en donde le pusieron. Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo. Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había entrado temblor y espanto. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo».

El hallazgo de una tumba sin cadáver no significa que la persona fallecida haya resucitado. Los arqueólogos han descubierto infinidad de sepulcros de faraones sin sus momias porque fueron robadas por saqueadores de tumbas y traficantes de objetos raros.

Dado que el Evangelio de Marcos relataba los hechos concernientes a la resurrección de manera tan sobria y sin ornamentos mágicos, se intentó corregir el desliz mediante la adición de finales que estuvieran en sintonía con los relatos de los otros evangelios, aunque en las versiones actuales de las biblias se pueden detectar fácilmente contradicciones en los detalles.

Las versiones bíblicas siríaca-sinaítica, sahídica y armenia también dan por terminado el Evangelio de Marcos en el versículo 8 (Gajardo, 2022). Con el Códice Bobiense ocurre algo diferente, aunque incluye la versión tradicional hasta el octavo versículo, se inserta a continuación un Final Corto alternativo:

Ellas comunicaron inmediatamente a Pedro y a sus compañeros todas estas instrucciones. Y después de esto, Jesús mismo envió por medio de ellos, desde el oriente hasta el occidente, el mensaje sacrosanto e incorruptible de la salvación eterna. Amén. (Yang, 2003)

En el Final Largo, Marcos 16: 9-20, que se añadió posteriormente y que aparece en las biblias actuales, se narra que Jesús libera a María Magdalena de una posesión demoniaca y que los discípulos presencian las apariciones y el ascenso de Jesús a los cielos:


«Mas después que Jesús hubo resucitado por la mañana, el primer día de la semana, se apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando. Y ellos, cuando oyeron que vivía y que había sido visto por ella, no lo creyeron. Pero después se apareció en otra forma a dos de ellos que iban caminando, yendo al campo. Y ellos fueron y lo hicieron saber a los otros, pero ni aun a ellos les creyeron. Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas; tomarán serpientes en las manos y, si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos impondrán sus manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén».


Las evidencias apuntan a que desde una fecha muy temprana circularon entre los feligreses versiones que ya incluían el Final Largo del Evangelio de Marcos, pues Ireneo de Lyon cita explícitamente ese fragmento en su celebérrima obra Contra las herejías, escrita alrededor del año 180 d. C., una fecha que precede a la redacción de los códices Vaticano y Sinaítico (Ropero, 2018).

La mayoría de los académicos enfocados en el estudio de los textos bíblicos considera que los versículos Marcos 16: 9-20 no formaban parte de la escritura original de ese evangelio, por lo que en los últimos años los editores de las biblias intentan maquillar el turbio asunto.

Ejemplo de ello es la más reciente edición de Biblia Latinoamérica, que optó por añadir el siguiente comentario justificativo a pie de página:

Tal vez sea intencional la interrupción del Evangelio de Marcos, como acabamos de decir; tal vez la última página se perdió como ha sucedido a veces con los códices, porque el papiro no aguantaba las manipulaciones. Los versículos 9-20 no pertenecen al texto de Marcos y faltan en los manuscritos más antiguos (Biblia Latinoamérica, 2018).

Nunca podremos saber con exactitud qué ocurrió en la Palestina de los tiempos bíblicos. Aunque es muy probable que, una vez aceptado el testimonio de las mujeres sobre el sepulcro vacío, surgieran leyendas sobre milagrosas apariciones que terminarían registradas para la posteridad en los evangelios cuando a estos textos apologistas se les dio forma escrita. Lo que sí ratifican los finales interpolados en las distintas versiones del Evangelio de Marcos es que las biblias son obras concebidas por muchas manos anónimas y completamente humanas.

Referencias

Biblia Latinoamérica. (2018). España: Editorial San Pablo.

Drum, W. (1910). Manuscripts of the Bible. En The Catholic Encyclopedia. New York: Robert Appleton Company. Recuperado el 15 de Octubre de 2022, de http://www.newadvent.org/cathen/09627a.htm

Gajardo, J. (2022). El problema de la autenticidad del final largo de Marcos. Theologika, 37(1), 4-27. doi:https://doi.org/10.17162/rt.v37i1.1793

Goshen-Gottstein, M. H. (1979). The Aleppo Codex and the Rise of the Massoretic Bible. The Biblical Archaeologist, 42(3), 145-163. doi:132.203.227.61

Ropero, A. (Ed.). (2018). Obras escogidas de Ireneo de Lyon: Contra las hereiías, Demostración de la Enseñanza Apostólica. Barcelona, España: CLIE.

Yang, J. (2003). Other endings of Mark as responses to Mark: An ideological – critical investigation into the longer and the shorter ending of Mark’s Gospel. Tesis doctoral, University of Sheffiel. Obtenido de https://etheses.whiteroses.ac.uk/3555/1/408359.pdf

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