El capital y el filosofar de las comunidades ancestrales en el siglo XXI

Complejidad y dialéctica crítica en Nuestra América
noviembre 29, 2021
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Fragmento del artículo El Capital y el Filosofar de las Comunidades Ancestrales en el Siglo XXI: Complejidad y Dialéctica crítica en Nuestra América. Publicado en Dialektika: Revista De Investigación Filosófica Y Teoría Social, 3(8), 54-71. https://doi.org/10.51528/dk.vol3.id60

Por Camilo Valqui Cachil y Raúl Avelino García

 

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La crisis multidimensional del capitalismo planetario evidencia sus límites históricos y la decadencia de la civilización de la plusvalía, poniendo en riesgo la propia vida en la Madre Tierra, mediante la insuperable espiral del ecocidio y otros exterminios humanos, así como a causa de las pugnas inter-imperialistas y la tendencia hacia una nueva conflagración bélica mundial.

Frente a esta sombría dialéctica humana y natural, es necesario generar alternativas radicales al actual orden de cosas, las mismas tendrán que abrevar en las Civilizaciones, Culturas, filosofares, políticas, historias, circunstancias y vidas comunitarias ancestrales, ya que sus contribuciones estratégicas entroncadas dialécticamente con el pensamiento, las ciencias y las humanidades críticas producidas por los modernos esclavos asalariados en las entrañas del capitalismo, serán  decisivas para fundar  una nueva civilización libre y comunitaria,  asentada en la diversidad universal, que rescate la compleja unidad dialéctica de la Humanidad y la Naturaleza, superando las modernas esclavitudes del trabajo asalariado y de la misma Naturaleza.

En esta perspectiva, la premisa real, para comprender la esencia y complejidad dialéctica del filosofar y de la vida de las Comunidades Ancestrales y su contribución crítica en el Siglo XXI, es en primer lugar, someter a crítica teórica la complejidad del orden del capital y hacerlo desde la perspectiva de una filosofía crítica sustentada en la complejidad materialista y dialéctica y, en segundo término, someter a crítica práctica al capitalismo mundial.

En esto estriba la dialéctica de la crítica teórica y la crítica práctica, orientada a revolucionar el sistema capitalista.

Evidentemente, sin materializar esta doble crítica, el pensamiento crítico y el filosofar de las Comunidades Originarias de Nuestra América, seguirán siendo blancos del epistemicidio, excluidos y envilecidos por el capital y éste persistirá siendo naturalizado, sacralizado y eternizado por su complejo poder ideológico, expresión de su poder económico, social, militar, político, mediático, epistémico y cultural.

En sentido crítico, el capitalismo del Siglo XXI, es una compleja relación social, una compleja totalidad histórica y concreta que permea la existencia de la Humanidad y de la Naturaleza. Los cruciales problemas que genera son reproducidos en escala ampliada por la lógica y racionalidad de su razón de ser: la producción de plusvalía misma que perpetra y perpetúa la quiebra de la compleja unidad dialéctica de la Humanidad y la Naturaleza al transformarlas en mercancías y capital, sujetas a la ley del valor, situadas en el mercado, al soterrarlas en la propiedad privada y mantenerlas como fuentes inagotables de acumulación de capital.

El capital al sustentarse en la propiedad privada de los medios de producción explota y expolia a todos los proletarios, a los trabajadores, a los pueblos y a las Comunidades Ancestrales del mundo y también a la Naturaleza.

El capital no puede establecer otro tipo de relación con la fuerza de trabajo y la Naturaleza, que no sea la relación de explotación, dominio y opresión, relación sostenida y recreada por la compleja superestructura del Estado, del derecho, de la ideología y de los más diversos sistemas de ideas, de educación, de comunicación, de instituciones, de ciencias, tecnologías, religiones y de culturas funcionales al capital.

Esto también explica el boyante negocio de la truculenta miseria sistémica material y espiritual, cuyos rasgos dominantes de decadencia y descomposición civilizatoria (Valqui, 2012), son:

  1. Cosificación mercantil de las fuerzas humanas y de la Naturaleza (Marx, 1982) y su transformación en formas de capital humano y de capital naturaleza.
  2. Complejización multidimensional del trabajo enajenado global.
  3. Parasitismo financiero.
  4. Perversión de las ciencias y las tecnologías uncidas al capital (Turse, 14 de agosto de 2012).
  5. Imperialización multidimensional (Valqui, 2009) recolonización de Asia, África, América Latina y El Caribe, con sus componentes de militarización planetaria (Turse, 14 de agosto de 2012). Incluido el espacio cósmico (Betto, 24 de agosto de 2012) dominio de espectro total centrando en la conciencia como blanco digital de las big tech rumbo al control y administración digital humano y natural, así como las guerras de recolonización.
  6. Incorporación sistémica de las ciencias y las humanidades, y particularmente de la educación, como áreas de inversión del capital trasnacional.
  7. Mercadeo de pseudo ciencias (Bunge, 08 de mayo 2011).
  8. Democracias y gobiernos subordinados al capital imperialista.
  9. Producción industrial de terrorismo de Estado transnacional
  10. Crisis y bancarrota neoliberal (Whitney, 12 de mayo de 2011).
  11. Despotismo mediático (Yohandry, 17 de mayo de 2011).
  12. Gobierno mundial de facto o dictadura mundial (Riaño, 19 de noviembre de 2011).
  13. Desenfrenada carrera armamentista nuclear, bacteriológica, química, cibernética, electrónica, genética y sísmica (Sainath, 16 de febrero de 2009)
  14. Fundamentalismo, macartismo (La Jornada, 21 de agosto de 2012), anticomunismo y fascistización trasnacional (Robinsón, 10 de mayo de 2011).
  15. Preponderancia de la corrupción, la desigualdad, inequidad, inseguridad, el tráfico humano y el narcotráfico.
  16. Exacerbación de las pugnas inter-imperialistas (Robaina García, 24 de agosto de 2012), peligro de una nueva conflagración mundial y riesgo de la destrucción de la Madre Tierra (Poch, 20 de noviembre de 2011).
  17. Despunte de la barbarie imperialista como la guerra de espectro total contra la heroica Cuba, Venezuela, Palestina y los pueblos indómitos del mundo.
  18. Decadencia (Berman, 2007) y descomposición sistémica y social.
  19. Dominio colonial del poder político, de la subjetividad y del saber.
  20. Complejización violenta del fetichismo y la enajenación.
  21. Incremento descomunal de la deuda y el expolio colonial de las fuerzas de trabajo, de la cultura, del conocimiento comunitarios y los recursos naturales (petróleo, gas, agua, metales preciosos y de conflicto) vía la deuda (Yepe, 25 de agosto de 2012), la agroindustria, despojos territoriales y los diversos extractivismos neodesarrollistas (López y Vértiz, 25 de agosto de 2012).
  22. Flagrante violación y destrucción de los Derechos Humanos y de los derechos de la Naturaleza (CISPAL, 17 de agosto de 2012).
  23. Complejización de la lucha de clases, auge de las luchas sociales, triunfo de los movimientos democrático-populares (como en Bolivia, Chile y Perú), resistencias y procesos revolucionarios de inspiración marxista en el mundo.

En esta dirección es urgente la tarea estratégica de desalienar y emancipar conciencias, forjando conciencias críticas para asumir un papel esencial en la lucha de clases y en el filosofar, en la vida y en las batallas anticoloniales de las Comunidades Ancestrales, probando que por sus concepciones, circunstancias, historias, vidas comunitarias y culturas, entroncadas al pensamiento crítico revolucionario,  pasan a ser en el Siglo XXI, las alternativas radicales y revolucionarias anti capitalistas y anti imperialistas ante la crisis y decadencia civilizatoria.

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Por lo mismo, es clave someter a crítica y desmontar los añejos resabios eurocéntricos coloniales, que son formas de epistemicidio, aún dominantes en muchas áreas del conocimiento, en los sistemas culturales y educativos sometidos a la ley del valor, así como en el pensamiento único hegemònico todavía en Nuestra América y en el mundo,  enemigos bárbaros del filosofar de las Comunidades Ancestrales y de su condición histórica de civilizaciones y culturas.

Estas posturas ideológicas y prácticas colonialistas perfeccionadas por la moderna civilización y la cultura imperialista de Occidente,  fueron impuestas y mantenidas a sangre y fuego por las recurrentes colonizaciones europeas y por las actuales recolonizaciones, particularmente estadounidenses, con la ilusión de liquidar las alternativas radicales y revolucionarias que abrevan en las comunidades ancestrales anti capitalistas y anti imperialistas y  son reales peligros estratégicos mundiales para el orden del capital.

Por lo demás, esta dialéctica real y subjetiva, evidencia que todo sujeto, que toda Comunidad Ancestral o Pueblo,  tienen la necesidad de descubrir–pensar, filosofar- la raíz, la esencia de la vida, del cosmos, de los seres, de sus  relaciones, del devenir, de los procesos, del conocimiento y de los valores,  que conforman el entramado del Ser (Valqui, 2017), integrado por la Humanidad y la Naturaleza a través de sistemas y sub-sistemas, que definen su totalidad histórica y concreta,  y por lo mismo compleja y dialéctica, en el sentido que lo concibe y asume  Karl Marx (Marx, 2007).

Por ello, los seres humanos siempre cultivaron y cultivan el “[…] filosofar; filosofía espontánea propia de todo mundo, esto es, aquélla que se encuentra inmersa en los contenidos del lenguaje cotidiano, en el sentido común, en la religión, en el mito, en fin, en toda manifestación humana” (Magallón, 1991).

Entonces, el filosofar es la capacidad epistémica que tienen los sujetos -fundidos en   las Comunidades y los pueblos-, para descubrir su propia esencia (Tarcus, 2015), su razón de Ser y los complejos problemas de su existencia. Esta compleja capacidad se sustenta en las preguntas esenciales que en todos los tiempos se han formulado, formulan y formularán todas las Comunidades y los pueblos de la Madre Tierra, en torno a la vida, a la muerte, al cosmos y a sus relaciones entre sí y con la naturaleza, así como acerca de la compleja realidad histórica y concreta, que fundamenta su dialéctica integral. Que Enrique Dussel compendia en preguntas medulares que conforman los “núcleos problemáticos” de todo filosofar (Dussel, 2009).

El filosofar permea y es permeado por la historia de los seres humanos, desentrañando y valorando los principios y las leyes constitutivas de la vida, es decir de la Naturaleza (Piedra, 30 de enero de 2014) y del universo, con los que existen en metabolismo.

Por ende, su producto, la auténtica filosofía, la filosofía crítica, es una visión epistémica totalizadora (Cerutti, 2015) de la vida, concretada en la Humanidad y en la Naturaleza y sustentada en la compleja unidad dialéctica del Ser y que subyace en la espesura fenoménica que lo envuelve.

A su vez, la filosofía crítica, es un instrumento para concebir la vida, el cosmos (Magallón, 1991), desmitificar los grandes problemas existenciales y transformar el mundo (Tarcus, 2015), poniendo en relieve su carácter complejo y crítico, como eminentemente práctico, revolucionario.

Por eso, el rasgo esencial del conocimiento filosófico crítico – fundamentalmente ancestral-, producido y reproducido por las Comunidades Humanas desenajenadas a partir de sus vidas comunitarias, circunstancias, historia, experiencias (Boaventura de Sousa y Meneses, 2015) y culturas, ha sido, es y será: abarcar a toda la realidad, al Ser, porque éste es la fuente de la vida, del metabolismo, de la necesidad de filosofar y de la conciencia crítica comunitaria.

Por consiguiente, la propia conciencia filosófica es integral y “[…] no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el Ser de los hombres es su proceso de vida” (Marx y Engels, 1973) integral, material.

Con razón Marx sostuvo: “La producción de las ideas y representaciones, de la conciencia, aparece al principio entrelazadas con la actividad material […], como el lenguaje de la vida real” (Marx y Engels, 1973).

Por lo que “No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia” (Marx y Engels, 1973), sin perder de vista que ambas constituyen una unidad dialéctica.

Desde la perspectiva de la filosofía crítica las expresiones del Ser: Naturaleza, Humanidad, realidad y cosmos son un entramado dialéctico de la vida material y subjetiva, micro y macro, una compleja totalidad en la que la Humanidad es una forma de Naturaleza y ésta una forma de Humanidad.

En sentido amplio la Naturaleza incluye a la Madre Tierra, a los propios seres humanos, al universo, al tiempo, a todas las formas de vida existentes en el universo, a los minerales, metales, rocas, planetas, sistemas solares, galaxias y micro partículas (Von Mentz, 2012).

Asimismo, la unidad de la Naturaleza se revela en su diversidad y su diversidad se expresa en su unidad, sintetizadas en la dialéctica de la vida, por lo que la filosofía crítica concibe y asume a la Naturaleza como un complejo Ser Vivo que incluye a los seres humanos, y jamás como un montón de objetos, cosas, materias primas o materias sin vida.

Por ello, la filosofía de la Naturaleza se funda en la vida y por ende en la dialéctica de los sujetos y procesos. Esta compleja episteme crítica supera el mundo disciplinar, rompe las fronteras del concreto pensado, porque más que una compleja dimensión cognitiva, la filosofía es una compleja dimensión de la vida Humana Natural real y espiritual.

Esta visión ancestral es contraria a la concepción y práctica de la moderna civilización capitalista que ha fraguado la enajenación de los seres humanos entre sí y de éstos de la Naturaleza construyendo antropocentrismos capitalistas que centralizan al hombre abstracto, como la razón de ser de la sociedad burguesa, cuando en esencia en esta abstracción mistificadora subyace el dominio concreto del hombre capitalista, del sistema burgués que materializa, que produce y reproduce la esclavitud asalariada y la moderna esclavitud de la Naturaleza.

Esta filosofía crítica es el reverso de las concepciones cientificistas de la física, que han cosificado y simplificado a la Naturaleza (Belshaw, 2005) identificándola con un mundo cosificado e inerte, como un inagotable almacén de materias primas.

Esta cosificación despoja de vida a la Naturaleza, así como de Naturaleza a los seres humanos y a éstos de Naturaleza, pulverizando no únicamente la compleja unidad dialéctica de  los seres humanos y de la Naturaleza, sino también la condición Natural de la Humanidad (Alfaro, 2008).

Pero también despoja a la Naturaleza de los procesos y capacidad cognitiva y afectiva inherentes a la vida (Geymonat, 1998).

Por todo esto, con sustento ontológico se plantea que “[…], la mirada filosófica resulta indispensable para recuperar el contacto intelectual y vital con la Madre Naturaleza” (San Miguel de Pablos, 2010).

Ya que, el entrelazamiento complejo y dialéctico inherente a la realidad, así como el existente entre la conciencia y la vida y entre la Humanidad y la Naturaleza, ha sido y es quebrantado por mediaciones enajenantes sintetizadas en la propiedad privada, las clases sociales, la lucha de clases, el Estado, el derecho, la mercancía y otras emanaciones, que conforman los sistemas clasistas establecidos sobre relaciones de explotación y dominio de los seres humanos y de la Naturaleza, particularmente las impuestas por la civilización capitalista.

El reduccionismo y la simplificación metafísicos del Ser, por cuenta del filosofar y de la filosofía de la modernidad occidental, ha disuelto y mistificado la compleja (Morin, 1990) unidad dialéctica del Ser Humanidad-Naturaleza, Naturaleza-Humanidad.

Estas perversiones epistémicas (Valqui, 2017) han tenido impactos destructores reales y subjetivos no solo en la interpretación del mundo, sino fundamentalmente en su transformación. Por ende, allí están las políticas oficiales sustentadas en estas perversiones que en vez de prevenir y superar las crisis sistémicas las han intensificado y centuplicado la destrucción de la humanidad y especialmente de la Naturaleza.

Así, el capital intensifica y perfecciona esta fractura sistémica por la vía de sus violentos procesos de acumulación de capital llevándola hasta las últimas consecuencias: el riesgo del fin de la vida en la Madre Tierra.

Por ello, el filosofar crítico sobre la dialéctica  de Humanidad y  la Naturaleza, construye una filosofía liberadora de la vida Humana y Natural fundada en la compleja cosmovisión no occidental del mundo -físico y espiritual-,  de las culturas, de la historia   y  de las praxis de las Comunidades Originarias, particularmente de Nuestra América, entroncada con el pensamiento crítico marxista, anti-eurocéntrico y anti-capitalista y con las actuales  luchas revolucionarias  de los trabajadores y parias del mundo en el Siglo XXI.

El filosofar y la filosofía de Nuestra América por su carácter crítico y desalienador es el arma de la Naturaleza Humanizada y de la Humanidad Naturalizada para liquidar la doble esclavitud que sufren bajo la férula del orden del capital planetario.