Es hora de volver a tomarse en serio el diálogo entre humanos e inteligencia artificial. Con el lanzamiento de sofisticados chatbots como ChatGPT de OpenAI, el diálogo eficaz entre humanos e inteligencia artificial se ha vuelto interesante y accesible para todos. Incluso para los estudiantes que escriben ensayos, lo que ha suscitado algunas preocupaciones académicas.
¿Cómo sabremos si lo que leemos lo ha escrito una IA y por qué es importante? ¿A quién respondemos cuando comentamos un ensayo o un artículo? Si nos fijamos en la historia filosófica del diálogo, podemos replantear la cuestión para preguntarnos cómo podríamos utilizar estos nuevos chatbots en nuestro aprendizaje.
IAs más capaces
La relación de la IA con el diálogo tiene su historia. En 1950, el matemático inglés Alan Turing propuso un «juego de imitación» en el que un juez entablaba un diálogo mecanografiado con una IA que fingía ser humana para comprobar si la IA era inteligente.
¿Qué dirían los chatbots con inteligencia artificial de hoy en día sobre este tipo de diálogo? Lex.page es una herramienta de escritura con IA que puede generar texto o responder preguntas. Esto es lo que dijo cuando le pregunté por la IA y el diálogo:
La IA está relacionada con el diálogo de diversas maneras. Puede utilizarse para crear conversaciones e interacciones naturales, similares a las humanas, con los usuarios, lo que permite a los ordenadores y otros dispositivos entender y responder adecuadamente a las entradas de los usuarios. También puede utilizarse para analizar e interpretar datos de conversaciones, ayudando a mejorar el servicio al cliente, detectar fraudes y mucho más.
El atractivo del Test de Turing radicaó en evitar definir formalmente la inteligencia basándose en una de las interacciones más humanas por excelencia: la conversación.
Así lo describe la IA de Lex.page:
En la llamada "prueba de Turing", un ser humano conversa con dos entidades, una de las cuales es una máquina, sin saber cuál de ellas es la máquina. Si el humano no puede distinguir entre la máquina y la otra entidad, entonces la IA ha superado la Prueba de Turing.
Durante décadas, el diálogo entre humanos y ordenadores adoptó la forma de una línea de comandos en la que se podía dar órdenes al sistema operativo. Algunos ejemplos son ELIZA, de Joseph Weizenbaum, que respondía como un terapeuta, preguntándote qué pensabas sobre lo que le decías.
Lo que ha cambiado ahora es el desarrollo de grandes modelos lingüísticos (LLM) que se entrenan a partir de miles de millones de páginas extraídas principalmente de Internet. Son mucho más alfabetizados y capaces de mantener una conversación o incluso generar breves ensayos sobre temas.
El Test de Turing fue una estupenda forma de ver si una máquina impulsada por IA era capaz de engañar a los humanos haciéndose pasar por ellos. En 2018, Sundar Pichai, CEO de Google, presentó Duplex, un asistente de voz, que era capaz de reservar una cita en la peluquería sin identificarse como una IA.
Por lo tanto, no es sorprendente que fuera un diálogo con el Modelo de Lenguaje para Aplicaciones de Diálogo (LaMDA) lo que convenció al ingeniero de Google Blake Lemoine de que la IA podría ser consciente y, por lo tanto, digna de consideración ética.
Como dijo Lemoine: «Si no supiera exactamente lo que era… pensaría que era un niño de 7 u 8 años que casualmente sabe física». Cuando llevó las transcripciones a los superiores, éstos desestimaron las pruebas y, cuando Lemoine hizo públicas sus preocupaciones éticas, fue puesto en excedencia con sueldo.
¿Y ahora qué? Recordemos cómo se ha debatido el diálogo en filosofía.
Diálogo y filosofía
En filosofía existe una larga tradición de reflexión sobre temas difíciles a través del diálogo. El diálogo es un paradigma para la enseñanza, la investigación y un género de escritura que puede representar una conversación ilustrada.
En los diálogos de Platón y Jenofonte, se presenta a Sócrates haciendo filosofía a través del diálogo. El cuestionamiento y la reflexión sobre las preguntas permitieron a Platón y Jenofonte explicar los usos del diálogo y presentar modelos de los que seguimos aprendiendo 2000 años después.
En mi libro, Defining Dialogue, documento cómo el diálogo es un género de escritura cuya popularidad aumenta y disminuye a medida que cambia la cultura de la investigación. También es una forma de compromiso que ha sido teorizada, más recientemente, por estudiosos como Mijaíl Bajtin.
En tiempos de Platón y Jenofonte, el diálogo era la forma preferida de escritura filosófica. En épocas posteriores, obras como Diálogos sobre la religión natural (1779) de David Hume fueron la excepción. Se escribían para tratar temas delicados en los que un autor podía querer evitar tomar una posición clara.
En el Fedro, Platón contrasta los discursos fijos con los pasajes de diálogo. Así, muestra a Sócrates como el maestro de los discursos y defiende la superioridad del diálogo. Un discurso, como los ensayos escritos, no puede adaptarse a un oyente o lector. El diálogo, en cambio, atrae a los oyentes de una forma que los chatbots de inteligencia artificial también podrían adaptar.
Y como explica Lex.page:
En la representación de Jenofonte, Sócrates formulaba una serie de preguntas para extraer las ideas de su interlocutor, a menudo dando la vuelta a la conversación para sacar a relucir un punto de vista opuesto con el fin de examinar el argumento más a fondo. También practicaba la dialéctica, es decir, la búsqueda de la verdad mediante el intercambio de ideas.
Pensar el diálogo con las máquinas
Ahora, con el auge de los chatbots, ha llegado de nuevo la hora del diálogo. Sugiero que hagamos de la disponibilidad de estas máquinas parlanchinas una virtud.
Por ejemplo, puedes dialogar con el profesor de ética que he creado utilizando Character.AI. Character.AI es un servicio en el que puedes crear un personaje ficticio con el que tú y otras personas podéis entablar una conversación.
Los usuarios pueden interrogar al profesor (o a otros personajes) para grabar un diálogo; algo que no podrían hacer con cualquier libro de texto antiguo. Sin embargo, no deben fiarse de todo lo que diga el profesor. Como señala el sitio Character.AI, todo lo que dicen los personajes es inventado. Quizá puedas conseguir que admita que no es ético intentar engañarnos haciéndose pasar por humano, algo que yo no pude hacer.
En mis clases pido a los alumnos que prueben usar estos diferentes chatbots para generar diálogos. Eso plantea preguntas sobre lo que se supone que debe hacer un diálogo y cómo puede utilizarse para transmitir ideas. Plantea preguntas sobre cómo escribir un diálogo eficaz y cómo evaluarlo. Los estudiantes tienen ahora motivos para releer diálogos antiguos y ver cómo funcionan dramáticamente.
Si nos preocupa el plagio, ¿por qué no formar a los estudiantes para que trabajen con asistentes de escritura de inteligencia artificial y aprendan a pensar a través del diálogo? Podríamos enseñarles a utilizar los chatbots para obtener ideas, generar enfoques alternativos de un tema, investigar preguntas y editar lo que obtienen en un todo coherente.
Al mismo tiempo, también tenemos que enseñar a nuestros alumnos a tener cuidado y a pensar de forma crítica a la hora de relacionarse con las IA y evaluar la credibilidad de lo que dicen.
Reflexionando sobre el diálogo podríamos redescubrir la rica historia y el potencial de esta forma de interacción.