La casa de los García Márquez
"La casa de los García Márquez", foto cedida por Gabriel Eligio Torres García

La casa de los García Márquez: Reseña al libro de Gabriel Eligio Torres García

La familia es nuestro punto fundacional, aquel lugar al que siempre regresaremos, ya sea por historia o por vivencias, el lugar donde se configura el mundo espiritual
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“El lenguaje no es equivalente a la verdad; es nuestro modo de existir en el mundo. Jugar con las palabras es examinar la forma en que funciona la mente, el reflejo de una partícula del mundo tal como la percibe la mente. Del mismo modo, el mundo no es simplemente la suma de cosas que existen en él, la red infinitamente compleja en que estas cosas se conectan entre sí. Como en los significados de las palabras, los objetos cobran significado sólo en su relación con otros objetos”.

Paul Auster (La invención de la soledad)

 

El libro La casa de los García Márquez de Gabriel Eligio Torres García es un ejercicio literario e investigativo, que por momentos tiene la capacidad de revelar al lector esa esencia oculta de un mundo emocional, un entorno existencial que brindó los recursos narrativos al reconocido nobel literario de Colombia. El libro, al igual que la literatura de García Márquez, muestra esa habilidad de manifestar lo esencial en la vida emocional humana; y con ello poner en relieve las batallas emocionales que en algún momento todos tenemos que luchar. Desde el miedo al amor, como el triunfo, o la simple rebeldía poética de existir. La obra es un ejercicio al altar de la memoria y se compromete a contar la vivencia y las dudas existenciales de todos aquellos que vivieron cercanos al nobel. Con ello se reconoce esa máxima que un hombre es dentro de sí  un cosmos, un mundo interno que lleva dentro no solo su propia vida, sino también carga con el mundo familiar y emocional que lo vio nacer.

La familia es nuestro punto fundacional, aquel lugar al que siempre regresaremos, ya sea por historia o por vivencias, el lugar donde se configura el mundo espiritual…

Los misterios de la profesión de un escritor se revelan en las historias familiares, esas historias contadas desde la intimidad de un momento adecuado, o el silente compromiso de confianza y el amor íntimo que puede haber entre hermanos. El libro es un elogio a la familia, esas relaciones que nos atrapan en la vida desde los primeros momentos. La familia es nuestro punto fundacional, aquel lugar al que siempre regresaremos, ya sea por historia o por vivencias, el lugar donde se configura el mundo espiritual que puede empujar a cualquier sujeto a ser bombero o escritor.

La narrativa del libro viaja hacia las memorias del pasado, y gira de forma poética e investigativa sobre los recuerdos familiares del escritor El pasado se convierte para el lector en esa dulce nostalgia embriagante, ese exquisito dolor de recordar momentos de la vida; ya con la lejanía del tiempo y la sobriedad de los años. Como si cada momento de felicidad pura, la profanara una futura nostalgia por venir, en cada acto de felicidad ingenua se siembra una huella de dolor en el futuro y descubrimos ese vicio maldito de aquellas personas que momentáneamente descubren que la vida se le escapa de las manos.

La obra de Gabriel Eligio Torres García es un libro de recuerdos, de un pasado lleno de detalles, de palabras crípticas, y un código lingüístico íntimo, familiar, palabras secretas, que solo el lector más audaz podrá descifrar.

“Así, de la peor manera, Margarita descubre el motivo real de la prisa que tenía Rafael por casarse. Se sintió humillada y burlada, fue tanto el desengaño y la frustración que sufrió, que se sometió, contando más de cincuenta años después por ella misma, a la penitencia de catorce meses de encierro forzado en su habitación. Sobrevivió a pan y agua, para tratar de exorcizar el demonio de sus sentimientos.

Por su parte, Rafael trató por todos los medios de acercarse para darle una explicación y persuadirla que lo perdonara. Pero ni con la intervención de los mejores amigos mutuos, ni la de varios de sus hermanos logró convencerla.

Era un desliz fácilmente perdonable y justificable en los hombres de la época. Así le decían. Pero nunca aceptó esa excusa y mucho menos la perdonó. Lo dejó morir de amor, chapaleando en el lodazal de la incertidumbre, sometido a una tortura sin porvenir y nunca más volvió a cruzar palabra alguna con él. No era extraña su introversión, y aunque pareciera dócil, tenía un carácter solitario y unos sentimientos inasequibles. Dicen que recayó en el vicio de comer tierra, volvió a chuparse el dedo como cuando niña, se le acentuaron los rencores, se volvió más rígida, insegura y desconfiada. No llegó a creer ni en sus propios recuerdos.

Tal vez por eso, fue tan difícil para ella traer al presente, todos esos episodios, porque mientras reconstruíamos su vida, o era su mente la que se rehusaba a recordar esa parte de la historia, o sería ella que para protegerse del dolor, los hubiera lapidado en un rincón perdido de los recuerdos y borrado de la faz de la memoria” (García, 2020, p. 147).

El texto se mueve continuamente entre las disyuntivas emocionales de los familiares de García Márquez, el complejo mundo de historias que giran alrededor del escritor, así como esa abundante naturaleza emotiva que inunda la vida familiar. Las trágicas decisiones de amar o renunciar, de entregarse o resistir, así como el terrible ejercicio de olvidar, o dejar caer las emociones en el abismo del tiempo. El lector podrá encontrar en las historias de los hermanos García Márquez una variedad impredecible de situaciones, un abanico de emociones y de circunstancias de vida que atraviesan desde lo dramático hasta lo satírico; prueba evidente de que la vida humana y familiar cumple sin dudas con la más variada riqueza de escenarios. El libro demuestra que muchas veces la verdad de las cosas está por momentos alejada de esas grandes respuestas o teorías que prometen explicarlo todo, por momentos la sabiduría, llega como diría Nietzsche, a través de la forma más rustica, por medio de la vida y su dolor.

“Las respuestas de Luisa Márquez (madre de García Márquez) en la familia ya eran legendarias, siempre venían con un toque de ironía y cargadas de mucho humor. Como esa ocasión, cuando le atribuyó la genialidad de su hijo a la Emulsión de Scott y afirmó que su mayor orgullo era tener una hija monja. Luego, otro periodista inquieto le preguntó que si había leído Cien años de Soledad: -Para qué, si yo lo he vivido-. También preguntó, el mismo periodista, si era cierto que en secreto de confesión, había revelado en una entrevista, que su mayor orgullo era tener una hija monja y no un hijo Nobel. Ella salió con otra de sus retahílas: No solo es cierto, sino que es verdad” (García, 2020, p. 77).

La relación de lo emocional y lo intelectual trastoca todo el texto, la curiosa dicotomía entre el azar y las intuiciones premonitorias de una familia que roza de cerca la genialidad o el misticismo, no se sabe si por talento o locura, muchos de los deseos o sueños familiares terminarán cumpliéndose de la forma más inesperada; llevando con ello a romper la distancia entre el mundo real y la fantasía, donde las ilusiones pueden ser premonitorias y al mismo tiempo un choque cruel con la realidad. Haciendo referencia a esta capacidad de mezclar lo real y lo fantástico, el autor describe a Aida García Márquez en su investigación: “Jaime dijo en una entrevista, que Aída tiene la imaginación desbordada, propia de las mujeres de la estirpe, que, en ocasiones causan problemas de confusión, porque lo que se imaginan, lo dan por hecho” (García, 2020, p. 167). Esta capacidad onírica, tan divina como mortífera, encubre la ontología familiar, y con ello en el libro aporta una de las claves más interesantes para comprender la obra de García Márquez.

“Aunque Gabriel Eligio (padre del nobel) siempre afirmó que, esas dos formas de enfrentar la vida, contrario de ser contradictorias, eran complementarias; para sus descendientes y más para quienes no alcanzaron a conocerlo, fue muy difícil hacer coincidir al hombre que se ganaba la vida con los pies en la tierra siendo medico homeópata y farmaceuta, con el hombre soñador y romántico sin remedio que sabíamos que era. Pero también coincidimos muchos en las últimas reuniones de la familia, que Gabriel Eligio además de la lucha económica por la vida, mantenía una guerra interna entre ese hombre racional y el soñador, que al final sería esa una de las razones de su inestabilidad, la misma que no le permitía echar raíces donde llegara. Porque el racional siempre trataba de asentarse donde estuviera, pero el romántico y soñador, todo el tiempo andaba en busca de nuevos horizontes”(García, 2020, p. 219).

Esa lucha interna, tanto apolínea como dionisiaca, como afirmara Nietzsche, fue poco a poco un conflicto que trascendió lo personal hasta lo familiar; y con ello la guerra de estas dos formas de enfrentar la vida se convirtió en la fuente de un mundo de ilusiones vivas, ese realismo mágico que muchas veces escuchamos mencionar en los medios de comunicación. El libro le brinda al lector la certeza de que todo ese mundo literario en las obras de García Márquez ya existía de forma silvestre en la vida cotidiana, en el mundo familiar del escritor. Un laberinto de emociones que invaden la vida con tal fuerza que solo queda la actividad espiritual de narrar, de escribir o de rendirse frente a ese mundo salvaje de sentimientos.

El libro La Casa de los García Márquez es ante todo un registro, una investigación, que permite al lector descubrir el mundo interno de la familia, en especial de los hermanos del nobel, y con ello académicos y curiosos podrán discernir la fuente de ese mundo mágico, así como la vida íntima de la familia del escritor. Es la vida real de los personajes de Cien años de Soledad, con sus vicisitudes y tragedias personales, así como el descubrimiento de la magia literaria en su forma más silvestre, la vivencia de una existencia llena de ilusión, dolor y alegría.

El libro comenta relatos que rozan la mística familiar, incluso, la sospecha de momentos inmortales, donde la familia queda unida para la eternidad en una foto premonitoria de magia de la casa García Márquez.

“Pero por mucho que trataron de contrarrestar los malos augurios, lo más triste fue lo que esos agüeros terminaron anunciando, el principio del final de los hermanos García Márquez. […] Luego de varios años que, por asuntos de la vida, no les había sido posible coincidir a todos, para el 31 de diciembre de 1992, al fin lo lograron.

Ese día aparecieron todos los hermanos con sus hijos y algunos, hasta nietos. Eran tres generaciones de García Márquez, que llegaron de todas partes, para acompañar a la “mama grande” a despedir el año viejo. […] Aprovechando el momento, alguien sugirió que tomaran una foto donde estuvieran todos los hermanos con la madre, pero los más supersticiosos, entro los que se encontraba Yiyo, estuvieron renuentes y solo aceptaron, tomando en cuenta las debidas precauciones.

Para contrarrestar un futuro mal paso, Eligio se calzó los zapatos al revés y sostuvo en la mano derecha, una carta de azar como forma de combatir el destino. Tenía la firme convicción que cuando aparecieran todos en una sola foto, comenzarían a morir uno a uno y casi en el orden secuencial en que aparecieran” (García, 2020, p. 290).

A pesar de todas las precauciones, el libro confirma ese terrible o bendito talento de la familia, esa capacidad de intuir un futuro que por azar o destino termina cumpliéndose.


Nota

Gabriel Eligio Torres García, nació en Cartagena de Indias, Colombia, en 1966. Es el quinto hijo de Cesar Alfonso Torres y Rita García Márquez. Creció en medio de una familia numerosa donde se transpiraba literatura, sin embargo, su vocación inicial lo inclinó hacia los números. Estudió seis semestres de ingeniería, pero las circunstancias de la vida lo obligaron a desertar.

Inició su vida laboral en el mundo financiero de los bancos, donde adquirió todo el conocimiento para convertirse en un contador público no titulado.

A comienzos del 2000 traslada su residencia a Miami, Florida, y estando allí, en medio de ráfagas de nostalgia por su tierra y su gente, se tropezó de frente con esa literatura que traía inmersa en su sangre. Comenzó escribiendo artículos y notas sobre anécdotas familiares, entre las que se encontraban: Los hijos pródigos de Colombia, Un señor de bigotes vestido de blanco y La leyenda de un niño llamado Gabriel; varios cuentos, como El último vals, y Destinos Cruzados, y una novela que aún conserva inédita. Luego de algunos años, decidió reunir todas esas anécdotas familiares y convertirlas en un libro.

Puede contactar al autor mediante su cuenta de Instagram.

 

Bibliografía

Auster, P. (1997). La invención de la soledad. Barcelona: Editorial Anagrama.

García, G. E. T. (2020). La Casa de los García Márquez Bogotá: AbraPalabra Editores.

9 Comments

  1. Que bueno es reencontrarses con la estirpe de los Garcia y conetarse con la raices de america

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