Toni Morrison es una maga, pues solo alguien con poderes sobrenaturales, de esos que habitan con confianza lo divino, es capaz de construir alrededor de una casa embrujada y sus fantasmas la novela definitiva sobre la esclavitud.
Nacida en 1931 en Estados Unidos, profesora de filología, editora de Random House y Premio Nobel de Literatura en 1993 –la primera mujer negra en recibirlo–, en Beloved (1987), Morrison nos transporta al mundo íntimo de los esclavos, esos seres sobre quienes pesa, más que la restricción del movimiento y el deber de complacer a los amos, la negativa de realizar su humanidad. El esclavo no sueña, el esclavo no siente, el esclavo no tiene orígenes ni derecho a descendencia porque hasta el hijo que le nace ha de convertirse, a la larga, en una desgracia para él.
Sethe, la protagonista de la novela, nació y creció siendo esclava, pero cuando la historia comienza es libre gracias a la Guerra de Secesión. Ahora puede jugar a vivir la vida buena de los amos, tener una casa para su familia, un trabajo remunerado e integrarse a su comunidad. Debería estar contenta; sin embargo, la alegría cuesta. ¿Después de todo, qué es lo que ha cambiado? Ella no es como los blancos, eso lo tiene bien aprendido, ¿por qué debe entonces continuar viviendo de acuerdo a sus reglas si se supone que ya es libre?
Toni Morrison es una maga, solo así se explica la naturalidad con que la belleza y la ternura de su prosa nos conducen hacia lo más brutal de un mundo en donde hasta el amor termina expresándose por medio del crimen.
Pero Sethe tampoco es como los otros negros. En el desespero de su juventud tiranizada, ella intentó quitarle la vida a sus hijos para protegerlos de las crueldades de la esclavitud, y ahora vive atrapada entre dos tiempos: la herida siempre abierta del pasado, encarnada en el fantasma de la pequeña Beloved, y el espectro no menos terrorífico del futuro, representado por su otra hija, Denver, la sobreviviente, que ha abrazado las quimeras de los blancos, que se viste y actúa como ellos, y que con su olvido y su alegre desenfadado parece ir gritando a los cuatro vientos que el terrible sacrificio ensayado por Sethe no hacía falta.
Toni Morrison es una maga, solo así se explica la naturalidad con que la belleza y la ternura de su prosa nos conducen hacia lo más brutal de un mundo en donde hasta el amor termina expresándose por medio del crimen. Un mundo que, para nuestra vergüenza, no pertenece a las fantasías distópicas de ciertos escritores en apariencia iluminados, sino que fue la realidad de los millones de individuos a quienes se les obligó, durante más de tres siglos, a servir como esclavos en América.
Foto por The New York Public Library
