El lingüista y politólogo Noam Chomsky, calificó a ChatGPT y chatbots similares como tecnologías con una «falta profunda» de «capacidad crítica».
La opinión del destacado científico fue emitida en un artículo publicado en el New York Times que pretende ser una opinión más completa sobre el tema, luego de que el pasado 31 enero, adelantara en una entrevista que ChatGPT no era más que un plagio.
«ChatGPT de OpenAI, Bard de Google y Sydney de Microsoft son maravillas del aprendizaje automático,» reconoce ahora el profesor; sin embargo, a ello agrega que, estas aplicaciones, no hacen más que eso, procesar información para buscar una inteligencia artificial general, «ese momento largamente profetizado en el que las mentes mecánicas superarían a los cerebros humanos».
A través de varios ejemplos, el experto en lingüística razona que ChatGPT y similares carecen de pensamiento crítico; su principal problema radica en que no pueden ir más allá de la descripción y la anticipación de ciertos contenidos. Se trataría simplemente de «un pesado motor estadístico de comparación de patrones, que se atiborra de cientos de terabytes de datos y extrapola la respuesta conversacional más probable o la respuesta más probable a una pregunta científica».
Por otro lado, la mente humana tiene la capacidad de pensar y razonar. Ello significa que además puede equivocarse y saber cuándo lo hace.
De esta forma, el «defecto más profundo [de ChatGPT] es la ausencia de la capacidad más crítica de cualquier inteligencia: decir no sólo lo que ocurre, lo que ocurría y lo que ocurrirá -eso es describir y predecir-, sino también lo que no ocurre y lo que podría o no ocurrir».
La verdadera inteligencia, agrega Chomsky, tiene la capacidad de pensar moralmente. Esto significaría que existe una limitación a la creatividad humana a partir de principios éticos que determinen lo que se debe ser o lo que no se debe ser, pero siempre sometiendo los principios a una justa crítica creativa.
«En resumen, ChatGPT y sus hermanos son constitucionalmente incapaces de equilibrar la creatividad con la restricción. O bien sobregeneran (produciendo tanto verdades como falsedades, respaldando decisiones éticas y no éticas por igual) o bien infrageneran (mostrando falta de compromiso con cualquier decisión e indiferencia ante las consecuencias). Dada la amoralidad, falsa ciencia e incompetencia lingüística de estos sistemas, sólo podemos reír o llorar ante su popularidad», concluye Chomsky.