Borís Kagarlitsky: Estamos asistiendo al hundimiento del régimen de Putin

junio 26, 2023
Yevgueni Víktorovich Prigozhin, líder del grupo Wagner, en un video mensaje.
Yevgueni Víktorovich Prigozhin, líder del grupo Wagner, en un video mensaje.

Por Borís Kagarlitsky

Hacia finales de la primavera ya se decía que la amenaza más importante para el régimen era una revuelta de sus propios partidarios. No solo yo sino tantos otros hablaban de que se estaban dando las condiciones para un golpe como el de 1991. Ahora esta predicción se ha hecho realidad. 

¿Qué significó aquel intento de golpe de agosto de 1991? No fue organizado por los opositores del régimen, sino por sus partidarios indignados por la impotencia y la ineficacia de los dirigentes de la URSS. No pretendían derrocar a Gorbachov, sino acabar con su poder. Una tercera fuerza se hizo con el control con el pretexto de resistir al golpe. El Presidente Gorbachov, cuyos camaradas lo habían ideado todo, se vio obligado a dimitir y fue reemplazado en el Kremlin por Yeltsin. 

Veamos ahora cómo se desarrolla el proceso actual.

Para aplastar la rebelión de Prigozhin ahora mismo es necesario movilizar todos los recursos militares. En teoría es posible pero es necesario reunir a las tropas leales, desplazarlas, organizar y coordinar sus acciones. Esto lleva tiempo. Más aún, en una situación continuamente cambiante es necesario comprender quién es leal y quién no lo es. ¿Y cómo hacerlo si no hay una sola persona con principios, con ideología o al menos pensante alrededor? 

De momento, el motín de Wagner va viento en popa, pero es poco probable que vaya a tener un largo recorrido. Sus partidarios pueden llegar a Moscú, incluso ocupar el Ministerio de Defensa y el Kremlin. Pero, ¿qué harán con todo eso? No tienen un ala política, ni personal administrativo, ni aliados, ni ideología, ni programa. Mussolini ya era un político influyente (y lo que es más importante, con experiencia) antes de organizar la Marcha sobre Roma. Prigozhin es un señor de la guerra con antecedentes penales. Su clamor por la justicia no servirá de nada: en la política real todo es concreto. Los diseñadores de campañas políticas y relaciones públicas pueden jugar con las palabras, pero a la hora de la verdad no son las palabras sino hechos los que cuentan, soluciones prácticas. ¿Qué hacer con el conflicto ucraniano, con las sanciones, con la economía? No tienen ni idea… Ni siquiera han tenido tiempo de pensar en ello.

A diferencia del rey de Italia, que se hizo a un lado durante la Marcha sobre Roma y luego apoyó retroactivamente a Mussolini, Putin, tras algunas cavilaciones, se ha opuesto a los wagneristas declarándolos traidores. Así pues, la opción de preservar el antiguo régimen inclinando la balanza de poder a su favor ya está descartada para Prigozhin: tendrá que ir con todo no solo contra los generales del Estado Mayor, sino contra toda la vertical de poder que, si lo consigue, aunque sea parcialmente, empezará a desmoronarse.

Así pues, el alzamiento está políticamente condenado, independientemente de cómo evolucione la situación militar. El ganador de la situación puede ser el establishment de las fuerzas de seguridad asociado a Nikolay Pátrushev y el FSB. Para ello bien reprimirán eficazmente el alzamiento o bien llegarán a un acuerdo de última hora con los insurgentes pero reteniendo muchos más recursos políticos que estos y apartarán a Prigozhin, impidiéndole el acceso a las palancas del poder. Y más tarde, de un modo u otro, lo eliminarán (puede que ni siquiera por medios violentos). ¿Recuerdan la rebelión del coronel Suret Guséynov en Azerbaiyán en 1993? Los rebeldes derrocaron al antiguo gobierno, pero los beneficios de su victoria fueron a parar al experimentado funcionario de servicios secretos Gueydar Alíyev, que había negociado con los rebeldes supuestamente en nombre del gobierno. 

Independientemente de la suerte que corra Prigozhin, estamos asistiendo al hundimiento del régimen de Putin. Será sustituido por una versión rusa de la junta militar, que, en todo caso, tendrá que enfrentarse a los problemas que acumula el país y empezar a cambiar las cosas. Las cuestiones relativas a la paz y la transformación social están objetivamente sobre la mesa.


Texto publicado por el autor en Telegram y traducido por Antonio Airapétov. Puede consultar el original en el siguiente enlace.