La filosofía es algo que nos interpela directa o indirectamente a todos. No es sólo una cuestión del «filósofo» o del profesor de filosofía. En este sentido, no hay ser humano que no sea filósofo. Por ejemplo, cuando nos preguntamos qué es la vida o cuándo comenzó ésta, qué es el hombre, por qué aparece el sol, qué es la verdad, qué es el tiempo; o de forma más existencial, quién soy yo, qué es el amor, qué debo hacer ante x situación, qué viene después de la muerte, entre otras interrogantes, estamos filosofando. También cuando nos asombramos ante algo bello o nos admiramos por un conocimiento nuevo. De esta forma cualquier persona tiene su parte de filósofo. Entonces, el simple hecho de vivir es ya filosofar: viviendo hay filosofía.
Cuando se pregunta «¿qué es la filosofía?», nos adentramos en una de las cuestiones filosóficas más difíciles. «Filosofía» es una de las palabras que más significaciones tiene. Las definiciones varían de un pensador a otro, sin llegar a un consenso general de qué se entiende por filosofía. Pero, sin embargo, todos los filósofos saben qué es la filosofía.
Admirar. La filosofía surge de la admiración como actividad humana. Lo habíamos planteado anteriormente. En la antigüedad el ser humano se asombraba ante lo desconocido y buscaba explicaciones míticas o mágicas a esos fenómenos. Este fue el surgimiento del pensamiento filosófico. Del mito pasó al conocimiento: el gran salto del mito al logos. Aunque debemos aclarar que la capacidad de asombro, el «admirar» humano, no fue negado del todo por el desarrollo racional posterior, y aún persiste en el pensar, justamente en la infinita frontera entre el ser-su mundo (lo conocido) y el Universo (desconocido casi en su totalidad). La barrera entre lo mítico y lo racional siempre se interrelaciona. Por tanto, podemos afirmar que la admiración continúa siendo uno de los motores fundamentales de la filosofía.
Problematizar. La pregunta por la filosofía cuestiona de qué se ocupa, diríamos, a nivel epistémico. La filosofía se ocupa del estudio del problema del ser, el problema del pensar y el problema del deber ser. A la primera área se le llama ontología (Ser); a la segunda gnoseología (pensamiento); y a la tercera, axiología (los valores y la moral). Existen muchos campos filosóficos como la estética, la lingüística, la lógica, la teología o la filosofía política, pero los tres aspectos mencionados anteriormente son los grandes problemas filosóficos.
Preguntar. En la filosofía las preguntas son más importantes que las respuestas. Al contrario de otros saberes, cuando se pregunta ya se está filosofando. Tales, el sabio de Mileto, se preguntó alguna vez «¿cuál es el principio de todas las cosas?», y si bien la respuesta suya fue «el agua», con esta interrogante dejaba inauguraba la Filosofía occidental. No es la pregunta por la pregunta. No es cualquier pregunta. (p. ej. «¿qué día es hoy?»). Es preguntar en forma de búsqueda (p. ej. «¿quién soy yo?»). Es el buscar la esencia de las cosas mismas.
Objeto de estudio. Se podría plantear de forma general, que el objeto de estudio de la filosofía es la relación del ser humano con el mundo. Aunque evidentemente esto es algo que comparte con las demás ciencias. La biología estudia el hombre —como ser viviente en un sistema al cual pudiéramos llamar mundo— y la vida; la física el mundo corpóreo, es decir, a los fenómenos físicos; la sociología a la sociedad; la psicología a la conciencia; las neurociencias al cerebro; la química a las sustancias y a los procesos relacionales de éstas… Entonces, ¿qué queda para la filosofía? ¿es ciencia, doctrina, disciplina o saber? y ¿si las ciencias siguen su desarrollo significa que la filosofía desaparecerá?
A la primera pregunta respondo que quedan:
- los entes más generales, esto no es esta o aquella cosa particular sino las cosas más generales como el ser, la esencia y la existencia, la inmanencia y la trascendencia, la cualidad y las relaciones;
- la teoría del conocimiento, pues las otras ciencias conocen, tienen su objeto de estudio bien definido, en cambio la filosofía estudia la posibilidad del conocimiento mismo, sus presupuestos y los límites de éste;
- los valores: en las otras ciencias se estudia lo que es, la filosofía investiga lo que debe ser;
- el ser humano como fundamento y supuesto de todo lo demás, ya no el hombre particular como ente biológico, psicológico o social, sino el ser humano como un todo; el lenguaje, desde su etimología hasta la estructura lingüística (sintaxis) y la lingüística generativa (semántica, significados).
La interrogante sobre si la filosofía es una ciencia, doctrina, disciplina o saber, en mí caso particular acepto más la visión de Foucault de entender la filosofía como una forma cultural, la más predominante en los últimos 2500 años.
Si se asume la filosofía como una ciencia se le limitaría al estado de una de las ciencias particulares que hemos mencionado. En todo caso, la filosofía es una ciencia universal que estudia los límites, los fundamentos y va a la raíz de las cosas. O como proponía Fichte, «la filosofía es la ciencia de las ciencias».
Por último, tal parece que con la explosión de las ciencias modernas en el siglo XIX se dejaría menos espacio para la filosofía, pero vemos que no ha sido así, al contrario, cada vez hay más estudiosos de la filosofía. Ya Aristóteles argüía a los negadores de la filosofía: o hay que filosofar o no hay que filosofar. Si no hay que filosofar, será en nombre de la filosofía. Luego, si no hay que filosofar, hay que filosofar.
Universalidad. La filosofía es universal por dos aspectos. Uno, porque es «la madre de todas las ciencias» y esto no es una mera proposición retórica, pues de una forma o de otra las demás saberes, disciplinas y ciencias, o se han escindido a partir de la filosofía o beben de ella; y dos, porque los aspectos que trata son universales: tanto el hombre mismo, como lo que existe, los entes y su conocimiento y el valor de las cosas son universales.
Especificidad. La especificidad de la filosofía radica en que responde a su tiempo y espacio. O sea, la filosofía es la esencia de su tiempo, responde a una época determinada y varía de acuerdo al período histórico; también cambia de acuerdo a los diferentes lugares donde se cultive. Respecto a esto último, se podría suponer que la filosofía ha sido clasista y expresa los principios de una clase o grupo determinado.
Herramienta transformadora. La filosofía es una forma de interpretar el mundo, pero también de cambiarlo. Es una actividad crítico-reflexiva para la transformación del hombre. Es la conciencia crítica que examina los conceptos, categorías, paradigmas, métodos. Al respecto, la «práctica» es una de las principales funciones de la filosofía. No en balde Unamuno exponía que la filosofía es la ciencia que trata de formarnos una concepción unitaria y total del mundo que oriente la acción y la vida misma.
Mis palabras no son más que una excusa para invitar a los lectores de estas líneas a que se adentren en el apasionante mundo de la filosofía, y se admiren ante la vida y las cosas, porque como dice Goethe: «El que no sabe llevar su contabilidad / Por espacio de tres mil años / Se queda como un ignorante en la oscuridad / Y sólo vive al día».
Jueves 19 de noviembre de 2020
Publicado en Dossier: La Filosofía como Arma, Saber y Ciencia – Dossier por el Día Internacional de la Filosofía (2020)
Excelente artículo, de fácil comprensión, y que deja al curioso por la filosofía el deceo de seguir leyendo.