existencialismo Jean-Paul Sartre

Mr. Nobody y el existencialismo de Jean-Paul Sartre

La libertad es precisamente la nada que ha existido” en el corazón del hombre y que constriñe a la realidad humana, ser es elegirse: nada que ella pueda recibir o aceptar le llega desde afuera, ni tampoco de dentro
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El Existencialismo de Mr. Nobody (2009)

El lector familiarizado con el argumento de Mr. Nobody recordará que una de las cuestiones más llamativas de la película es la capacidad de elección y cómo esta puede definir o no nuestras vidas.

Para muchos cinéfilos el argumento de dicho filme es puramente existencialista en su propuesta. Y no se trata solo del hecho de que plantea interrogantes generales acerca de la naturaleza de la muerte, o la posibilidad de la vida eterna. Se trata más bien de un cuestionamiento sobre la elección humana en diversas circunstancias y sobre qué sucedería si eligiéramos uno u otro camino.

En la escena más recurrente del filme, se ve a Nemo tratando de alcanzar a su madre que se marcha en un tren. Él debe escoger entre continuar la vida con su madre o con su padre, recientemente divorciados. Cualquiera de las dos opciones implica cambios radicales en su vida, sus amigos, conflictos, y eventualmente en cómo morir. Y en esa escena que es el nudo del argumento se escucha a Nemo reflexionando:

-No podemos ir para atrás. Es por eso que es difícil escoger…Tienes que tomar la decisión correcta. Siempre que no escojas, todo es posible.

Pero ya sabemos que la vida, tal como la vivimos, no es un filme donde se puedan suspender los eventos, como en Mr. Nobody, para sopesar qué decisión tomar. Hasta que no se demuestre lo contrario, estamos aquí y existimos en un tiempo unidireccional que nos impulsa constantemente a tomar decisiones de las que a veces nos arrepentimos. Nemo representa ese peso angustiante y silencioso que toda elección conlleva y que llamamos responsabilidad.

El existencialismo y la libertad en Jean Paul Sartre

He decidido traer a colación tal ejemplo debido a las claras relaciones con la filosofía existencial desarrollada por Jean-Paul Sartre (1905-1980).

Uno de los componentes más llamativos del existencialismo sartreano, fue la llamada de atención sobre un tipo de reflexión filosófica, que si bien no era nueva, estaba ausente de los predios académicos e intelectuales en el periodo comprendido entre las dos guerras mundiales.

El existencialismo francés, desde el mismo inicio, reunió lo mejor de las mentes europeas y se asoció a movimientos y pensadores ya notorios. En el orden de los presupuestos teóricos siempre que se introduce este tema se debe hacer mención obligada a filósofos como Friedrich Nietzsche, Sören Kierkegaard, Edmund Husserl o Martin Heidegger.

En estos y otros pensadores, vamos a encontrar una intención semejante a la sartreana. Promover el estudio de la condición humana individual, con sus emociones, su libertad, y diversos problemas que competen a la vida cotidiana. Todo ello en oposición a perspectivas que intentaron explicar lo humano desde discursos totalizadores provenientes lo mismo de la ciencia moderna como de la religión.

La Imagen del Existencialismo

Hay una imagen notoria del existencialista que lo describe como un tipo angustiado, quizás vestido de negro, y asiduo a cafés literarios. Pero en su momento el existencialismo fue incluso mucho más ridiculizado e incomprendido.

El propio Sartre fue catalogado de hiena dactilográfica. Se decía también que no mantenía una postura política estable, que su filosofía era ilegible, y que el movimiento que él había iniciado era el «cacá». A lo que se agregaba que copiaba a la teoría alemana, y que no era nada original. Su obra fue incluida en el listado de libros prohibidos del Vaticano hacia 1948. Y en 1950 el papa Pío XII condenó al existencialismo como una doctrina falsa, entre otras cosas, «porque rechaza las esencias inmutables de las cosas y sólo se preocupa de la existencia de los seres singulares» (1).

Tipos de Existencialismo

Anécdotas apartes, se pueden reconocer tres tipos de existencialismo: el existencialismo cristiano, el agnóstico y el ateo, del cual Jean-Paul Sartre es su principal exponente.

Influencias

En el caso del pensador que nos ocupa, desde sus inquietos años de juventud y como alumno de la Escuela Normal Superior de París, conoce a Simone de Beauvoir, Raymond Aron, Maurice Merleau-Ponty y Claude Lévi-Strauss.

No obstante, en términos de influencia teórica para entender su teoría hay que mencionar especialmente a Edmund Husserl y su concepto de intencionalidad fenomenológica.

Bien conocida es la anécdota que cuenta Simone de Beauvoir sobre el descubrimiento de la fenomenología por parte de Sartre. Este primer contacto ocurre hacia los años 30 cuando sentados en un café junto al amigo y filósofo Raymond Aron iniciaron una conversación sobre el último viaje a Alemania de este último. Pidieron la especialidad de la casa: cócteles de albaricoque. Y Aron dijo, señalando su vaso: Mira pequeño camarada -refiriéndose a Sartre- , si fueras un fenomenólogo, podrías hablar sobre ese cóctel… y hacer filosofía con ello. Sartre se volvió pálido de la emoción al oírlo, había encontrado lo que había anhelado obtener durante años: describir objetos justo como los veía y sentía al tacto, y extraer filosofía del proceso.

La herramienta metodológica a la que se hace referencia en esta pequeña anécdota es la intencionalidad fenomenológica. Noción definida por Edmund Husserl y que establece que la conciencia no es simplemente una entidad aislada de su objeto en el proceso de conocimiento, sino que ella está dirigida en todo momento al objeto. Ella es sencillamente «conciencia de…». y no se caracteriza por tener una esencia interior o exterior, sino que es un proceso constante de «dirigirse al mundo» o de «ir hacia las cosas mismas».

Definición del Existencialismo Sartreano

Se llega con esto al primer elemento de envergadura en la definición de su existencialismo. La verdad del conocer no se encuentra en el empirismo, en el racionalismo, o cualquier otra teoría que defiende una verdad en sí. En todo caso, hay siempre una reflexión no teórica, previa a la relación de conocimiento. Y este nuevo giro filosófico permitirá abrir un nuevo campo de estudios filosóficos sobre todos aquellos eventos que son dados a la conciencia en su experiencia inmediata. Como lo pueden ser el asco, el odio, el amor, el temor, la angustia, la vergüenza, y una lista inimaginable de temas.

La primera diligencia de una filosofía deberá entonces aplicarse a expulsar las cosas de la conciencia y a restablecer la verdadera relación de ella con el mundo, a saber, que la conciencia es conciencia posicional del mundo…Toda conciencia no es conocimiento (hay conciencias afectivas por ejemplo) pero toda conciencia cognoscente no puede ser conocimiento, si no lo es de un objeto. (2)

A este momento pertenecen obras tales como: La imaginación (1936), La trascendencia del ego (1938), La Náusea (1938), El Muro (1939), Bosquejo de una teoría de las emociones (1939), Lo imaginario. Psicología fenomenológica de la imaginación (1940) y El Ser y la nada (1943).

El momento Ontológico-Existencial

En el año 1938 publica La Náusea, su novela más famosa. Narrada en forma de diario, su personaje principal es justamente el modelo de la búsqueda incesante por un sentido al cual adherirse, es la expresión de una necesidad constante por ir a buscar en el mundo de nuestra cotidianidad los fundamentos de nuestra existencia particular que nos liberan de la Moral y la Razón moderna.

Dice allí que:

Existir es estar ahí, simplemente; los existentes aparecen, se dejan encontrar, pero nunca es posible deducirlos. Creo que hay quienes han comprendido esto. Solo que han intentado superar esta contingencia inventando un ser necesario y causa de sí […] Mas que pobre mentira; nadie tiene derecho; ellos son enteramente gratuitos, como los otros hombres; no logran sentirse de más. Y en sí mismos, secretamente, están de más, es decir, son amorfos y vagos, tristes. (3)

El Ser y La Nada

En plena Guerra Mundial escribe su gran ensayo El Ser y la Nada (1943), un volumen extenso donde lo fundamental es la descripción fenomenológica de los distintos modos y estructuras de la realidad humana (o como le llama Sartre ser-para-sí). Obra sistemática donde recorre el largo camino desde la interrogación hasta su relación con los otros y la exigencia de una nueva Moral que responda eficientemente a lo absurdo de la vida contemporánea.

Entre los aportes fundamentales de esta investigación encontramos la original aplicación del método fenomenológico. Su crítica al intelectualismo de Hegel, Husserl, y Heidegger. Su constante preocupación por desarrollar una filosofía que responda a las exigencias éticas del momento que le tocó vivir, y junto a ella la  descripción fenomenológica de la libertad:

La libertad es precisamente la nada que ha existido” en el corazón del hombre y que constriñe a la realidad humana, ser es elegirse: nada que ella pueda recibir o aceptar le llega desde afuera, ni tampoco de dentro. Está enteramente abandonada sin ayuda de ninguna clase, a la insostenible necesidad de hacerse ser hasta en los menores detalles. Así, la libertad no es un ser: es el ser del hombre, es decir, su negación de ser. (4)

En otras palabras, no solo estamos obligados a elegir, sino además que estamos solos y nada ni nadie justifica nuestras acciones, de ahí que su existencialismo haya sido catalogado como ateo. Si la esencia de la realidad humana es esa libertad, no hay dioses o valores que nos justifiquen.

El Existencialismo es un Humanismo

Todos estos momentos sirvieron de antesala a la conferencia que dictó el 29 de octubre de 1945, y que ha sido quizás su texto más divulgado: El existencialismo es un humanismo. En este, amplía sus postulados existencialistas y da respuestas a las críticas que se le hicieron luego de la publicación de El Ser y la Nada por parte de grupos intelectuales marxistas, católicos y cartesianos.

Sartre define el existencialismo desde esta obra como «una doctrina que hace posible la vida humana y que, por otra parte, declara que toda verdad y toda acción implica un medio y una subjetividad humana». (5)

Los valores se definen en el ejercicio pleno de la libertad. «El hombre es el único que no es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace» (6).  La angustia, el desamparo y la desesperación son, a partir de esto, los indicadores de una vida que se vive de acuerdo a su principio fundamental de libertad, y no de mala fe.

Así el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia. Y cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres.

El Giro en su Obra

Poco a poco, y luego de esta conferencia, se plantea el objetivo de definir cuál debe ser el papel del intelectual frente a la vida que le imponen los nuevos sistemas políticos y teóricos. De su rol como intelectual saldrán nuevas aventuras y nuevas discusiones con su pensamiento.

Polemizó con el Partido Comunista Francés, se convirtió en uno de los líderes del movimiento contra la guerra en Argelia, visitó Cuba, encabezó las manifestaciones del Mayo Francés, militó junto a los maoístas.

En esta etapa que podemos definir como de una preocupación más social e histórica y menos ontológico-existencial tenemos obras tanto literarias como filosóficas: ¿Qué es la literatura? (1948), El diablo y el buen dios (1951), Crítica de la Razón Dialéctica (1960), Las Palabras (1964), entre otras.

Quizás su esfuerzo filosófico más notorio hacia esta última etapa sea el de dar una salida a los planteamientos existencialistas de su juventud. El hombre ya no está solo, ya no es simplemente una existencia individual buscando sentido en un mundo absurdo. Esto queda ampliado en su Crítica de la Razón Dialéctica.

Nuestro Maestro

Sartre ha sido el intelectual francés más influyente de la segunda mitad del siglo XX, y a la vez uno de los más polémicos. Independientemente de los lugares comunes aún hoy él constituye una fuente imprescindible para ese tipo de filosofar que intenta penetrar en el problema del sentido.

Michel Foucault se negó a hacer la critica de Sartre tras su muerte por respeto a su legado. Alain Badiou lo definió como el padre del pensamiento francés contemporáneo. Y Gilles Deleuze lo catalogó como el maestro de toda esa generación de filósofos:

Sartre, al menos, nos permite la esperanza vaga de los momentos futuros, de las reanudaciones donde el pensamiento puede reformarse y rehacer sus totalidades como potencia a la vez colectiva y privada. Por eso Sartre sigue siendo nuestro maestro. (7)

 

Notas

  1. Carta encíclica Humani Generis del Sumo Pontífice Pío XII.
  2. Sartre, J.P. El ser y la nada. Editorial Iberoamericana. Buenos Aires. 1949. Tomo I. p. 19.
  3. Jean Paul Sartre: La Náusea, Editorial Arte y Literatura, La Habana,
    2005, pp. 148-149.
  4. Sartre, J. P. El ser y la nada. Editorial Iberoamericana. Buenos Aires. 1949. Tomo I. p. 20.
  5. Sartre, J.-P. «El existencialismo es un humanismo». En La Náusea y ensayos. Editorial de Arte y Literatura. La Habana. 2005. pp. 197-198.
  6. Ibídem. p. 200.
  7. Deleuze, Gilles. Fue mi maestro. En Página 12: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/subnotas/162-43-2002-06-24.html. Consultado el 23 de mayo de 2008.