La fenomenología crítica es una forma de reflexión filosófica que ha evolucionado con un doble propósito: profundizar en el análisis de la experiencia desde una perspectiva fenomenológica y cuestionar las estructuras de poder que configuran dicha experiencia.
Esta corriente filosófica introduce una innovación metodológica fundamental, destinada a reconfigurar nuestra comprensión del mundo y nuestras relaciones en él. Sin embargo, su alcance trasciende la mera revisión de las bases de la fenomenología clásica, pues aspira a ofrecer una visión transformadora de nuestras interacciones con el entorno. Por ello, más allá de constituir una ruptura metodológica, la fenomenología crítica se erige como una corriente intrínsecamente política.
Desde sus orígenes, se ha construido sobre un entramado teórico que explora la subjetividad y la intersubjetividad, abordando temas cruciales como el poder, la ética y la justicia social. En un mundo caracterizado por nuevas reflexiones y crisis que cuestionan el sentido de nuestras relaciones, instituciones y cultura, el pensamiento fenomenológico desde una perspectiva crítica adquiere una relevancia extraordinaria.
Mientras la fenomenología filosófica tradicional se ha centrado en develar las estructuras trascendentales de la subjetividad que condicionan la experiencia vivida, la fenomenología crítica busca aplicar este análisis a los mundos vitales de quienes se encuentran en los márgenes de la sociedad: sujetos descentrados y sin privilegios que cuestionan la ilusión de una identidad reflexiva uniforme.
Orígenes, conceptos y retos de la fenomenología crítica
El término «fenomenología crítica» hace su primera aparición formal en 1987, en una compilación de presentaciones del congreso anual de la Sociedad de Fenomenología y Filosofía Existencial. La publicación, editada por Donn Welton y Hugh Silverman bajo el título Fenomenología crítica y dialéctica, buscaba establecer una distinción entre la fenomenología clásica y esta nueva vertiente.
Una perspectiva fundamental sobre este campo emerge en 2014 con la obra Phenomena-Critique-Logos de Michael Marder, subtitulada «El proyecto de una fenomenología crítica». Acá, Marder argumenta que la crítica es inherente a la fenomenología misma, permeando la obra husserliana y mediando la relación entre los fenómenos y el logos en sus múltiples acepciones. Su trabajo demuestra la aplicabilidad de este enfoque en ontología, ética y política, a través de un análisis exhaustivo de Heidegger, Levinas, Arendt y Derrida.
Según Marder, la fenomenología crítica representa una transformación profunda y auto-reflexiva de la tradición fenomenológica. Este enfoque no solo examina la relación entre «fenómenos» y «logos», sino que incorpora una dimensión crítica caracterizada por el cuestionamiento y la diferenciación interna. Esta perspectiva opera en múltiples niveles —epistemológico, ontológico, ético, político y auto-crítico— y requiere una «anamnesis crítica» que recupere los trasfondos comunes silenciados en fenómenos y logos.
Un ejemplo destacado de aplicación práctica de esta metodología e incluso una obra teóricamente más original es, a mi modo de ver, Solitary Confinement (2013) de Lisa Guenther, quien emplea la teoría fenomenológica existencial para analizar el confinamiento solitario en el sistema penitenciario estadounidense.
En este libro, Guenther define la fenomenología crítica como un método que, si bien se fundamenta en experiencias en primera persona, cuestiona la primacía absoluta que la fenomenología clásica otorga al singular sobre la intersubjetividad y la complejidad de la vida social. Su enfoque crítico se nutre del trabajo de Frantz Fanon, Maurice Merleau-Ponty y Emmanuel Levinas —considerados postfenomenólogos por su cuestionamiento de conceptos y métodos fenomenológicos básicos.
Con una impronta similar está el trabajo desarrollado por la revista académica Puncta: Journal of Critical Phenomenology. Fundada en el año 2018, esta representa un hito importante en la institucionalización de la fenomenología crítica.
Su misión declara explícitamente una reorientación de la intencionalidad, concibiendo la fenomenología no como mera descripción, sino como una práctica crítica que interroga continuamente las condiciones, instituciones y supuestos que estructuran la experiencia vivida. Desde su fundación, la revista ha buscado expandir el legado de pensadores como Merleau-Ponty, Beauvoir, Fanon y Arendt, así como de académicas contemporáneas como Guenther, Ahmed, Al-Saji y Ortega.
Una fenomenología crítica llama la atención sobre las múltiples formas en que el poder se mueve a través de nuestros cuerpos y nuestras vidas.
La obra 50 Concepts for a Critical Phenomenology constituye otro punto de referencia fundamental en la sistematización de esta corriente. En su introducción Gail Weiss, Ann V. Murphy y Gayle Salamon expresan que partiendo de la intuición husserliana sobre la estructura figura/fondo y su situación en múltiples horizontes de significación (temporales, espaciales, sociales, históricos, culturales, políticos e institucionales), la fenomenología crítica reconoce que las desigualdades e injusticias no son meros fenómenos superficiales, sino funciones de estructuras político-institucionales que se interiorizan como prejuicios y hábitos. Esta percepción ha inspirado una fenomenología que moviliza la descripción al servicio de una investigación reflexiva sobre cómo las relaciones de poder estructuran la experiencia, así como nuestra capacidad para analizarla.
«Una fenomenología crítica llama la atención sobre las múltiples formas en que el poder se mueve a través de nuestros cuerpos y nuestras vidas. Es también una fenomenología ameliorativa que busca no sólo describir sino también reparar el mundo, fomentando la generosidad, el respeto y la compasión por la diversidad de nuestras experiencias vividas. Además, un proyecto de este tipo nunca puede ser un empeño individual, sino que requiere un trabajo de coalición y solidaridad por encima de las diferencias» (p. xiv).
En el mismo libro, Duane H. David nos recuerda que Merleau-Ponty pensaba que «la lección más importante de la reducción [fenomenológica] es la imposibilidad de una reducción completa.» Sin embargo, esa incapacidad se traduce en una fórmula que el autor mencionará más adelante: «Para lograr una fenomenología crítica, la fenomenología debe ser vista como una filosofía de la diferencia más que de la identidad. O, dicho de otro modo, cuando nuestra identidad personal se revela como interseccional, podemos llegar a revelar nuestras identidades sociopolíticas como la diferencia de las diferencias.»
Guenther, que tiene un artículo en la compilación expresa que la fenomenología clásica sigue siendo insuficiente al no clarificar con el mismo rigor las estructuras históricas y sociales que dan forma a nuestra experiencia. «Estas estructuras no son a priori en el sentido de ser absolutamente anteriores a la experiencia y funcionar de la misma manera con independencia del contexto, sino que desempeñan un papel constitutivo en la configuración del significado y el modo de nuestra experiencia (p. 12).»
Luego, podemos establecer que la diferencia crucial entre la fenomenología clásica y la fenomenología crítica radica en cómo se entiende la intencionalidad. Esta por un lado puede verse como la orientación de un acto intencional (noesis) hacia un objeto intencional (noema), donde la noesis constituye el noema sin ser recíprocamente constituida por él. Por el contrario también puede verse como una relación dinámica en la que los bucles de retroalimentación entrelazan los procesos noéticos con el campo noemático y viceversa. Husserl sería más representante de la primera posición, mientras que Merleau-Ponty de la segunda. Basándose en lo anterior, Guenther define que:
«La fenomenología crítica va más allá de la fenomenología clásica al reflexionar sobre las estructuras sociales cuasi-trascendentales que hacen posible y significativa nuestra experiencia del mundo, y también al comprometerse en una práctica material de ‘reestructuración del mundo’ con el fin de generar nuevas y liberadoras posibilidades de experiencia y existencia significativas. En este sentido, la fenomenología crítica es tanto una forma de hacer filosofía como una forma de abordar el activismo político (p. 15).»
Definición de los tres momentos fundamentales de la fenomenología crítica
Así pues, resumiendo lo anterior, la fenomenología crítica se constituye a través de una relación dialéctica que penetra en el núcleo mismo de la intencionalidad. Esta evolución puede comprenderse en tres momentos fundamentales:
- Primer momento: La base fenomenológica clásica
Se parte de la concepción husserliana que sitúa la subjetividad como fundamento de la experiencia. No existe experiencia desvinculada de una subjetividad; toda vivencia se articula y narra necesariamente desde la primera persona. - Segundo momento: La dimensión intersubjetiva
La subjetividad no se desarrolla en aislamiento, sino que emerge y se constituye simultáneamente con la intersubjetividad. La experiencia individual está intrínsecamente entrelazada con la experiencia colectiva. - Tercer momento: La crítica del poder
Se evidencia cómo el poder atraviesa y configura tanto nuestro cuerpo como nuestra subjetividad. Este momento examina las desigualdades que la subjetividad enfrenta en su cotidianidad y analiza cómo estas estructuras contribuyen o limitan nuestro modo de ser en el mundo.
Algunos pensadores y obras clave mencionadas
- Emmanuel Levinas: Su filosofía de la alteridad y la ética como «primera filosofía» ha sido fundamental para pensar la relación con el Otro desde una perspectiva de responsabilidad radical.
- Frantz Fanon: Con su obra sobre la colonización y el racismo, Fanon ofrece una perspectiva crítica sobre cómo la opresión afecta la subjetividad y el cuerpo de los sujetos racializados.
- Jean-Paul Sartre: A través de su exploración de la libertad y la autenticidad, Sartre proporciona una base para entender cómo las estructuras de poder impactan la autonomía y las elecciones individuales.
- Edmund Husserl: Como fundador de la fenomenología, Husserl sentó las bases para el análisis de la experiencia consciente, aunque sus categorías han sido reformuladas críticamente por fenomenólogos posteriores.
- Lisa Guenther: Su trabajo en confinamiento solitario y fenomenología carcelaria ha ampliado los alcances de la fenomenología crítica, abordando temas de deshumanización y resistencia.
- Maurice Merleau-Ponty: Su fenomenología del cuerpo y su análisis de la percepción han sido esenciales para entender cómo las experiencias corporales y sensoriales son moldeadas por el contexto social y político.
- Judith Butler (en la intersección con fenomenología crítica): Con su teoría de la performatividad y las estructuras de reconocimiento, Butler ha contribuido a explorar cómo las normas sociales y de poder configuran el ser y el cuerpo.