125 aniversario de la caída en combate de José Martí
¿Quién soy Yo? ¿Y por qué soy como soy? Así como me ves. No podría ser de otra forma. Ser como yo no es nacer el 28 de enero o partir el 19 de mayo, ni escribir cosas bonitas; ser como yo es nacer cada día con las mismas fuerzas con que se llevó a cabo el día anterior, es hacer todos los días algo bueno en nombre mío, es amar a la Patria; es la virtud de lo que será mañana. Más placentero para mí hubiera sido cuidar a los míos, escribir poesía, educar al hermano del pueblo quetzal, ser Cónsul en alguna tierra lejana del suelo americano, hacer un buen libro sobre lo que otros pensaron, o incluso dedicar mis esfuerzos a la jurisprudencia… pero la libertad humana me es más preciada, es como el horizonte, mientras más uno se acerca, más se aleja y es necesario dedicar todas las fuerzas en tamaña empresa.
Ser libre es que el Otro no sea esclavo. Soy de aquí como soy de allá. Mi casa es el Universo. Particular es mi tierra, en el conjunto universal de las naciones que llamamos Mundo. Cuba. ¡¡¡Cubano, cubano te llamas!!! ¡Qué palabra más bella! Palabra que cultiva en los orígenes el deseo de serlo. Unos aquí, otros allá. Algunos son, algunos no son o piensan no serlo; nunca se deja totalmente esta bella condición. Ser cubano denota una doble condición: el serlo en sí mismo y lo que representa para sí. Sujeto único e inigualable destinado a establecer el equilibrio entre el Norte industrial y el Sur natural.
Sí, yo estoy en el medio; equilibrio soy: de aquellos soy la Naturaleza, de estos el Alma. Relación veo o más bien equilibrio entre naturaleza-hombre-espíritu. Pequeño, natural y caribeño soy. Caliban soy, pero no el Caliban shakespeariano sino el Caliban retamariano o fanoniano, que se revela contra lo colonial para ser natural, para ser libre. Salir de la vida no es morir: se muere cuando no se ha cumplido bien el deber de la vida: morir es volver lo finito a lo infinito. Cada alba renaceré allí donde hayan flores; las mismas que me vieron caer en el campo de batalla, en la encrucijada del río. La vida es un ciclo, un eterno renacimiento, como dijeron alguna vez aquellos sabios brahmanes donde los elefantes reinan. Solo trascenderá el alma generosa. Pues a vivir venimos ¡Vivamos!