Mahad Darar, Colorado State University
Los ataques liderados por Estados Unidos y el Reino Unido contra el grupo rebelde Hutí en Yemen representan un nuevo y dramático giro en el conflicto de Oriente Medio, que podría tener implicaciones en toda la región.
Los ataques del 11 de enero de 2024 alcanzaron unos 60 objetivos en 16 emplazamientos, según el mando de las Fuerzas Aéreas estadounidenses en Oriente Medio, entre ellos en la capital de Yemen, Saná, el principal puerto de Hodeida y Saada, cuna de los hutíes en el noroeste del país.
La acción militar se produce tras semanas de advertencias de Estados Unidos a los hutíes, ordenándoles que dejen de atacar a los buques comerciales en el estratégico estrecho de Bab el-Mandeb, en el Mar Rojo. Los hutíes, una milicia armada respaldada por Irán que controla la mayor parte del norte de Yemen tras una amarga guerra civil de casi un decenio, también han lanzado misiles y aviones no tripulados contra Israel.
Como experto en política yemení, creo que los ataques estadounidenses tendrán amplias implicaciones, no sólo para los hutíes y la guerra civil de Yemen, sino también para la región en general, donde Estados Unidos mantiene aliados clave.
En resumen, los hutíes ganan políticamente con estos ataques, ya que apoyan una narrativa que el grupo ha estado cultivando: que son luchadores por la libertad que combaten el imperialismo occidental en el mundo musulmán.
Para los hutíes, un nuevo propósito
El conflicto entre Israel y Gaza ha revitalizado a los hutíes, dándoles una razón de ser en un momento en que su estatus en casa estaba disminuyendo.
En el momento del ataque del 7 de octubre por militantes de Hamás en Israel, el largo conflicto de los hutíes con Arabia Saudí –que respalda al gobierno yemení derrocado por los hutíes al comienzo de la guerra civil de Yemen en 2014– se había calmado después de que un alto el fuego en abril de 2022 redujera drásticamente los combates.
Cesaron los ataques con misiles de los hutíes contra ciudades saudíes y se abrigaron esperanzas de que la tregua pudiera poner fin de forma permanente al brutal conflicto de Yemen.
Con menos amenazas externas, los problemas internos que afloraron en las zonas controladas por los hutíes –pobreza, salarios impagados, infraestructuras en ruinas– provocaron un creciente descontento con la gobernanza de los hutíes. Su apoyo público se fue erosionando poco a poco sin un agresor externo al que culpar; los líderes ya no podían justificar las penurias en Yemen como un sacrificio necesario para resistir a las potencias extranjeras, concretamente Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
Pero los ataques de Israel en Gaza les han proporcionado un propósito renovado. Alinearse con la causa palestina ha permitido a los hutíes reafirmar su relevancia y ha revitalizado a sus combatientes y dirigentes.
Al disparar misiles contra Israel, se han presentado como la única fuerza árabe que se enfrenta al ejército judío, a diferencia de potencias regionales como Arabia Saudí y Egipto. La milicia está presentando a los yemeníes y a otros habitantes de la región una cara diferente a la de los gobiernos árabes que, hasta la fecha, no se han mostrado dispuestos a tomar medidas enérgicas contra Israel.
En particular, los hutíes están contrastando su visión del mundo con la de Arabia Saudí, que antes del ataque de Hamás de octubre había estado buscando normalizar los lazos con Israel.
La máquina de relaciones públicas de los hutíes
Los ataques de EE.UU. y el Reino Unido fueron, dicen los gobiernos de ambos países, en represalia por los persistentes ataques de los hutíes contra buques marítimos internacionales en el Mar Rojo y siguieron a los intentos de una solución diplomática.
El objetivo es “interrumpir y degradar las capacidades de los hutíes”, según el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin.
Pero independientemente de la intención o del daño causado militarmente, los ataques occidentales pueden jugar a favor de la narrativa del grupo, reforzando la afirmación de que están luchando contra enemigos extranjeros opresivos que atacan Yemen. Y esto no hará sino reforzar la imagen de los hutíes entre sus partidarios.
Desde octubre de 2023, ya han conseguido que la opinión pública de la parte de Yemen que controlan apoye sus acciones.
Las dramáticas incursiones marítimas y la toma como rehenes de las tripulaciones de los barcos han generado imágenes virales que han calado en el nacionalismo yemení del norte. Convertir un buque capturado en un espectáculo público atrajo más atención a nivel nacional.
Tras los ataques de Estados Unidos y Reino Unido contra objetivos hutíes, el portavoz Yahya Saree ha declarado que el grupo ampliará sus ataques en el Mar Rojo, afirmando que cualquier ataque de la coalición contra Yemen provocará ataques contra toda la navegación que atraviese el estratégico estrecho de Bab el-Mandeb, que conecta con el Mar Arábigo en el extremo sur del Mar Rojo.
Arma de simpatías palestinas
Mientras tanto, los hutíes han conseguido alinear con éxito la causa palestina con la suya propia. Llamamientos a través de mezquitas en Yemen y campañas de mensajes de texto por teléfono móvil han recaudado donaciones invocando la difícil situación de Gaza.
Los ataques de Estados Unidos y el Reino Unido pueden resultar contraproducentes también por otra razón: evocan recuerdos del pasado de intervenciones militares occidentales en el mundo musulmán y árabe.
Sin duda, los hutíes se aprovecharán de ello.
Cuando el secretario de Defensa estadounidense Lloyd Austin anunció inicialmente la formación de una coalición de 10 países para contrarrestar los ataques de los hutíes en el Mar Rojo el 18 de diciembre de 2023, hubo preocupación por la falta de representación regional. Entre los países de Oriente Próximo y del mundo musulmán, sólo Bahréin, sede del Mando Central de las Fuerzas Navales de Estados Unidos y de la 5ª Flota estadounidense, se unió a la coalición.
La ausencia de potencias regionales clave como Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Yibuti –donde Estados Unidos tiene su única base militar en África– suscitó más dudas entre los observadores sobre la capacidad de la coalición para contrarrestar eficazmente a los hutíes.
Los países de mayoría musulmana dudaban en apoyar a la coalición debido a la sensibilidad de la causa palestina, con la que para entonces los hutíes se habían alineado con éxito.
Pero la falta de apoyo regional deja a Estados Unidos y a sus aliados de la coalición en una posición difícil. Esta percepción podría dañar la credibilidad de Estados Unidos en la zona y servir potencialmente como herramienta de reclutamiento para organizaciones terroristas como Al Qaeda en la Península Arábiga y grupos similares.
El apoyo militar y diplomático de Estados Unidos a Israel durante todo el conflicto actual también contribuye al escepticismo en la región sobre los verdaderos objetivos de los ataques con misiles.
¿Reavivar la guerra civil?
El renovado vigor de los hutíes –y los ataques occidentales contra el grupo– también tienen implicaciones para la propia guerra civil de Yemen.
Desde la tregua entre los dos principales protagonistas del conflicto –Arabia Saudí y los hutíes–, los combates entre los hutíes y otros grupos de Yemen, como el Consejo de Transición del Sur, el Gobierno de Transición de Yemen y la Resistencia Nacional, han llegado a un punto muerto.
Cada grupo controla diferentes partes de Yemen y todos parecen haber aceptado este punto muerto.
Pero los ataques de Estados Unidos y el Reino Unido ponen a los opositores hutíes en una posición difícil. Dudarán en apoyar abiertamente la intervención occidental en Yemen o en culpar a los hutíes de apoyar a los palestinos. Sigue habiendo una simpatía generalizada por los gazatíes en Yemen, algo que podría dar a los hutíes la oportunidad de ganar apoyo en zonas que no están bajo su control.
El Gobierno de Transición yemení emitió una declaración tras los ataques de Estados Unidos y Reino Unido que muestra la difícil situación a la que se enfrentan los rivales de los hutíes. Aunque culparon a los “ataques terroristas” de los hutíes de “arrastrar al país a una confrontación militar”, también reafirmaron claramente su apoyo a los palestinos frente a la “brutal agresión israelí”.
Aunque es probable que sus rivales continúen con este acto de equilibrio, los hutíes no se enfrentan a tales limitaciones: pueden explotar libremente los ataques para conseguir más apoyo y obtener una ventaja estratégica sobre sus rivales locales.
Un grupo hutí envalentonado también podría ser menos propenso a aceptar el statu quo actual en Yemen y aprovechar el momento para presionar por un mayor control, lo que podría reavivar una guerra civil que parecía estar en decadencia.
Los hutíes se nutren de las agresiones extranjeras para consolidar su poder. Sin este conflicto externo como justificación, las deficiencias de la gestión política de los hutíes se hacen evidentes, socavando su gobernanza. Durante la guerra civil, los hutíes pudieron presentarse como los defensores de Yemen frente a la influencia saudí.
Ahora pueden añadir la injerencia de Estados Unidos y el Reino Unido.
Mahad Darar, Ph.D. Student of Political Science, Colorado State University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.