El mundo de las criptomonedas y su importancia en el comercio virtual

El Bitcoin supuso la aparición de la primera criptomoneda fuerte y su sistema de registro de operaciones, la Blockchain, ha supuesto una tecnología revolucionaria para la transmisión y almacenamiento de información en forma de activos digitales
noviembre 15, 2022
Imagen de criptomonedas

Por Alisva Cárdenas-Pérez, Luis Lascano-Pérez, Gladys Proaño-Altamirano, Guadalupe Mácas-Sánchez, Santiago Chango-Galarza

Introducción

La teoría del intercambio de William Stanley Jevons (1871), explica que la satisfacción de las necesidades se basa en la valoración del beneficio que una determinada cantidad de bienes aporta a su usuario. Sin dejar de lado la ley de rendimientos decrecientes explicada por David Ricardo (1817) y que aplicada a este análisis ayuda a comprender cómo a un determinado nivel de adquisición de un mismo bien la utilidad empieza a disminuir, llevando a que el valor otorgado por el usuario a ese último bien sea menor que el valor que podría haber dado al primero, lo que se conoce como utilidad marginal y que es la respuesta económica traída de la corriente del pensamiento subjetivo a una sociedad que, en aquella época, le permitió avanzar al planteamiento del valor de los bienes, pasando de lo netamente cuantitativo que suponía concebirlo únicamente en función de los costos de producción para establecer un precio con fórmulas matemáticas.

En este sentido, lo planteado por Ricardo (1817) no solo que aún se sigue aplicando en el siglo XXI al seguir valorando el pago del salario en función del número de horas laboradas como lo explica Cárdenas (2019), en donde expone el cambio rápido que la globalización digital ha traído consigo así como Bose (1975) ya lo había presentado como la necesidad de encontrar nuevas formas de valorar los bienes, sin caer en el extremo ricardiano ni marxista, pero sí brindando atención a lo que la sociedad moderna impone conforme requiere el proceso de adaptación a la transformación digital.

Lo expuesto es el punto de partida del análisis ineludible que requiere revisar lo ocurrido durante la pandemia de la COVID-19 en el año 2020 y 2021. Esta externalidad de carácter sanitario obligó en muchos países del mundo a realizar un confinamiento extremo en los hogares, trajo consigo cambios sustanciales en las relaciones interpersonales y en el modus vivendi, y por supuesto, las costumbres de compra venta no quedaron exentas de ello.

Es aquí en donde una nueva unidad de cambio digital llamada criptomoneda, cuya aparición data de inicios del año 2000, es decir, no era tan novel, más sí se hizo más cercana a la sociedad y tomó importancia al ser vista como una opción ya no tan descabellada ni alejada de la realidad, logrando posicionarse como unidad de cambio e incluso llegando a ser aceptada como unidad de cambio oficial, tal como pasó en El Salvador en junio 2020, revolucionando la forma de satisfacer las necesidades de los seres humanos en cuanto a los productos que se podrían vender por internet.

Con base en lo expuesto, es interesante reflexionar en el proceso que ha tenido la Criptomoneda en cuanto a no solo ser una unidad de cambio sino ir más allá, tomar el lugar de los bienes, es decir, ser el producto, el objeto de compra y venta, tal como se puede concebir a una divisa, a pesar de la carencia de control por parte de organismos como los bancos centrales y la incertidumbre asociada a ella que al desarrollarse en un mercado basado en la especulación podría presentar un riesgo alto pero así también índices de rentabilidad muy jugosos que son mercados atractivos para aquellos inversores cuya aversión al riesgo es mínima.

Esta situación, resulta contradictoria con lo postulado hace dos siglos atrás por David Ricardo (1817), donde sería imposible siquiera pensar que el dinero o la moneda sea aceptada como el bien de compra y venta, peor aún concebir una moneda virtual, que no se la puede topar, sentir ni ver, pero que, a pesar de eso, existe, y va más allá, tiene vida propia, sube, baja, se aprecia y deprecia, es decir, pasa del mundo cuantitativo del precio a lo cualitativo del valor, de la percepción, llevándola a los planteamientos de los pensadores de la corriente subjetiva económica como Jevons, Menger y Walras situando al dinero dentro del mundo de la intuición y percepción.

Entonces, se podría decir que el giro del comercio presencial al virtual ha sido drástico. En América Latina, las redes sociales y los juegos en línea han cobrado popularidad en quienes han visto esta actividad no solo como un entretenimiento, sino como la forma de supervivencia en épocas de crisis como las vividas en la pandemia por la COVID-19. Las criptomonedas usadas en estas aplicaciones reciben el nombre de tokens, que vienen a ser una forma de representación digital en una Blockchain de un certificado que tiene valor en un mercado virtual determinado por cuanto es aceptado como unidad de cambio y es emitido por una entidad privada.

La protección que la Blockchain otorga a las criptomonedas es un punto a favor a de ellas, no quiere decir que sean inmunes a los hackers pero se podría decir que es muy difícil que puedan acceder a una wallet y no quedar el registro de quien fue el usuario y desde qué dirección IP accedió a la misma. El punto controversial de estes sistema radica en la posibilidad de que sea el mismo cliente quien regule el sistema sin la necesidad de que una organización gubernamental o privada lo realice, es ahí donde instituciones como la Reserva Federal de EEUU o el Banco Central Europeo han emitido su preocupación, entre una de ellas la posibilidad de que este sea el mecanismo usado para realizar lavado de dinero proveniente de otros delitos como narcotráfico, trata de blancas, sicariato, inclusive estafas a los inversores que confían en estas plataformas y podrían, incluso, llegar a perderlo todo.

(…)

¿Qué son las criptomonedas y el Bitcoin?

Las criptomonedas, son un tipo de moneda virtual con características particulares que les permiten tener aplicación universal y más extendida. Lo que las hace especiales es que minimizan los potenciales problemas de valor asociados a mundos virtuales en los que no operan las mismas reglas de escasez del mundo real. Son especiales también porque funcionan sin intermediarios que validen las transacciones y, adicionalmente, porque en las versiones más populares son descentralizadas (Barroilhet-Díez, 2019).

La criptomoneda es un instrumento financiero basado en la criptografía. En otras palabras, la tecnología utilizada para cifrar y descifrar información mediante algoritmos matemáticos permite el intercambio de mensajes que solo son leídos por el destinatario. Proporciona un servicio de sistema de pago seguro con la función de intercambio directo entre puntos (Cuadrado-Avilés, et al. 2021).

Las criptomonedas son monedas digitales utilizadas para el intercambio de bienes o servicios. Fueron creadas a raíz de la crisis financiera del 2008 para transacciones en internet

Las criptomonedas son monedas digitales utilizadas para el intercambio de bienes o servicios. Fueron creadas a raíz de la crisis financiera del 2008 para transacciones en internet; sin embargo, en la actualidad, no sólo empresas electrónicas han aceptado criptodivisas como formas de pago, sino algunas compañías como Starbucks, Burger King Alemania, Reeds Jewelers, Virgin Galactic, entre otras, también lo hacen por sus beneficios (Ramírez, 2021).

Respecto al riesgo de las criptomonedas, se puede decir que son activos financieros no regulados que no tienen el estatus de moneda de curso legal y no están garantizados por los bancos centrales. Tampoco cumplen plenamente las funciones del dinero como medio de cambio, unidad de cuenta y suministro de valor. Diversas autoridades a nivel internacional han expresado su preocupación por los riesgos y factores especulativos que explican la alta volatilidad en los precios de las criptomonedas, que afecta a sus compradores.

Por lo tanto, es importante señalar que las personas que invierten en monedas virtuales o criptomonedas son conscientes de los riesgos, como la pérdida del valor de la inversión (debido a la alta volatilidad de los precios y la posibilidad de fraude) y el posible uso en actividades ilegales (Ayón et al., 2021).

Bitcoin es la criptomoneda dominante utilizada en actividades delictivas debido a su alto valor y seguidores leales. Estos delitos están relacionados con el blanqueo de capitales, el tráfico de drogas, la piratería, el tráfico sexual y la trata de personas. Sin embargo, los delitos tradicionales como el secuestro, el asesinato y la extorsión se están convirtiendo poco a poco en parte del mundo de las criptomonedas.

Una de las críticas más fuertes a las criptomonedas es la capacidad de los delincuentes de usarlas para actividades ilegales como el lavado de dinero, la compra de armas, drogas y otros bienes y servicios ilegales en la web oscura. De hecho, la naturaleza digital de la moneda, la confidencialidad que ofrece la red, la falta de regulación de los criptoactivos y la rapidez y facilidad de su transferencia son elementos ideales para quienes quieran utilizarla con estos fines (Valencia-Marín, 2021).

Los delincuentes prefieren las monedas virtuales porque no están reguladas ni controladas por repositorios de datos centralizados, por lo que los usuarios no necesitan revelar su identidad a un banco o institución financiera. Además, las monedas virtuales como Bitcoin existen como números digitales, no es necesario almacenarlas en el espacio físico. En otras palabras, las transacciones de moneda virtual son difíciles de rastrear y su anonimato las convierte en una mercancía muy atractiva para los delincuentes en el ciberespacio (Jaramillo-Echeverry, 2021).

En este sentido, en países como Ecuador, el panorama legal para Bitcoin y las criptomonedas en general no ha podido consolidarse. En el año 2014 fue prohibido el uso de criptomonedas como una moneda en curso, esto se lo realizó por una reforma legislativa del Código Monetario y Financiero aprobada por el Parlamento que apoyó un proyecto de ley que permitiría al Gobierno realizar pagos electrónicos y tener el monopolio del control y la producción de criptomonedas. En el artículo 9 de la Junta de Política y Regulación monetaria y Financiera, estipula: “El Banco Central del Ecuador es la única entidad autorizada para proveer y gestionar moneda metálica nacional o electrónica en la República del Ecuador, equivalente y convertible a dólares de los Estados Unidos de América” (p. 2), esto quiere decir que mientras el BCE no autorice la utilización de la criptomoneda no puede circular legalmente en el país.

Desde el año 2014 el país ha mostrado hostilidad hacia el uso de criptomonedas, básicamente por su propiedad inherente de ser descentralizadas. Es así que, el Gobierno ha vetado el uso de las criptomonedas dentro del comercio nacional porque no pueden controlarlas, sin embargo, sí pudieron mutarlas y adaptarlas a sus intereses y establecer un sistema de dinero electrónico evolucionado y muy diferente a las criptomonedas, mismo que no fue bien recibido por los ciudadanos.

Esta posición ha desalentado el progreso y el uso en el campo de las monedas digitales, incluido Bitcoin. En este sentido, la sección 98 del Código Orgánico Monetario y Financiero dice textualmente lo siguiente “La emisión, reproducción, imitación, falsificación o simulación total o parcial de moneda y dinero, así como s circulación por cualquier medio, soporte o forma de representación” (Código Orgánico Monetario y Financiero, 2021).

Por tanto, la Blockchain, es la tecnología que ha permitido el desarrollo de las criptomonedas y la creación de libros de registro públicos mediante redes distribuidas públicas (Sáez-Benito, 2018). Su importancia supone el primer protocolo de seguridad para las redes distribuidas. El problema de los bizantinos había sido la mayor inseguridad en estas redes ya que la información que recibías podía tener peligro de ser maliciosa, no obstante, la Blockchain propone una serie de normas que permiten el funcionamiento de la red a la vez que proveen seguridad a las transacciones en ella. (Sáez-Benito, 2018, p. 24)

La tecnología Blockchain ha desarrollado y creado movimientos en el uso y almacenamiento de la información, ya que es precisamente una red de información. Por lo tanto, su idoneidad depende de su capacidad para ser utilizado en una multitud de aplicaciones. Porque elimina las obligaciones de terceros en los procesos de información. En otras palabras, blockchain es un sistema que da confianza a la información que existe al evitar que sea modificada posteriormente (Acosta y Varón, 2021).

Además de la seguridad que ofrece este sistema frente a la piratería, se encuentra la ventaja de que aunque la red no funcione, los datos nunca se pierden o el servicio requiere que solo uno de estos equipos o nodos, según sea el caso del que se hable, seguirá funcionando. Existen tres tipos de clasificación de blockchain, son: público, privado y consorcio. La Blockchain pública, tiene sus propios datos visibles y la participación en el proceso de consenso también está abierta a todos, por lo que es una red descentralizada. La Blockchain Privada, es una red centralizada monopolizada por una organización donde los nodos pertenecientes a esa organización participan por acuerdo. La Blockchain Consorcio, es un sistema compuesto por varias organizaciones, se considera parcialmente descentralizado y se refiere a un grupo preseleccionado de nodos que forman parte de un consenso (Choto y Espinoza, 2021).

El Bitcoin supuso la aparición de la primera criptomoneda fuerte y su sistema de registro de operaciones, la Blockchain, ha supuesto una tecnología revolucionaria para la transmisión y almacenamiento de información en forma de activos digitales

Sin embargo, dentro de esta clasificación aparece una subdivisión de criptomonedas dependiendo de su función, como las Altcoins (monedas alternativas), que son aquellos activos digitales que cumplen con la triple función del dinero, y han sido creadas tras el Bitcoin y los Tokens, para representar un activo físico en forma de bien o servicio (Narayanan & Miller, 2017).

El Bitcoin supuso la aparición de la primera criptomoneda fuerte y su sistema de registro de operaciones, la Blockchain, ha supuesto una tecnología revolucionaria para la transmisión y almacenamiento de información en forma de activos digitales y el mantenimiento de redes distribuidas descentralizadas (Sáez-Benito, 2018, p. 26). Se podría decir entonces que las monedas virtuales han tomado un protagonismo relevante en el ámbito financiero y comercial, siendo una versión de dinero electrónico al alcance de los diferentes mercados, la utilización de las criptomonedas en la actualidad ha permitido tener la posibilidad de satisfacer necesidades a la sociedad a través de la minimización de costos, riesgos y tiempos en el desarrollo de diversas transacciones financieras.


Fragmento de El mundo de las criptomonedas y su importancia en el comercio virtual. Publicado por Cárdenas-Pérez, A., Lascano-Pérez, L., Proaño-Altamirano, G., Mácas-Sánchez, G., & Chango-Galarza, S. (2020). En Revista Publicando, 9(36), 44-58.

Boletín DK