¿Qué nos hace humanos? ¿Existe algo que nos haga diferentes y únicos? ¿Es posible extraer del «alma» el componente que nos hace únicos? Esas preguntas han sido debatidas desde el principio de la historia por los sabios, artistas y poetas sin ponerse todavía de acuerdo.
Gattaca, es una filme de ciencia ficción y drama de 1997, escrita y dirigida por Andrew Niccol, que nos ofrece algunas respuestas. Pero no nos presenta las soluciones desde la vía de la ciencia-ficción metafísica, estilo 2001: Una odisea en el espacio, o Interstellar, con ropajes típicos del cine de detectives.
Su ausencia de efectos especiales junto a lo atemporal de su diseño de producción y sus citas a clásicos del género tratados con maestría por su director, hacen que su mensaje siga aun atrapándonos: en una sociedad del futuro cercano, los padres pueden decidir cómo nacerán sus hijos, mediante el apoyo de la ingeniería genética, para que estos tengan mejor salud y más oportunidades laborales. Esta selección también les posibilita escoger, además, el sexo del bebé, hasta el color de su piel, cabellos y los ojos.
Estos nacidos del privilegio genético, tendrán «el derecho» de acceder a las mejores oportunidades en la vida, incluso el viaje a la conquista de otros planetas; mientras que los nacidos de forma «natural», con los inevitables defectos del sorteo de la genética natural, se dedicarán a ser servirles.
El filme nos muestra la historia de un niño llamado Vincent Anton Freeman (Ethan Hawke) que nace de manera natural y durante toda su vida debe luchar para competir contra los otros niños que recibieron la ayuda genética, incluido su propio hermano que es el favorito de sus padres. Para poder llevar a cabo sus sueños y ganarse la vida, Vincent solo puede conseguir trabajos de limpieza y asistencia en empresas.
Pero un día mientras trabajaba como conserje en una academia privada de formación de astronautas, se logra inscribir en esta mediante un elaborado plan de engaños y fraudes, para poder evadir los severos controles del sistema; al suplantar la identidad de un joven mejorado, pero en silla de ruedas, Jerome (Jude Law) con el consentimiento de éste. Un asesinato en su entorno comienza a complicar más los planes y sueños de Vincent de llegar al espacio.
La película plantea el dilema de si la mejora de nuestros genes para convertirnos en personas más eficientes es defendible de manera ética. Aunque el lenguaje cinematográfico del filme no explota muchos recursos simbólicos sí podemos encontrar detalles como la escalera en casa de Jerome, que representa una espiral de ADN; el segundo nombre de este es «Eugene», forma anglosajona de Eugenio proveniente del griego «el bien nacido». Este último recurso también guarda relación con la eugenesia como doctrina.
En la práctica, la eugenesia, que es de lo que va la película, ha sido la justificación de esterilizaciones obligadas para descartar defectos genéticos o genocidio de razas al ser clasificadas como inferiores. Resulta muy obvio que «Gattaca» ha tomado como referencia la sociedad aria de los nazis con sus perfectos rubios de ojos azules para visualizar su mundo.
Gattaca, nos adentra en las consecuencias de una sociedad que es limpia, pero también cruel. El único consuelo parece ser la naturaleza representada como libertad y alivio a través de las escenas del mar abierto; como único lugar ajeno a la meritocracia de los «bien nacidos»; donde uno puede intentar al menos vivir humanamente…algo que está más allá de cualquier cadena de ADN.
Referencias
Gattaca (1997) Filme de Andrew Niccol
Behind the scenes. «Detrás de las Cámaras: Curiosidades de Gattaca». Detrás de las Cámaras. Consultado el 21 de noviembre de 2019.
Gattaca: una intriga de ciencia-ficción genética más actual e inquietante que nunca. Por John Tones
El destino de los genes – Artículo de Alejandra Juno analizando Gattaca, en El Correo Gallego