«Odio la niebla, la temo.
– Por eso la amas. La temes porque es más fuerte que tú. La odias, porque la temes. La amas, porque no puedes dominarla. Pues solamente cabe amar lo indomable.
Todo es finito. Sencillamente, todo puede enumerarse, luego obtendremos la victoria filosófica, ¿me entiende?»
Yevgueni Zamiatin, Nosotros
El libro Nosotros (No confundir con el filme terror de 2019 de Jordan Peele) es una clásica novela rusa de ciencia ficción, donde se nos traslada a un futuro lejano. El mundo ha sido azotado por una guerra apocalíptica. Lo que queda de la civilización, se refugia en la ciudad del Estado Único hecha de cristal y acero, separada por un muro del resto del mundo bárbaro.
La vida de los ciudadanos transcurre sometida a la autoridad del Bienhechor. Este, junto a sus cuerpos de guardianes, ejerce el control total sobre una civilización con obediencia ciega, convencida de las benignas oportunidades de la servidumbre, la mecanización de las costumbres y la erradicación total de las pasiones del ser humano. Los nombres y apellidos son olvidados y las personas son clasificadas como números, esto es muestra de igualdad, pero a la vez deshumanización.
Todos trabajaba n con horarios establecidos y muy controlados. Toda la gente se encuentra a la vista de todos debido a que la vida privada no existe, el yo individual ha sido remplazado por el nosotros. Los sueños son considerados una enfermedad, la libertad sexual un comportamiento de bestias y la libertad individual un crimen muy grave. Estamos ante el primer paseo de pesadilla por un género literario de ciencia ficción, ahora por desgracia muy sobresaturado y repetitivo quizás por influencia enfermiza de la propia realidad.
El narrador y protagonista de esta historia a modo diario, D-503, es el constructor de una nave interestelar que deberá expandir hacia el resto del universo «el bienaventurado yugo de la razón». Pero comete un terrible error, se enamora y eso es lo mismo que insubordinación y traición. El amor y el sexo están censurados al estar vinculados a la rebelión y al deseo de libertad. Eso es un error imperdonable remediado quizás solo con la lobotomía obligatoria establecida por el Estado.
Afuera de los muros del paraíso de cristal y acero viven los hombres vagabundos, llenos de energía por la vida y que generarán nuevos rebeldes. En este futuro no existe ni existirá jamás la última revolución.
Nosotros, representa la obra inaugural del género de la distopia moderna; influencia confesa de George Orwell. Cuando se analizan ambas obras se puede notar una estructura narrativa semejante entre Nosotros y 1984. Otra influencia muy fuerte se puede notar en la obra Un Mundo Feliz de Aldous Huxley, quien a su vez declaró su admiración por la obra de Zamiatin. Las tres obras son consideradas la santísima trinidad de la distopía o anti-utopía.
Evqueni Zamiatin al atreverse mostrar un escenario extremadamente pesimista del sistema socialista, recibe la marca del escritor maldito e infortunado, hasta el día de su muerte. Pero eso es lo menos que se puede esperar de alguien que en 1920, intentase publicar en forma de ficción y denuncia la manera fácil en donde el sueño socialista de la felicidad se puede retorcer en la aniquilación de la libertad individual.
Y pagó por su herejía quizás menos que otros, pero pagó. Por la censura ese libro logró extraerse de manera clandestina para su publicación en Londres en 1924 y tuvo que esperarse hasta 1989 para poderse publicar en Rusia. El autor sufrió un doble castigo por la censura, primero del Zar y después de la Revolución de Octubre de sus queridos y partidarios bolcheviques.
Es importante mencionar el hecho de que gracias al escritor y activista revolucionario Máximo Gorky, Zamiatin logró enviarle una carta al mismo Stalin donde de manera muy humilde le confiesa: «Sé que tengo la mala costumbre de decir en un momento determinado no lo que podría resultar conveniente, sino lo que estimo es verdad».
Es muy posible que debido a esta sinceridad — que más de valiente se podría tildar de suicida—, el propio Stalin de manera milagrosa le concedió el permiso a exiliarse ese mismo año. Luego Zamiatin se instala con su esposa en París donde a la edad de cincuenta y tres años muere en la pobreza. Este tipo de sucesos muestran el hecho épico del artista jugándose la vida ante la inhumana intolerancia del tirano.
La esencia de Nosotros radica en la anulación completa del individuo mediante la brutalidad de la ideología, en nombre de un ensimismamiento colectivo como significado de la felicidad.
Aun así, en esta sociedad de felicidad regulada, se mantienen la ociosidad, la envidia y el ultrajante deseo de libertad por parte de algunos números, como en el caso del protagonista D-503 y de su amor, I-330. El gran Bienhechor considera que tales eventos son causados por existencia de la subversiva fantasía en la mente de los ciudadanos números. Para resolver este molesto inconveniente, el estado realiza una masiva operación quirúrgica en el cerebro para extirpar la imaginación.
La gran y aterradora moraleja de esta historia es que el proyecto futurista de una sociedad feliz se ha desarrollado a pesar de sus crueles resultados. Zamiatin lo describe como una inmensa prisión cárcel, donde el ser humano es reemplazado por un ente alienado, una herramienta social que no protesta ni opina. Algo que se vincula de manera muy certera con los regímenes autoritarios.
El autor muestra también los mecanismos empleados por el totalitarismo: modificar la realidad según los intereses estatales, mediante la manipulación de ideología. Las palabras transforman cualquier tipo de realidad histórica. En su novela 1984, George Orwell daría un paso más al incluir la neolengua. Pero Zamiátin deja muy clara las diferencias entre el revolucionario y el asesino. Es muy posible que ambos tengan en sus manos el mismo cuchillo y degüellen una persona viva. Pero uno es el bienhechor y el otro solo es un mísero criminal.
Quizás lo más importante de Zamiátin es que fue capaz de denunciar sin miedo el peligro del totalitarismo oculto en el socialismo soviético, ya que lo tenía ante sus ojos, aunque muchos no lo vieron y otros prefirieron mejor no hacerlo. Los propios textos de Marx sobre la sociedad sin clases pueden ser interpretados como distopía: toda utopía es simultáneamente su reflejo, su hermano oscuro, su señor Hyde.
Aunque la lectura de esta obra deja en evidencia que la sociedad contemporánea es muy diferente a la que condenó el autor, nos encontramos viviendo en una distopia con una censura, deshumanización, ilusión de libertad y manipulación muy distinta y aterradora, que promociona el deporte de odio, el desfalco irresponsable y la castración intelectual. Una prisión muy diferente que se acepta sin reparos por el miedo a perder la seguridad personal.
Referencias
González Orosco, I. Distópico, pero no tanto «Nosotros» de Yevgueni Zamiátin.
Garrido, Daniel. «Nosotros» de Yevgueni Zamiátin. Recuperado de Web: ♫El caballero del Árbol Sonriente».
Hernández Ranera, S. Yevgueni Zamiátin y la distopia: Nosotros.