La ilusión de la autonomía en Cornelius Castoriadis

diciembre 13, 2021
revolución de los individuos
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Estimar lo voluminoso de una crítica a la tradición marxista, la profundidad de una incursión en la atmósfera psicoanalítica freudiana, así como lo referente a una teorización sobre el imaginario y la institución, colocan a Cornelius Castoriadis ante un asunto de raíces pretéritas, en una encrucijada que pretende puntualizar las desventuras del individuo histórico y su autonomía.

He aquí un asunto peliagudo, puesto que al usar el término individuo no se rechazan de plano los efectos inmediatos de su contraparte y complemento (el ciudadano), sino que se alude a una instancia primigenia del sujeto. Desde la perspectiva de Castoriadis, lo que rompe la inercia respecto a este tópico, es el valor que el sujeto (individuo) le atribuye a un posicionarse fuera del marco de sus propias leyes y las de la sociedad. Paradójicamente, este es el problema central, a saber, el sujeto cautivo en la dinámica social reclama constantemente su libertad/autonomía ya que se encuentra limitado por las reglas de las instituciones que orientan su pensamiento y rango de actuación.

Sin embargo, pese a ello, la identificación de este fenómeno representa una de las banderas del pensamiento racional para las diversas filosofías políticas. Ahora bien, la idea a tasar, es si sus condiciones de posibilidad respectan al plano político o al social. En este sentido, el punto de partida para el ejercicio reflexivo lo constituyen los dos grandes proyectos de autonomía que recoge la historia universal (la experiencia griega y la Ilustración).

La historia de la Europa posterior a 1900, muestra que el componente social inicia el proceso de la autonomía con la institución de organismos, consorcios, comités y todo tipo de estructuras independientes con un sistema de normas propio. La instancia política llega después, cuando las circunstancias son tan agravantes que implican una reforma en la administración del poder:

«(…) si una nueva sociedad debe surgir de la revolución, sólo podrá constituirse apoyándose en el poder de los organismos autónomos de la población, poder extendido a todas las esferas de la actividad colectiva, (…) Se trata pues de autogobierno y autogestión que se basan en la auto-organización de las colectividades en cuestión»[1].

Por tanto, la noción que subyace como fundamento a la autonomía en las sociedades modernas y contemporáneas «es precisamente la conciencia explícita de que nosotros creamos nuestras leyes, y por lo tanto que también podemos cambiarlas»[2].

Pero esta aseveración no es condición plena que garantice la autonomía. Según la mirada del psicoanálisis, el inconsciente funge como una barrera que limita muchos de los deseos y pasiones del individuo. De modo que esta represión de los instintos, se torna como un problema de la psique que solo se puede corregir desde un estudio exhaustivo de la propia psique y de los procesos que generan este proceder. Se trata de una distinción acerca de si el sujeto actúa conducido por su conocimiento o más bien impulsado por una pasión o un prejuicio.

No obstante, amén de las disquisiciones teóricas, resulta en un movimiento cegado el asumir la autonomía como un problema educativo y de creación de conciencias exclusivamente. Esta cuestión, aunque toca puntos claves, no agota el argumento en toda su extensión. En este sentido, la impronta de Castoriadis, se convierte en un asidero necesario para un examen crítico y reflexivo del cuadro político-social actual, a saber, el triunfo del capitalismo en la figura de una democracia occidental que cercena el ámbito de la autonomía individual.

Este elemento pareciera sospechoso, pero se inscribe en un relato del cual es partidario también Žižek y que describe el marco ilusorio de una sociedad que promueve libertades individuales pero que se encuentra sujeta a un sistema rígido de leyes estatales. Mas no se trata de régimen totalitario alguno, todo lo contrario, esta es la nueva democracia, una nueva versión del contrato social de Rousseau. Sin embargo, este tópico se torna más sugestivo incluso cuando se habla de la igualdad política del ciudadano, atendiendo a que, según demuestra la historia y las fórmulas marxistas, no existe igualdad política alguna si antes no existe una económica.

La conclusión que aquí se extrae es la marginación del sentido utópico para el proyecto socio histórico de la autonomía. Si bien Castoriadis reconoce que existe una fuerte carga mitológica heredada en el proyecto de transformación social, inclina la balanza a favor de un reconocimiento de las capacidades reales y concretas de cada sociedad para emprender el camino hacia una revolución, eso si, tomando como supuesto la condena al culto de la heteronomía.   

Notas

[1] Castoriadis, Cornelius: La cuestión de la autonomía social e individual, Texto aparecido en Contra el poder, Madrid, junio 1998, pág.3.

[2] Castoriadis, Cornelius: De la autonomía en política: El individuo privatizado, conferencia dictada en marzo de 1997, pág.2.

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