Una Nueva Catástrofe: Los incendios en la zona de exclusión de Chernóbil

abril 14, 2020

 

Chernóbil: el accidente

Chernóbil, como era mayormente conocida la central atómica Vladimir Ilich Lenin. Se encuentra en Ucrania a 18 km al norte del pueblo Chernóbil, a 16 km de la frontera con Bielorrusia y a 110 km al norte de Kiev, capital de Ucrania. La central contaba con 4 reactores de tipo RBMK-1000 que entraron en funcionamiento en el año 1977, exceptuando al reactor número 4 que entró en funcionamiento en el año 1983. Los diseños de estos reactores no cumplían los requisitos de seguridad establecidos en URSS. La más importante de estas faltas es que carecía de un edificio de contención (ya que era muy costosa su construcción).

El 26 de abril de 1986 tan solo tres años después de entrar en funcionamiento el reactor número 4, el mismo, transitaba por una prueba en la cual se simulaba un corte del suministro eléctrico. Un aumento súbito de la potencia generó un sobrecalentamiento en el núcleo del reactor, provocando una explosión del hidrógeno acumulado en su interior, volando por los aires la tapa de contención del reactor que pesaba 1700 t. Esto generó un incendio en la planta nuclear y una gigantesca emisión a la atmósfera de productos de fisión, catalogándolo como el más grave en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares (INES) accidente mayor de nivel 7, constituyendo el desastre medioambiental más grande de la historia.[1]

Tras las acciones de los bomberos evitando la expansión del incendio hacia los demás reactores, de las milicias, mineros, científicos y miles de héroes anónimos en las tareas de limpieza durante y después del desastre, se pudo frenar mínimamente la emisión de las sustancias nocivas a la atmosfera.

Las primeras medidas implicaron un desplazamiento de más de 30 000 habitantes de los alrededores. Se decidió crear un radio de exclusión de 2600 km alrededor del reactor llamado zona de alimentación. La emisión de los gases y materiales radioactivos que se esparcieron rápido a los alrededores, llegando a afectar incluso a otros países, generando un aumento excesivo de los casos de cáncer de tiroides y leucemia en la población europea según indica la OMS (Foro Internacional sobre Chernóbil, 2006).

El Reactor Nuclear

En una central nuclear existen dos tipos de combustibles esenciales[2]: Plutonio-239 y Uranio-235. En un reactor RBMK-1000 como el de Chernóbil se utilizaba el óxido de uranio poco enriquecido (uranio-235) y el plutonio-239.

El proceso de semi desintegración del plutonio puede durar 24200 años. En cuanto al uranio-235 tiene la capacidad de provocar una reacción en cadena de fisión, procesos en el cual se producen reactivos adicionales. Con este segundo elemento el problema es aún mayor, es decir, el proceso de semi desintegración puede tardar 700 millones de años. En otras palabras, el núcleo del reactor seguirá activo en lo que reste de historia a la humanidad.

En el reactor durante la catástrofe se vertieron 500t de arena con boro y plomo, con el fin de contener las emisiones de partículas radioactivas a la atmosfera, pero esto no fue suficiente para detenerlas. El mínimo cambio en las temperaturas pudiera transformar su estado de acción generándose un nuevo accidente nuclear.

Por fortuna, la flora existente en el lugar tras el paso del tiempo se convirtió en la fuente de contención de la radiación, absorbiéndola y casi controlando la misma. Así, en áreas en las cuales los niveles de radioactividad superaban los 100 mSv,[3] disminuyeron considerablemente hasta llegar a 0.10 mSv.

Una Nueva Catástrofe: El incendio en la zona de exclusión de Chernóbil

Entre el 4 y el 5 de abril la situación dio un giro inesperado. Por causas aparentemente asociadas al Cambio Climático y el consecuente Calentamiento Global, se desató un poderoso incendio forestal abarcando un área de 20 hectáreas dentro de la zona de exclusión. La flora se ha visto seriamente afectada, lo que ha ocasionado una subida de los niveles de radiación sin precedentes desde el funesto desastre.

Es posible que el calor desprendido por el incendio forestal haya llegado hasta el núcleo del reactor y puesto en proceso una nueva reacción en cadena de los peligrosísimos combustibles nucleares aun presentes en el mismo. La situación es crítica, pudiendo llegar a generar una nueva catástrofe.

Tomemos como ejemplo lo ocurrido por el desastre. Aún 34 años después del mismo las cifras de anomalías congénitas, cáncer de tiroides y leucemia siguen siendo muy elevadas en toda Europa, si a esto le sumamos la posibilidad, por muy pequeña que sea, de un nuevo desastre, podría verse afectada aún más la población europea e incluso el resto del mundo, causando lluvias ácidas radioactivas, lo que generaría un peligro para la salud, la economía y la naturaleza. Teniendo en cuenta que el desastre de 1986 producto de las negligencias tanto administrativas como políticas pudo haber contribuido a la desestabilización y desplome de la Unión Soviética en 1991, podemos hacernos una idea de las consecuencias internacionales de un nuevo suceso de esta índole. [4]

En estos momentos estamos viviendo etapas de caos, debido a la pandemia del COVID-19 la cual ha traído un incontable número de fallecidos, desempleados y una gran crisis económica mundial. Si además de todas nuestras penurias agregamos un desastre medioambiental realmente no tengo palabras para describir qué nos ocurriría, no tenemos idea si podrá el sarcófago instalado actualmente retener el proceso, solo propongo que tengamos cuidado.

Esto debe servir como un llamado a la concientización global. Extremar las medidas para evitar incendios forestales hoy en día podría estar determinando directamente la supervivencia de la civilización y el planeta tal y como lo conocemos. Tratar de emitir lo menos posible los gases contaminantes a la atmosfera; contener la sobre industrialización mundial; agotar lo menos posible los recursos naturales e intentar parar la tala indiscriminada de los bosques y la caza furtiva: todas son medidas imprescindibles para evitar desastres potenciales. Eventos como los incendios del Amazonas, Australia y ahora los desatados en la central nuclear son un aviso y un preludio de todo lo que está en juego. No queremos ser víctimas de un nuevo Chernóbil.

Notas

[1] Fueron emitidos a la atmósfera grandes cantidades de gases y materiales radioactivos como Yodo-131, Plutonio-239, Uranio-235, Estroncio-90, etc. (Informe de la agencia de la energía nuclear de la OECD, Organización para la Cooperación y el Apoyo Económico).

[2] Informes de la agencia de la energía nuclear de la URSS 1987.

[3] mSv: mili silvert es una unidad de medida que se utiliza para determinar las dosis de radiación absorbida por materia viva.

[4] Como ya he recalcado anteriormente, la negligencia fue el factor detonante en el desastre de 1986: Según Valeri Alekséyevich Legasov en su informe presentado a la Agencia Internacional de la Energía Atómica en Viena- 1986, comunicó al mundo la verdadera gravedad en las acciones tomadas por los ingenieros y técnicos del reactor 4, pero aún más grave y cuestionable la labor del Estado en la forma de construcción de los reactores de tipo RBMK todos con el mismo defecto en las barras de control y la carencia de los edificios de contención. Este hombre fue el precursor de la idea de la construcción de una estructura denominada “Sarcófago” para la contención de la radiación dentro del reactor. Idea que fue llevada a cabo en el año 2017 con un costo de 1000 millones de dólares. (según Ministerio de Defensa Ucraniano).

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