Perfiles: Max Scheler

diciembre 25, 2019
max scheler

 

Notorio pensador germano vinculado al movimiento fenomenológico de principios del siglo XX, a quien se le reconoce por su extensa labor en el campo de la axiología y el desarrollo de la antropología filosófica. Las más variadas reflexiones de Scheler emanan desde una sui generis interpretación del funcionamiento de las interrelaciones que se dan entre los sistemas de valores que rigen la vida del espíritu y la oposición que se evidencia entre nuestra vida y nuestro pensamiento.

Su preocupación ética rebasa el plano teórico y supone el trato de problemas contemporáneos en los que se hace notar su influencia, llegando a disímiles ambientes a través de una obra que incluye escritos sobre la guerra, filosofía de la religión y gnoseología. Son notables también sus aportes a la sociología, particularmente en lo que se ha dado a conocer como sociología del conocimiento o del saber.

Max Scheler nace en Munich el 22 de agosto de 1874. A partir de 1894 estudia filosofía en su ciudad natal y asiste a clases de medicina. Continúa los estudios de filosofía y sociología en Berlín donde recibe clases de Dilthey y Simmel. Finalmente realiza su doctorado en Jena bajo la tutoría de Eucken, ejerciendo en dicha universidad como profesor no titular hasta 1906. En esos años se pone en contacto con la fenomenología de Husserl y poco tiempo después, mientras ejerce en la Universidad de Munich, encabeza un grupo de fenomenólogos que han quedado prendados de las Investigaciones Lógicas.

Durante unos años Scheler abandona la academia y no vuelve hasta comenzado 1919 cuando acepta la cátedra de Filosofía de la Universidad de Colonia, ejerciendo simultáneamente como director del Instituto de Investigaciones Sociológicas. En esta época ya es reconocido por su estilo de oratoria y por la capacidad de cautivar a su audiencia por varias horas. Scheler permanece en Colonia hasta 1928 pues abandona su cátedra para ocupar la cátedra homónima de la Universidad de Frankfurt am Main. Poco después de arribar a dicha ciudad fallece repentinamente.

Inicialmente centrado en problemas éticos, lógicos y metodológicos que llegan a convertirse en una constante en toda su labor filosófica, Scheler publica obras como Contribución a la determinación de las relaciones entre los principios lógicos y éticos (1899) y El método trascendental y el método psicológico (1900). Con el acercamiento al pensamiento de Husserl sus intereses se vuelcan en un intento de aplicar la fenomenología a los problemas éticos.

La filosofía fenomenológica, fundamentada en la persecución de los hechos fuera de todos los preconceptos y de todas las teorías, responde al marcado interés de Scheler en el desarrollo de una axiología que demostrara la objetividad y universalidad de los valores. Su trabajo desencadenó desde este momento una extensa obra dedicada al estudio de la naturaleza del valor en su diferencia con el ser, idea que supone la irreductibilidad de ambos conceptos. Mientras las cosas son, apunta Scheler, los juicios valen, es decir, se caracterizan por ser un estado de derecho en tanto poder fundado en una existencia objetiva.

El perfeccionamiento de estas teorías le llevaría a superar la fenomenología de la consciencia de Husserl, elaborando toda una fenomenología emocional que concibe desde el a priori de los valores y su jerarquía hasta el intento de develar la trama que explica la capacidad de aprensión intuitiva y no racional de los valores-esencias que posee la persona. Todo este entramado le llevará a la reafirmación de la dimensión emocional, afectiva y preconceptual del conocimiento. Frutos de esta época son sus obras El resentimiento en la moral (1912), El formalismo de la ética y la ética material de los valores (1913- 1916) y De la inversión de los valores (1919). En la década del 20 el problema que concentra por más tiempo la atención de Scheler es el intento de superar las concepciones antropológicas reducidas a ontologías del hombre.

En esta época afirma:

…los problemas que el hombre se plantea acerca de sí mismo han alcanzado en la actualidad el máximo punto que registra la historia por nosotros conocida. En el momento en que el hombre se ha confesado que tiene menos que nunca un conocimiento riguroso de lo que es, sin que le espante ninguna respuesta posible a esta cuestión, parece haberse alojado en él un nuevo denuedo de veracidad.; el denuedo de plantearse este problema esencial de un modo nuevo, sin sujeción consciente —o sólo a medias o a cuartas partes consciente— a una tradición teológica, filosófica y científica, como era usual hasta aquí; el denuedo de desenvolver una nueva forma de la conciencia y de la intuición de sí mismo, aprovechando a la vez los ricos tesoros de saber especializado, que han labrado las distintas ciencias del hombre.

La búsqueda de una disciplina que trate de llegar al hombre en tanto totalidad se da, precisamente, en el reconocimiento de esta pluralidad de fragmentadas visiones, cada una de ellas respondiendo a intereses específicos y por tanto condicionadas en sí mismas.

Las ideas primordiales de esta pesquisa quedan recogidas en su texto de 1928 El puesto del hombre en el cosmos, considerada como una de las obras que marcan el viraje de las ya tradicionales concepciones modernas de la antropología, hasta ahora mayormente vinculadas a las ciencias humanas y biológicas. Esta obra es considerada pieza clave en el surgimiento de la antropología filosófica contemporánea, disciplina que muy pronto quedaría asentada en universidades germanas y del resto del mundo. Scheler inaugura así una tradición antropológica en Alemania en la que se insertan pensadores como Erich Rotacker (1888-1965), Helmuth Plessner (1892-1985) y Arnold Gehlen (1904-1976).

La intención de Scheler con La idea del hombre…, originalmente un artículo del año 1926, es precisamente ocuparse de la historia de la conciencia que el hombre tiene de sí mismo y los temas antropológicos que conlleva tal preocupación; para ello pretende repasar los modelos ideales de la esencia del hombre que conviven —desde su visión— en la cultura occidental de su época. Partiendo de cinco modelos fundamentales de la idea del hombre muestra las maneras de concebir la historia que encarnan cada uno de estos modelos y las correspondencias que se dan entre ellos.

Referencias:

Colectivo de Autores. (2012). Historia de la Filosofía VI. Universidad de La Habana. Cuba

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