Emmanuel Levinas, el otro como llamado a la responsabilidad

diciembre 22, 2018
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Introduciendo a Emmanuel Levinas

La filosofía de Emmanuel Levinas es el resultado de la influencia ejercida por el llamado grupo de las tres H (G. W. F. Hegel, Edmund Husserl y Martin Heidegger). Lituano de nacimiento, es uno de los representantes más famosos del pensamiento contemporáneo y la filosofía continental. No obstante, entender su obra es también adentrarse de golpe en los motivos fundamentales de nuestra época.

En los últimos años, se ha reavivado el debate en torno a su relevancia. Más específicamente sobre su rol dentro del movimiento fenomenológico. Sin embargo, su importancia va más allá del ámbito teórico.

Entre las ideas más discutidas se encuentra su crítica a la metafísica occidental que ha olvidado a la ética como tema central de la filosofía. Y, en segundo lugar, la definición de un nuevo sujeto humano en su relación «cara a cara» con el otro.

Su concepto clave, pues, está contenido en la palabra francesa autrui, que designa al otro. Hay que ver en este una figura de otro ser humano y no una cosa susceptible de ser conocida.

Recordemos, por ejemplo, que en Jean Paul Sartre el otro es un enemigo. “El infierno son los otros”, decía el existencialista. Por otro lado, en la ontología heideggeriana es un medio de acceso al ser. De esta forma, entre uno y otro, Levinas revaloriza la alteridad para poder colocar a la ética como metafísica primera.


Luego, su propuesta subyace en un replanteamiento ético de dicha figura. Es decir, que nos ayuda a superar la individualidad que acompaña a la libertad absoluta y a entender cómo ese rostro frente a mí adquiere relevancia.


Para el filósofo lituano, la cuestión está en pensar dicho concepto como expresión de “el huérfano, la viuda y el extranjero”. Aquel que pierde o ha perdido su relación al conjunto que le rodea. Es sobre esta relación que podemos restablecer nuestra conexión con el mundo y las cosas que lo componen.

Su vida, la historia del judío europeo

Su vida es la historia del judío europeo. Todavía hoy quedan muchos elementos por explicar sobre la influencia hebrea en su pensamiento. Un ejemplo sencillo de lo anterior es la publicación de dos de sus obras principales Cuatro Lecciones talmúdicas (1968) y Difícil Libertad (1963).

Primero se nos ofrece su llegada a Estrasburgo seguida de la amistad con Maurice Blanchot. Estancia en Friburgo y aprendizaje de la fenomenología. Y justo cuando el filósofo se está aclimatando el nuevo espíritu de época que determinaría buena parte de la producción posterior, comienza a establecer el edificio de su crítica. Así publica en 1930 su tesis Teoría de la Intuición en la fenomenología de Husserl.

Una cosa nos lleva a la otra. Si la fenomenología representó una revolución en ese ambiente filosófico y cultural, fue porque pretendió establecer una salida a la conciencia cercada por el naturalismo y el positivismo.

Sin embargo, para Levinas, esta postura sigue siendo demasiado intelectualista. Se ha dejado de lado el aspecto existencial de esa conciencia. Y ese aspecto existencial está en el mundo y frente al Otro.


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Años más tardes vemos a un Levinas que se alista en el ejército francés. Es capturado en 1940 y pasa los cinco años restantes como prisionero de guerra.

Al ser liberado, regresa a su país natal y descubre que su familia ha sido asesinada por los nazis, mientras que su esposa, a quien dejó en París, sobrevivió gracias a la ayuda de las monjas francesas que la ocultaron.

Se convirtió en profesor y administrador en un instituto para la educación judía en París. Allí comienza a estudiar textos tradicionales judíos bajo la dirección del sabio Mordejai Shoshani.

En 1961, defiende la primera de sus dos obras principales (Totalidad e Infinito) en la facultad de filosofía de la Sorbona. Luego se convierte en profesor de filosofía de dicha institución.

Su segunda gran obra aparecerá con el título De otro modo que ser o más allá de la esencia.

Fallece el 25 de diciembre de 1995.

El discurso de Abraham en la filosofía occidental

Levinas es conocido primero por sus ataques directos al pensamiento del filósofo alemán Martin Heidegger. Fundamentalmente, por la indiferencia de este último hacia el tema ético y su «totalización del otro». En este aspecto no se debe obviar el acercamiento de Heidegger al partido nazi.

Como varios en esos años, Levinas también confrontó a Hegel. Este y su fenomenología fueron el horizonte de sentido de toda una generación que se dio a la tarea de reinventar la relación entre la dialéctica totalizadora y los momentos particulares del ser.

Jacques Derrida en su famoso ensayo Violencia y Metafísica ya nos ha dado la clave para entender ese hecho intelectual y la importancia de Levinas. Al contrario de Hegel, el autor de Totalidad e Infinito propone un viaje que se aleja de la totalidad como signo de la identidad. Así pues, es que el nuevo viaje de la filosofía y la cultura occidental es el de Abraham y no el de Odiseo, no es a la identidad sino hacia la diferencia:


La filosofía como ontología siempre es un retorno a lo mismo, siempre Ulises regresa a Ítaca después de diez años de vagar por el Mediterráneo metiéndose en todo tipo de problemas, y eventualmente regresa a casa para averiguar si su esposa ha sido fiel o no. Nos oponemos a la historia de Abraham, que abandona su país para siempre y se adentra en el desierto, la historia del exilio y el deambular. Esa es la narrativa levinasiana. (1)


Responsabilidad

Tras la metáfora de Abraham, se quiere insistir solamente en el proyecto que este filósofo tiene para con un nuevo tipo de infinitud. Este concepto está también en relación a la alteridad. El otro no es un igual, sino que es otro “infinitamente” incomprensible. Un otro infinitamente otro, sencillamente un enigma.

De esta manera nos vemos cuestionados por aquello que no se deja reducir, que no se deja conocer y que escapa del poder cognitivo del sujeto.

De ahí que su concepción sobre la responsabilidad sea también radicalmente diferente. En vez de ver en ese concepto otra forma de insertar al otro en nuestro mundo individual, el filósofo plantea una relación mucho más abierta. En ella, yo mismo me veo cuestionado por la presencia del otro.

Frente a la famosa y popular concepción sartreana de la responsabilidad de una conciencia individual y absoluta, Levinas toma un camino diferente:

“La muerte del Otro me afecta en mi identidad como un yo responsable (…) constituido por una responsabilidad imposible de describir…” (2)



La muerte del Otro

Finalmente otro momento interesante en su obra lo ocupa la noción de muerte. El pensador define que:


La muerte del Otro me afecta en mi identidad como un yo responsable (…) constituido por una responsabilidad imposible de describir. Es así como soy afectado por la muerte del Otro; ésta es mi relación con su muerte. Es desde ese momento, en mi relación, en mi deferencia hacia alguien que ya no responde más, una culpa del
sobreviviente. (3)

Si bien en otros pensadores la reflexión sobre la muerte desemboca en propuestas éticas, no es sino hasta Levinas que podemos encontrar un empeño más sistemático y una ética en el sentido estricto del término que se deriva de la presencia de la muerte del otro.

El otro no es un enemigo que roba mi vida después de que muero, sino el signo de una responsabilidad que me conmueve en todo momento.

En el ámbito de las críticas a Levinas, encontramos las referentes al lenguaje que emplea. Aunque también se señala su falta de convencionalismo, tanto en aspectos éticos como ontológicos.

Sin lugar a dudas su obra es compleja y lleva tiempo de maduración. No obstante, una vez adentro, sabemos que Levinas nos habla desde fuera del conocimiento. Y esto no sucede por aventurerismo alguno.

Creo que más bien se trata de una invitación seria a pensar, primero, el fundamento ético en nuestra relación con los otros, para luego dirigirnos a la totalidad sistemática de las ciencias y otros saberes.

En tiempos en que un cierto tipo de racionalidad calcula constantemente costos y beneficios, o quizás las formas probables en que morimos, Levinas se hace más necesario.

Y no es tan simple como hacer la referencia al inmigrante, al desvalido, al excluido o al pobre. No se trata solo del simbolismo y la celebración banal. Se trata mejor de “profundizar” y como sugiere en su obra, no solo proclamando los derechos del Otro, sino también cuestionando nuestra propia identidad.

Referencias

  1. Critchley, Simon. The Problem with Levinas. Oxford University Press. Oxford. 2015, p.3
  2. Levinas, Emmanuel. «La muerte y el tiempo». En Dios, la muerte y el tiempo. Cátedra. Madrid. 2005. pp. 14 y 15.
  3. Ibidem. p. 14 y 15.

1 Comment

  1. LEVINAS despierta a la Humanidad dando entidad a la «cuestión del Otro» en profundo análisis filosófico que confronta y supera a las filosofías de Sartre, Heidegger y otros. Válido para una conciencia que interpreta el sentido del Ser.

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