Alfabetización digital, el siguiente paso en las universidades cubanas

noviembre 7, 2020
Alfabetización digital Cuba

Foto por John Schnobrich

“la actual situación puede impulsar un verdadero debate para que haya esfuerzos hacia una modernización de la educación, con un mayor uso de tecnologías. (…) la crisis nos está mostrando que las tecnologías educativas no son un lujo, sino una necesidad”.

 

Ariel Fisczbein, Deutsche Welle (DW), 2 de abril de 2020

El 11 de marzo del presente año, es caracterizado como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) debidoa al nuevo coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19). El brote sanitario tiene lugar en Wuhan, región de China y se extiende rápidamente por todos los continentes. Entre los factores que propician la propagación a escalas internacionales del nuevo virus se encuentra la globalización, característica de los tiempos en que vivimos. Hablamos de un virus que se transporta en avión -primera clase o turista- tren, auto, guaguas o metro. Y mientras las estrategias de algunos países es la suspensión de los medios de transportes públicos para garantizar el aislamiento social y el menor número de contagios, otra red humana mantiene el flujo de comunicación e información en el planeta Tierra: Internet.

El imperativo por estos días es disponer todos los recursos al sector de la Salud. Sin embargo, otros sectores también batallan para sobreponerse al cambio de escenario impuesto por la pandemia, este es el caso de la Educación Superior. Universidades públicas y privadas de todo el mundo, se han visto obligadas a cerrar. Y ante la disyuntiva de cómo continuar con los cursos escolares hasta que las condiciones sanitarias lo permitan, la opción de muchas instituciones educativas ha sido la educación digital. El uso de las bondades de Internet y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) ha permitido gestionar los procesos educativos a distancia en medio de la COVID-19, mas no ha resultado de igual modo esta experiencia en todas las regiones afectadas.

El giro en la gestión de la Educación Superior en Cuba ante la COVID-19 y los factores que lo condicionaron

Cuba atraviesa actualmente la interrupción temporal del curso escolar para el nivel superior y aplica el estudio desde casa, ante la imposibilidad de sostener el vínculo profesor-estudiante de forma no presencial, que había sido la estrategia del Ministerio de Educación Superior (MES) en un primer momento. Varios factores propician este repentino cambio en la dirección del país, unido al arribo de la etapa epidemiológica de trasmisión autóctona limitada.

Uno de estos factores, es el tecnológico. Fuera del campus universitario los estudiantes y profesores no pueden acceder a las cuentas wifi para correo, Intranet e Internet que su alma mater les proporciona gratuitamente. Desde sus hogares no todos poseen las condiciones para acceder a las redes digitales; dígase que no todos tienen datos móviles, wifi o nauta hogar, como ha señalado el ministro de Educación Superior.  Ni siquiera la gran mayoría cuenta con teléfono fijo o las TIC necesarias para la conexión: teléfono inteligente o computador con módem, entre los más comunes. Por lo que, estudiantes y profesores, tienen que trasladarse para acceder a las informaciones, atentando contra el aislamiento social.

Otro de los factores que obstaculiza esta variante en el país, es la asequibilidad económica a los planes de datos móviles y wifi. A pesar de que la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A (ETECSA) aprobara un nuevo paquete de medidas ante la COVID-19, continúan siendo tarifas poco costeable para muchas familias cubanas.

Saliendo de la esfera tecnológica y económica de las TIC y el Internet, existe otro factor (al menos en Cuba), que sesga la docencia universitaria por estos días, se trata del componente educativo. Mientras en las redes sociales de internet se viraliza e inmortaliza los #QuédateEnCasa o #YoEstudioDesdeCasa, los conciertos online, las galerías de arte digital, los memes, las plataformas educativas y se liberan de su costo libros digitales, etc., otros, en nuestra isla del Caribe, siguen viendo a la red de redes y las TIC como  extrañas.

La mayoría de estas tecnologías son fruto de tres mecenas por excelencia del progreso: la innovación, el capital y la ciencia. Es tarea de los saberes sociales complementar el camino hacia el progreso, en el sano oficio de ilustrar a la sociedad.  Sobre las ventajas, uso y acceso de Internet y de las TIC y su correcta apropiación y aprovechamiento, debería estar dirigida la educación de este no tan nuevo universo digital. Para que a nadie le extrañe una tecnología que nos acompaña a diario, mucho menos a un estudiante o profesor universitario.

Algunos de los nudos tecnológicos de la actividad educativa en las universidades cubanas (incluso antes de la COVID-19) son: las búsquedas digitales, las lecturas críticas de los contenidos de Internet; la apropiada utilización de las TIC en la enseñanza y el aprendizaje; la comunicación electrónica y virtual entre los pares tutor- tutorado, profesor-estudiante, entre colegas y entre estudiantes; entre otros.

Quizá muchos académicos cubanos no reconozcan este padecimiento por el que atraviesa la comunidad universitaria hoy, y penosamente la COVID-19 ha sacado a la palestra la necesidad de educar para las TIC y el Internet al unísono que se implementan aperturas en las Telecomunicaciones.

Un poco de Historia

A fines de los años 60, Marshal McLuhan, filósofo y profesor canadiense, alerta al mundo sobre la conformación de una Aldea Global; refiriéndose a la interconexión creada por los medios electrónicos de comunicación. McLuhan, describe al nuevo medio como extensiones humanas que entumecen al sujeto, “caja tonta” le llama; advierte el enorme poder de estos medios; incluso intenta que sus nietos no vean la televisión.  Tres décadas después Manuel Castells, sociólogo y profesor español, describe el nacimiento de una nueva red en la sociedad, que transmuta la Aldea en Galaxia: la Galaxia Internet.

A diferencia del filósofo canadiense, Castells considera un aliado a las nuevas tecnologías. Independientemente de la ideología que se impregna en ellas, es apropiado que nos relacionemos con ellas críticamente en la misma medida que ellas se imbrican en nuestra cotidianidad:

“si usted no se relaciona con las redes, las redes sí se relacionan con usted. Mientras quiera seguir viviendo en sociedad, en este tiempo y en este lugar, tendrá usted que tratar con la sociedad red. Porque vivimos en la Galaxia Internet.” (Castells, 2001, p.312)

El computador llega a las universidades cubanas a fines del siglo pasado, y desde entonces los conocimientos sobre esta tecnología se implementan a través de la enseñanza de la Computación. Luego de dos décadas de innovación y diversificación de las TIC, es más que evidente que la Computación ha quedado obsoleta. Hoy la comunidad universitaria accede a través de dispositivos electrónicos varios a Internet, personales o estatales, sin haber recibido una educación para ello.

¿Por qué se necesita una alfabetización digital en la universidad cubana?

Primero, si se aspira a ser coherente con los principios de la Revolución cubana y los valores y comportamientos de nuestra sociedad; asumiendo que los nuevos espacios de información y comunicación representan un nuevo escenario ideológico y cultural que no precisamente está bien intencionado y documentado. El estudiante recibe de la red una educación no formal que la educación formal no tiene previsto.

Segundo, estas nuevas tecnologías constituyen progreso e innovación. Utilizarlas y enseñarlas, mejoran la calidad de vida de la comunidad universitaria. Si se emplean correctamente, las tecnologías constituyen un facilitador para la enseñanza y el aprendizaje. Tercero, se considera su dominio un componente significativo al currículo e integralidad del egresado y del profesor universitario. La enseñanza de las nuevas tecnologías permite formar altos profesionales con capacidad de acción en la Galaxia Internet.

Y, por último, no sin verse agotada la fundamentación, esta enseñanza favorece los procesos de investigación y divulgación dentro de la comunidad científica internacional. Debe verse a la educación digital, no como la desaparición de la educación tradicional, sino como un suplemento; una extensión del pizarrón a los nuevos espacios que propician las TIC y concebir de forma académica y profesional la docencia y la investigación en su nueva especificidad cuando la coyuntura educativa lo precise.

Es cierto que mucho se ha avanzado en Cuba en la enseñanza para la comunicación desde los propios medios de comunicación: los tradicionales y los nuevos. Tal es el caso del portal digital Cubadebate, o las atractivas campañas educomunicativas desde la televisión, pero ¿qué tiene la universidad que aportar?

¿Cómo implementar la alfabetización digital en la Universidad? Algunas pistas.

La universidad, debe dar el siguiente paso a la modernidad e implementar una enseñanza efectiva y actualizada de las nuevas tecnologías. Introduciéndola de forma básica en sus planes de estudio para los estudiantes de pregrado; en los programas de maestrías y doctorados como módulos nuevos o incorporación de contenidos a los ya existentes; en los cursos de adiestramiento para los profesores en formación y para los profesores continuantes a través de cursos especiales. Las líneas temáticas serán sobre la base histórica de los estudios culturales de los medios en el mundo, en América Latina y las no pocas producciones bibliográficas que existen en la academia cubana sobre el tema. Teniendo en cuenta nuestro escenario particular.

«…enseñar a la comunidad sobre la base de los nuevos conocimientos en torno a las TIC, no significa ni remotamente limitar su libertad de opinión y acción. La universidad, como deber ser, enseña y propone, no dogmatiza e impone. Se debe enseñar las TIC como se ha enseñado cualquier otra materia.»

Esta enseñanza necesaria debe formar a los estudiantes para la vida, en el contexto cambiante de la sociedad red; estudiantes con valores y espíritu crítico. No solo las carreras de perfil comunicacional deben recibir estos conocimientos, ya que toda la comunidad universitaria está a diario expuesta a los nuevos escenarios digitales. Es importante aclarar, que enseñar a la comunidad sobre la base de los nuevos conocimientos en torno a las TIC, no significa ni remotamente limitar su libertad de opinión y acción. La universidad, como deber ser, enseña y propone, no dogmatiza e impone. Se debe enseñar las TIC como se ha enseñado cualquier otra materia.

Conclusiones

Es notorio señalar que el Ministerio de Educación Superior (MES) ha actuado consecuentemente al suspender la modalidad no presencial, ello habría provocado desigualdades entre los estudiantes. Hay que esperar a que la situación epidemiológica en el país lo permita, para iniciar el debate de la introducción en los programas educativos de una educación digital.

Debe laurearse, además, las garantías ofrecidas a los trabajadores del sector de la Educación Superior, respetando el 100% de su salario (según lo establecido en la Ley No 116 del 2013 del Código del Trabajo). Así como los altos valores de miembros de la comunidad universitaria que se encuentran en la primera línea apoyando al sector de la salud y a otros que, desde casa continúan haciendo con los medios que tienen a su alcance: ciencia, arte y educación, etc.

El saldo positivo de esta pandemia, será que nadie diga que Internet es un lujo: cuando la universidad entera de un país está en la inopia, por déficit en la asequibilidad tecnológica, económica y educativa a esta red. La alfabetización digital deberá ser el siguiente paso para actualizar nuestra universidad pública, gratuita, moderna y universal. Es de primer orden, ahora que nuestros centros no se inundan todavía de nativos digitales, esa enseñanza corresponde a los niveles inferiores. Habrá que ver cómo se está implementando.

Referencias

Castells, M. (2001) La Galaxia internet. Barcelona: Areté.

Redacción Deutsche Welle (DW). Niños sin clase por el coronavirus: internet ayuda, pero no es lo mismo. 02 abril 2020, DW.

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