Pensamiento escurridizo

Coincidentia opossitorum
diciembre 13, 2020
coincidentia opositorum

Coincidentia opossitorum

Cuando Leonardo dibuja el esbozo de su propio antebrazo, no está realizando un mero estudio anatómico. Convencido de que en el hombre se concentra la estructura de todo el cosmos, explora el macrocosmos a través del microcosmos. Miguel Ángel, por el contrario, proyecta esculpir, a partir de la piedra única de una montaña, la estatua de un hombre en cuya palma de la mano quepa una ciudad. Quiere poner al hombre en magnitud macrocósmica. Traer el mundo al hombre es agigantarlo; llevar el hombre a la dimensión del mundo es como esculpir un mundo en dimensiones humanas. Leonardo y Miguel Ángel, una vez enfrentadas sus miradas (se rumora que eran enemigos), deciden: uno investigar el último de los reflejos que conteniéndose sucesivamente se adentra en la pupila del otro (como espejos enfrentados), y el otro quedarse en el primer reflejo que contiene a los demás. El genio renacentista imagina un mundo como un juego de cajas chinas infinitas, y sospecha que en la última se esconde el mismo hombre que tiene la primera en la palma de su mano.

El pensamiento escurridizo de Voltaire

Se cuenta que Voltaire poseía dos grandes mansiones, situadas estratégicamente en las cercanías y a ambos lados de la frontera de Francia y España. Cuando en virtud de sus ideas filosóficas era desterrado de uno de los países se iba a vivir al otro y viceversa. En ambas había laboratorios de física, teatros de marionetas, bibliotecas abundantes. Profesó ideas lo suficientemente específicas -como el deísmo- y lo suficientemente universales -como el enciclopedismo- para que se le pudiera acusar de ambas y de ninguna.

Semejante ambigüedad no emanaba de un carácter escurridizo, sino de la propensión flexible y conciliadora de su pensamiento (la búsqueda de la coincidentia opositorum presupone un agon, una tendencia a la disputa). Su persona sufrió la persecución y la admiración, el destierro y la idolatría nacional. Su pensamiento cosmopolita debió habitar en una mansión infinita (hacia dentro), que pudiese recorrer a voluntad (ejerciendo a plenitud el libre albedrío), y que se encontrase situada en ese lugar específico y universal (y abstracto) consistente en el punto exacto de la línea fronteriza entre países que no pertenece a ninguno.

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