Javier Milei, Presidente de Argentina, durante la reunión anual del Foro Económico Mundial 2024 en Davos, Suiza. Crédito: World Economic Forum/Ciaran McCrickard
Javier Milei, Presidente de Argentina, durante la reunión anual del Foro Económico Mundial 2024 en Davos, Suiza. Crédito: World Economic Forum/Ciaran McCrickard

La gestión de Milei: ¿la libertad avanza?

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José Manuel Corrales Aznar, Universidad Europea

Los primeros meses de la presidencia de Javier Milei en Argentina han estado marcados por una profunda crispación y polarización. La llamativa afirmación del presidente argentino, que proclamó “no hay plata”, fue una clara advertencia sobre la inevitable recesión económica. Parafraseando a Churchill, se inauguraba así una dura etapa de “sangre, sudor y lágrimas”.

Las críticas a la gestión de Milei han señalado su deriva económica antisocial y errática, temiendo un aumento en la desigualdad y una posible bancarrota. Estas voces críticas cuestionan el enfoque extremo de sus políticas, alertando sobre la estabilidad macroeconómica, las libertades y el bienestar de la población.

Aumenta la desigualdad

La inflación, que continúa disparada, sigue erosionando el poder adquisitivo de las familias, y la mitad de la población es pobre, 23 millones de argentinos de un total de 46 millones de habitantes. Esta situación complica la planificación económica de las familias y las empresas. Un ejemplo llamativo es el aumento de la tarifa del gas, que en algunos casos se ha incrementado por encima del 300 %.

Las primeras acciones políticas del mandato de Milei se han basado en recortes drásticos en servicios públicos, despidos masivos y reducciones en áreas clave como salud, educación y transporte, que han provocado intensas movilizaciones sociales. Esta reducción del gasto estatal ya ha provocado el despido de decenas de miles de empleados públicos, empeorando la calidad de vida de la población.

Durante los primeros meses de la gestión de Javier Milei, el empobrecimiento generalizado en Argentina se ha intensificado. La falta de oportunidades y la crisis económica han dejado a muchas familias en una situación desesperada, profundizando la brecha entre ricos y pobres.

El gobierno intenta revertir esta tendencia con la eliminación de programas de asistencia social y recortes en servicios esenciales. Además, se intenta imponer sin diálogo previo una precariedad laboral que es vista por el movimiento sindical como un grave ataque a los derechos laborales.

Deterioro económico

La restricción del gasto público y la meta de alcanzar un superávit presupuestario han sido piedras angulares de la gestión de Milei. Pero desmantelar áreas vitales como la salud, la educación y el transporte no ha servido para devolver la liquidez y la confianza en el sistema económico.

Las políticas económicas deben ir más allá de los números fríos y tener en cuenta su impacto humano. La pobreza en Argentina se ha generalizado, con el 60 % de la población que pasa dificultades y 3 millones y medio de indigentes, sin acceso a una vivienda adecuada o comida suficiente.

El poder adquisitivo de las familias ha disminuido debido a la inflación galopante, recortando salarios y pensiones. Mientras tanto, los precios de bienes y servicios se han disparado y la recaudación tributaria ha caído drásticamente. Todos los indicadores de bienestar social han empeorado y la economía argentina enfrenta retos significativos. El gobierno de Milei para afrontar estos retos debe buscar un equilibrio entre la estabilidad económica y la calidad de vida de la población.

Recortes a la libertad

Además, se han reportado importantes restricciones a la libertad de prensa, complicando la situación democrática del país. Por ejemplo, el pasado 21 de mayo en Argentina, después de los graves desencuentros entre el gobierno argentino y la prensa, fueron suspendidas las redes sociales y los portales web de los medios de comunicación públicos del país.

Estas decisiones, acompañadas de un discurso descalificador hacia quienes discrepan, han exacerbado las tensiones y la polarización política. Por eso han surgido numerosas voces que abogan por políticas más inclusivas y dialogadas para abordar los problemas reales del país.

El deterioro social, una inflación persistente, la deuda acumulada insoportable y la incertidumbre económica deben ser abordados con racionalidad y mesura. El empobrecimiento de muchas familias argentinas no es solo una estadística; son vidas rotas y sueños truncados, sin que se perciba que la recuperación socioeconómica esté cerca.

Derecha radical populista

La Libertad Avanza es la formación política que respalda a Javier Milei, con un programa populista. Este movimiento se enmarca dentro de las corrientes de la derecha radical que están ganando terreno en todo el mundo, impulsadas por el liderazgo de figuras como Donald Trump, Jair Bolsonaro, Nayib Bukele, Giorgia Meloni y Viktor Orbán, entre otros.

Las elecciones a finales de año en Estados Unidos pueden suponer un antes y un después en el éxito de esta corriente ideológica. Para Milei sería muy positivo que Donald Trump volviese a la presidencia en la Casa Blanca, aunque haya sido condenado recientemente por un tribunal y aún tenga varias causas judiciales pendientes.

Desde que Javier Milei asumió la presidencia de Argentina, su gestión se ha alejado de los principios de diálogo, consenso y búsqueda del bien común. El reciente incidente diplomático en España, con graves insultos contra el presidente del gobierno español y su mujer, es un claro ejemplo de esa crispación buscada. En lugar de avanzar hacia una mayor libertad y prosperidad, su gobierno ha profundizado en el clima de confrontación en la sociedad argentina.

Necesidad de dialogo

En este contexto de división y confrontación, se hace evidente la necesidad de que el gobierno de Milei adopte un enfoque más inclusivo, flexible y dialogante que permita tender puentes y buscar soluciones consensuadas a los problemas que enfrenta Argentina.

Se puede concluir que la gestión de Milei en sus primeros meses de mandato no ha supuesto un avance en términos de libertad. En lugar de ello, lo que sí parece avanzar es la dañina controversia y la polarización social.

Las decisiones políticas y las declaraciones del gobierno argentino han generado debates acalorados y han profundizado en la división y crispación de la sociedad argentina, exacerbando tensiones ya existentes.


José Manuel Corrales Aznar, Profesor doctor de Economía y Empresa, Universidad Europea

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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