Pippa Bacca: ganas si vives

julio 14, 2020

 

Foto por Anna Utochkina

“E se poi capissi che tutto è uguale a come prima e come prima mi sentissi inutile”

E se poi, Guiliano Sangiorgi

Hay artistas que llegan a ti solo cuando estás preparado para ellos. Pippa Bacca me llegó en el 2012 a través de un video clip que la homenajeaba, y aun así no le hice caso. En aquel momento confieso que me pareció una loca. Cómo se le iba a ocurrir a una muchacha de 33 años ponerse un vestido de novia y hacer autostop por 11 países en conflicto bélico o con grandes secuelas de conflictos anteriores. No podía ser. No me cabía por ningún lado. Ahí la dejé, tirada en el subconsciente con una especie de respeto-reproche-incomprensión-envidia que me quemaba a cada rato. En realidad, todo estaba muy claro: no estaba preparada, no la quise entender.

Giuseppina Pasqualino di Marineo, de nombre artístico Pippa Bacca, nació en Milán el 9 de diciembre de 1974. Sagitario hasta la médula, trabajadora incansable, proveniente de una familia única, original, excéntrica, nunca renunció a su gran necesidad de expresarse. Encontró en el performance ese equilibrio que se necesita para poder vivir, porque cuando naces artista si no lo expresas, revientas. Ella lo encontró y de alguna manera entendió que el arte es una conducta cuya expresión más pura es el cuerpo y que de los cobardes no se ha escrito nada.

Inmersa en el performance “Spose in Viaggio” el 8 de marzo del 2008 salió vestida de novia con Silvia Moro, su compañera en esta aventura. La idea era transmitir un mensaje de paz, libertad y respeto hacia la mujer. Atravesaron juntas Eslovenia, Bosnia, Croacia, Serbia y Bulgaria. El destino final era Jerusalén, pero poco antes de llegar a Turquía, por problemas conceptuales, su compañera decidió tomar un camino diferente. Pippa siguió adelante, pero al 23er día se subió al camión equivocado, tras llegar a Gezbe una ciudad cercana a Estambul el conductor le arrebató la vida. Violada y desnuda, fue descubierta 12 días después. El autostop, fue su manifiesto; su cuerpo, el resultado de algo que ella conocía muy bien: el precio de la libertad y la paz.

A priori, sigue pareciendo una locura. Un impulso post adolescencial de la generación de los 70, pero ese concepto que lleva intrínseco un artista te hace girar la cabeza, construir como un bordado cada puntada de la historia e identificar el símbolo. Los riesgos los sabía de memoria -no era ingenua- y aún así decidió dialogar con el arte-integridad. Su poética desborda. Las pocas imágenes conservadas así lo demuestran.

Dos años de preparación para este performance, le dieron la posibilidad de trabajarlo con una simbología impecable: desafiaba la vida, pero sin improvisar. Desde su vestido con siete capas, hasta sus tacones incómodos para caminar, había programado un itinerario con una serie de encuentros con artistas, además de matronas y parteras a quienes lavaba los pies como gesto de agradecimiento por honrar la vida y dedicarse a traer al mundo seres de luz. Pareciera programado hasta el encuentro con su victimario, pero no lo era. No podía ser. Ella sabía que una vez que sacas una pieza, un performance o un libro a la luz, no puedes defenderlo, el concepto debe ser su espada y su escudo y lo único que puedes hacer es volverte espectador de tu propia creación.

Su muerte se convirtió en un camino mediático muy controversial. Trabajada en dos bandos, se volvió un objeto de análisis que no permitió llegar a sus arterias: los que le reprochaban haber perdido la vida, y los que la convirtieron en una heroína, estandarte del feminismo y valiente portadora de sus ideas. Solo escuchando las palabras de su madre en un reciente documental sobre su vida “Sono innamorato di Pippa Bacca” (2020) entendí que su obra había llegado a mí. “Si vives, ganas” dice su madre, y yo me imagino a Pippa desde arriba pensando: “mamá, te adoro, para tus ojos soy una ganadora porque vivo en ti”.

Vivir es ganar solo si entiendes cómo vivir, si abrazas una causa y la conduces con responsabilidad. Su mensaje es una fórmula muy elemental que vamos olvidando según crecemos. Nacemos para ser libre, pero hay algo que no podemos evadir, la libertad de los demás, el riesgo al que nos exponemos con cada uno de nuestros actos y la aceptación de que las cosas pasan porque queramos o no, mirar hacia el lado contrario para no ver no es una opción. Pippa, tan sencilla y firme como su obra, llegó de nuevo 8 años después, mientras el mundo estaba en estado de confinamiento, y yo con el mundo. Llegó para decir, a su manera, que hay que entender, analizar y seguir. La valentía no fue su obra, fue parte de su proceso. Arriesgarse no fue su concepto, fue su instrumento. El vestido de novia no fue su símbolo, fue su escudo y aunque no la protegiera de las manos de su asesino, la protegió y aún hoy sigue haciéndolo, de separar la libertad de la responsabilidad.

Vivir es ganar, siempre y cuando seamos conscientes de que la libertad es un derecho, pero sin esa dosis de sacrificio para conquistarla, el juego queda tablas.



Referencias

Simone Manetti: Sono Innaorato di Pippa Bacca, 2020

https://www.pippabacca.it/category/sposa-in-viaggio/

https://cappaperformingart.com/xv-giornata-del-contemporaneo-la-sposa-di-joel-curtz

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